Para los nostálgicos, para los más pequeños, para los amantes de la literatura o para los seguidores de las cuatro ruedas. El mundo del coleccionismo tiene propuestas para todos los gustos. De hecho, los coleccionables aparecen a principios de año en los quioscos con el reto de atrapar al mayor número de personas posibles, no siempre con éxito. Esta temporada, los libros son los protagonistas. Desde grandes de la novela histórica hasta lecturas "de cuando éramos niños" pasando por "obras maestras en miniatura". Los ejemplares se acumulan en todos los puestos de prensa de la ciudad pero hay uno que ya está agotado en todos los establecimientos, Los templarios de la tierra. "A la gente le interesa mucho la historia y las colecciones en ese tema son las que siempre se acaban", cuenta la responsable de uno de los quioscos ubicado en el centro de la capital. No obstante, no serán muchos los que terminen con todos los números de la colección. "Los primeros son ofertas de lanzamiento y cuestan muy baratos, pero luego el precio se incrementa en más de un 50 por ciento y la gente se cansa", comenta. Un ejemplo de este incremento del precio es la colección de muñecas de porcelana, cuya oferta de lanzamiento es de tres euros, pero las próximas entregas se venden a 12, por lo que son pocas las personas que consiguen acabar la colección.

Otra de las novedades de los fascículos es la irrupción de los DVD y los nuevos formatos informáticos. Estos soportes cuentan cada vez con más adeptos, sobre todo entre el público infantil. Las series de televisión y los dibujos animados son los reyes esta temporada y, aunque las editoriales intentan innovar, siempre hay un hueco para los clásicos como Heidi o Marco. La gran Barbie también tiene un hueco en los quioscos con una colección que también arrasa entre las más pequeñas.

Iniciar una colección es, junto a dejar de fumar o ponerse a dieta, uno de los grandes propósitos al empezar el año o al término de las vacaciones de verano. La intención es buena, aunque pocas o muy pocas son las personas que culminan su objetivo, como la mayoría de los que se plantean al sonar las campanadas de Fin de Año. Sin embargo, año tras año, las editoriales saltarán a la palestra con sus mejores ideas para intentar mantener una tradición de muchos años y que las nuevas tecnologías amenazan con eliminar.