José Fernández reivindica la figura de los hermanos costaleros para las cofradíasLos cofrades del Amor deciden hoy en Cabildo si restauran a su crucificado

El capataz de la Merced rechaza la visión "lastimera" sobre las cuadrillas y critica la vestimenta "pintoresca" de algunosLa asamblea también abordará el proyecto del paso de misterio del Silencio

Rafael C. Mendoza / R. C. M.

15 de marzo 2009 - 01:00

José Fernández, capataz del paso de palio de la Virgen de la Merced, se valió de su poesía y las vivencias de cada Lunes Santo al frente de la cuadrilla de la hermandad del Zumbacón para reivindicar el papel que deben desempeñar los costaleros en el día a día de las hermandades. Éste fue el principal mensaje que lanzó Fernández en el Pregón del Costalero, una exaltación que cumplió ayer su cuarta edición y que como cada año volvió a celebrarse en la iglesia de la Magdalena. Aparte de pedir más implicación, el veterano capataz natural de Pozoblanco, homenajeó a algunos de los precursores de las cuadrillas cordobesas, como Rafael Muñoz, los hermanos Saéz e Ignacio Torronteras.

Fernández, el cuarto pregonero que designa la Hermandad de la Sagrada Cena tras Carlos Herencia, Ángel María Varo y Eduardo Molero, inició la exaltación encarnándose en un "viejo costalero enamorado" y pidiendo la venia al Señor Coronado, el titular de la cofradía a la que pertenece. Tras un poético inicio, el pregonero relacionó la labor que se desarrolla bajo las trabajaderas con la exaltación encargada por la Sagrada Cena: "Para ello, me ceñiré mi desteñida y desgastada faja con esmero y con elegancia, me ajustaré el menudo y rayado costal con agrado, con rigor y con primor, y asiendo mis manos en este atril trabajadera, me dispondré a meter riñones para que todos juntos y por igual levantemos nuestra fe".

Sin embargo, el agradecimiento a los "primogénitos" costaleros y el profundo análisis sobre la situación en la que se encuentra este sector cofrade fue el hilo conductor de su pregón. Fernández pidió "mejorar, aunque respetando el pasado" y hizo un especial hincapié en que en aquellos primeros años "no se igualaba en cuadrilla, se igualaba en hermandad". En este peculiar "ajuste de cuentas", como así se refirió a él el veterano capataz, Fernández rechazó la visión "lastimera" sobre las cuadrillas e incluso criticó determinadas formas de vestir por parte de los costaleros: "Con adecuada y buena ropa, mejor que con pintoresca ropa; con buena técnica, mejor que con recursos atractivos y placenteros; y con el mayor esfuerzo, que no siempre quiere decir con sobreesfuerzos, ni desde luego con riesgos evitables e innnecesarios", destacó.

El exaltador, que no pasó por alto la importante función que tienen los músicos -"los llamó costaleros de metal y percusión"- durante la estación de penitencia, concluyó con unos versos dedicados, como no podía ser de otra manera, a los costaleros: "Dios te salve costalero, lleno de gracia y pasión. Que el Señor esté contigo, que es tu fruto bendición, por pasear a María que es tu Madre y la de Dios ahora, en la hora y siempre hijo, artista y servidor".

La restauración del Cristo del Amor se encuentra en manos de los hermanos que acudan hoy al Cabildo General que ha convocado la junta de gobierno. Serán ellos quienes decidan sobre la conveniencia de una actuación que los dirigentes de la corporación de El Cerro consideran como muy necesaria. Para la cúpula de la cofradía, la rehabilitación del crucificado debe ser prioritaria entre los proyectos que están pendientes de ejecución. La última, y puede que la única, ocasión en la que el Cristo del Amor - talla del siglo XVI- pasó por el taller de un restaurador fue en 1984, cuando el sevillano Luis Álvarez Duarte se hizo cargo de este trabajo.

La junta de gobierno del Amor propondrá también la culminación del paso de misterio de Nuestro Padre Jesús del Silencio, otro proyecto cuya última intervención se llevó a cabo en 2007 con el estreno de los respiraderos.

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