Entrevista al pediatra del centro de salud Lucano

Javier Navarro: "Un buen pediatra debe tener una conexión casi espiritual con las madres"

  • Ha liderado el equipo que ha conseguido para el centro de salud Lucano la acreditación IHAM de humanización del nacimiento y la lactancia materna, un prestigioso reconocimiento que otorgan la OMS y Unicef

Javier Navarro, en la entrada del centro de salud Lucano.

Javier Navarro, en la entrada del centro de salud Lucano. / Juan Ayala

Javier Navarro (Alicante, 1965) lleva 14 años como pediatra en el centro de salud Lucano de Córdoba capital, donde lidera un equipo que ha conseguido la acreditación de la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia (IHAN). Tras un trabajo de 12 años, Lucano se ha convertido así en el segundo centro de salud de Andalucía en lograr este prestigioso reconocimiento que otorgan la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef. Detrás quedan muchas horas de trabajo, implicación y formación que están recogiendo sus frutos. Esa profesionalidad, unida a su empatía, sensibilidad y cercanía hacen que sea muy conocido y admirado en los foros de madres de Córdoba.

–¿Cómo ha sido el camino hasta conseguir el premio IHAM?

–Lo iniciamos en 2010 y hemos conseguido implementarlo en 2022, 12 años de durísimo trabajo porque el método de evaluación es muy exigente ya que esta acreditación no te la da cualquier organismo, lo dan la OMS y Unicef. Entonces, cuando un centro es reconocido, ha demostrado que cumple una serie de requisitos. Es un camino difícil y duro, y mucho más la evaluación final que hemos conseguido. Estamos muy contentos y orgullosos porque ha sido un trabajo de muchos años. Como mínimo, hay que estar trabajando cinco años y nosotros, por las circunstancias, porque hemos ido más despacio y nos ha pillado la pandemia en medio, hemos tardado más. Lo más bonito es lo que ha ido surgiendo estos años, los trabajos conjuntos con los grupos de apoyo a la lactancia materna de Córdoba Almamar y del resto de la provincia, los talleres de lactancia que hemos organizado y por los que han pasado miles de personas… Y también hay que estar orgullosos por las cifras: más del 50% de las madres que atendemos en Lucano a los seis meses siguen dando lactancia exclusiva y casi un 35% siguen haciéndolo a los dos años.

–¿Quién fue el impulsor para que todo esto echara a rodar?

–En ese sentido, yo fui el promotor o instigador. Estuve en conexión con las primeras publicaciones que hubo al respecto. La IHAM dispone de una página web donde explica el proceso de acreditación y fue reunirnos, hablarlo y empezar el proyecto de equipo. La IHAM tiene una parte que acredita a los hospitales, lo que antes se llamaba Hospitales Amigos de los Niños, y luego, en 2009, empezaron a plantearse acreditar también a los centros de salud. Ahí empezó todo.

–En Andalucía solo hay otro centro con este distintivo…

–Sí, Lucano es el primero del Área Sanitaria de Córdoba, incluidos hospitales, y el segundo de Andalucía, el primero está en Marchena y se acreditó en octubre de 2021.

Javier Navarro, en su consulta. Javier Navarro, en su consulta.

Javier Navarro, en su consulta. / Juan Ayala

–Dentro de este programa están los talleres que organizáis con las familias. ¿Cómo es la relación que se establece con los padres y los bebés?

–Los talleres son fundamentales y son la gran baza de este proyecto de acreditación. Quizá sea lo más bonito. La relación que se crea con los padres cuando haces una actividad de este tipo fuera de tu horario laboral te pone en una dimensión diferente, tanto con los pacientes que vienen de tu cupo como los que vienen de otros cupos, porque están abiertos a toda la gente que quiera venir ya que no se organiza de esta manera en ningún otro sitio. No existen talleres de lactancia porque ningún centro, de momento, ha empezado a acreditarse de forma seria. Nosotros estamos acostumbrados a ver al profesional de la salud en su consulta, a hablar con él dos minutos o tres… En estos espacios de encuentro fuera de la consulta se establece una relación absolutamente distinta con los padres; se habla tranquilamente, se discute, se ponen sobre la mesa dudas y preguntas que incluso resuelven entre ellos porque parte de la filosofía del taller es que las propias madres resuelvan dudas a otras madres más inexpertas. Y el profesional realmente actúa como una especie de moderador. La verdad es que se hemos creado una gran familia.

