Loco por la música

Jubilado, pero no obsoleto

  • Jorge Hernández ha dejado la Orquesta de Córdoba tras 27 años de dedicación y una prolífica carrera musical, en la que ha trabajado con grandes maestros

Homenaje a Jorge Hernández tras su último concierto con la Orquesta de Córdoba

Homenaje a Jorge Hernández tras su último concierto con la Orquesta de Córdoba

Qué duda cabe de que el tiempo pasa para todos, irremediablemente. En uno de los bienes patrimoniales mas queridos en Córdoba –me refiero a Las Ermitas–, existe grabado en piedra y, junto a un cráneo, una frase tan tajante como real: “Como me ves te veras”. Y eso es bueno tenerlo en cuenta de cara a ser conscientes de nuestra existencia.

Vaya este artículo como homenaje a todas aquellas personas que con su vasta experiencia, su tesón, profesionalidad sin tacha e inquebrantable voluntad han contribuido al desarrollo y mantenimiento de la calidad en sus trabajos y empresas y, en especial, a una persona muy importante para mí en mi formación como persona y como músico.

Jorge Hernández, –mi padre– al que muchos cordobeses reconocen por las calles de la ciudad por su andar pausado, siempre con su instrumento al hombro de ida o de vuelta de su trabajo en los últimos 27 años en la Orquesta de Córdoba, se ha jubilado. Y aclaro, “jubilado”, porque “retirado” es un término imposible para alguien que ha recorrido medio mundo, literalmente hablando, haciendo sonar su viola en facetas tan dispares como la de solista, integrante de grupos de cámara o bajo la batuta de incontables celebridades de la dirección orquestal.

Ha compartido escenario con tantos reconocidos y prestigiosos artistas de la talla de Leo Brouwer, Vicente Amigo, Manuel Barrueco, Javier Riba, Ana Guijarro, Javier Perianes, Víctor Martín, Pepe Romero, El Pele, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Niurka González, Buena Vista Social Club, Orlando Cachaíto López y un larguísimo etcétera.

Con sus estudios, primeramente en la multidisciplinaria Escuela Nacional de Arte de La Habana, (Alma Mater de prestigiosos artistas cubanos) donde terminó en 1972 y posteriormente en el afamado Conservatorio Tchaikovsky de Moscú (una de las principales escuelas de cuerdas del mundo), donde concluyó sus estudios al mas alto nivel interpretativo en 1983, se cimentó una larga y productiva carrera como solista en Rusia, España y Cuba, entre otros.

También como integrante de diversas agrupaciones camerísticas, además de su querido Cuarteto de Cuerdas de La Habana, que fundó en 1980, con el que ganó un premio Grammy Latino en 2010, entre otros logros, en sus 40 años de existencia. Y por supuesto como músico en diversas agrupaciones sinfónicas, principalmente la Filarmónica Nacional y la Orquesta de Cámara Nacional de su país natal, donde fue solista de las fila de violas durante mas de diez años, además de subdirector de la mencionada Filarmónica Nacional codo con codo con Leo Brouwer.

En 1992 recaló aquí, en la Orquesta de Córdoba, en esta bella y acogedora ciudad donde se asentó con su “familia musical”, a la cual me siento muy orgulloso de pertenecer. Ha sido aclamado por su arte, técnica y profesionalidad como interprete en lugares tan distintos como Córdoba, La Habana, Moscú, Madrid, Nueva York, Buenos Aires, Pyongyang, París, México DF, Berlín, Sofía, Atenas, Londres, Milán, Viena, Budapest, Montevideo, Chicago y así un larguísimo listado que hacen envidiable su prolífica carrera, plagada de premios a su maestría musical.

Su extensa y rica labor docente se ha visto plasmada en la cantidad de alumnos que han pasado por sus manos en estos últimos 45 años y que hoy ocupan puestos de diversa envergadura en orquestas sinfónicas y centros de enseñanza de Ecuador, República Dominicana, México, Cuba y España, entre otros. Entre sus premios y reconocimientos se encuentran las obras que compositores de reconocido prestigio le han dedicado y que luthiers de la afamada Escuela de Cremona fabriquen instrumentos exclusivos para él.

Es muy grato compartir estos logros, que se engrandecen cuando llegado el momento sus propios compañeros de la Orquesta de Córdoba lo agasajaron en su última actuación en el Gran Teatro junto al público presente con vítores, regalos y un bello presente en forma de libro donde le plasman su agradecimiento por su profesionalidad, compañerismo, saber estar y buen hacer durante tantos años.

Evidentemente, ha llegado la hora de tomar nuevos derroteros, de descansar, disfrutar de la familia que lo quiere y que tan cuidadosamente ha formado y cuidado durante tantos años. Vaya este homenaje también para ella: su esposa, firme compañera de desvelos musicales y familiares durante casi 50 años.

Como es lógico, también es hora de dejar paso a la pujante nueva sabia que vendrá con fuerza y ganas a cubrir un hueco que desde mi poca objetiva opinión será difícil de llenar. Felicidades viejo y que disfrutes de la merecida jubilación por muchos años, porque parafraseando un eslogan cinematográfico, estás “jubilado, pero no obsoleto”.

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