La Consejería de Obras Públicas no quiere perder el control del futuro del Puente Romano. Contra lo que suele ser habitual, la Junta de Andalucía está trabajando con el Ayuntamiento de Córdoba -en concreto con la Concejalía de Infraestructuras y la Gerencia Municipal de Urbanismo- en llegar a algún tipo de acuerdo para que el departamento autonómico tenga también responsabilidades en el monumento, que es a la vez vía pública (responsabilidad municipal) y propiedad de la Junta de Andalucía.

El delegado de Obras Públicas, Francisco García, reconoció ayer que esta medida de estar presente en el mantenimiento sólo se adopta "en actuaciones emblemáticas", como la Ronda de Poniente, en la que la Junta se hará cargo de la maquinaria de los túneles. En cualquier caso, la obra del Puente Romano se encuentra en fase de garantía, por lo que cualquier desperfecto que se genere por el uso normal del monumento ha de ser reparado por las empresas que se han hecho cargo de la restauración.

Ciertas zonas del puente precisan de un control directo, como se reconoce desde la Junta de Andalucía. Uno de esos aspectos es la pasarela que se ha ubicado bajo el arco de Enrique II, junto al pie de la Torre de la Calahorra. Otro es el mobiliario urbano, que en el caso del cercano puente de Miraflores fue arrasado por la acción de las actitudes incívicas.

El delegado de Obras Públicas aseveró que buena parte de las críticas proceden de que varias generaciones de cordobeses sólo han conocido el puente tal y como estaba antes de la restauración. "Si hubiéramos mantenido los mismos elementos, nos habrían acusado de todo lo contrario por lo que ahora nos critican", asegura Francisco García. El responsable del departamento aseguró que los cordobeses van a asumir los cambios en cuanto empiecen a utilizar el monumento de forma continuada.