–Se fomenta el sentido e importancia de pertenencia a una tribu...

–Eso es. La maternidad en nuestros tiempos se vive en completa soledad. A veces las madres están solas atendiendo a sus pequeños. Antes teníamos a la vecina, el patio, la calle… y hoy en día muchas madres lo que hacen es encerrarse en su casa y vivir una maternidad horrorosa porque la maternidad en solitario es muy dura: no sabes qué hacer, no tienes ninguna referencia, no has visto a tu madre dar el pecho, no tienes a nadie alrededor… Y venir a estos talleres, confesarte y compartir tus penas y alegrías con otras madres es purificador. Muchas madres han confesado que han seguido dando el pecho porque han conseguido apoyarse en otras en estos talleres. De ahí también la importancia de los grupos de apoyo a la lactancia materna como Almamar, que presta un apoyo altruista que no te puedes imaginar. Hoy en día la maternidad no debe afrontarse nunca en solitario, creemos que es bueno compartir con las demás porque el problema que tú tienes cuando vienes a un taller de estos te va a parecer hasta pequeño comparado con otros problemas que tienen otras madres. Es terapia de grupo para seguir amamantando a un bebé, que es una situación dura. Falta mucha información: las madres a veces salen del hospital sin haber instaurado su lactancia y llegan a casa perdidas. Por eso, uno de los factores que dan calidad a la atención es la recepción precoz del recién nacido. Que un profesional de la salud reciba al niño en las primeras 72 horas es muy importante.

"La maternidad en nuestros tiempos se vive en completa soledad"

–En otros centros de salud hay que esperar varias semanas para que el pediatra vea al recién nacido.

–Sí, eso es algo que se ha discutido con el Distrito y se están agilizando mecanismos para captación precoz de esos niños. Por ejemplo, aquí nuestra enfermera gestora de casos recibe las altas que se producen en el Reina Sofía y contacta rápidamente con las familias para dar una cita precoz con el pediatra. Si una madre no tiene instaurada la lactancia no debe encerrarse en su casa y llevar al cabo de siete y ocho días al bebé al centro de salud porque muchas veces no saben si están mamando o no. Además, hay una cosa clarísima: las madres se juegan la lactancia materna en los primeros 15 o 20 días.

–¿Quizás también el problema sea que no todos los pediatras están formados lo suficiente en temas de lactancia?

–Efectivamente. Yo he sido un pediatra como todos hasta que he reorientado un poco la situación. Yo me he tenido que formar y formar a todo el equipo, cada uno a su nivel. Falta formación y esa organización del sistema que dirige el foco hacia la protección de la lactancia materna. Eso te lo da la IHAM. Los centros de salud no están organizados así, pero la IHAM te da esa herramienta.

Navarro, en el Rincón de Lactancia del centro de salud Lucano. Navarro, en el Rincón de Lactancia del centro de salud Lucano.

Navarro, en el Rincón de Lactancia del centro de salud Lucano. / Juan Ayala

–¿Requiere mucha implicación y tiempo de los profesionales?

–Sí. Se necesita formación y una sensibilidad que tienes o no tienes. Una madre puérpara es lo más sensible que hay en esta tierra y a veces tenemos la sensibilidad en los talones. Y luego, poner en valor lo que es la lactancia materna, que no es un alimento, es un bien de la humanidad, un derecho del menor y de la madre, es fuente de salud, es ecológica, protege el medio ambiente, es económica… Si la lactancia materna se considerara como una gran vacuna, que lo es, seguramente estaría súper protegida. Es decir, falta sensibilización, falta información y que la gente asuma que la lactancia materna es una de las facetas del pediatra que más importancia y peso tiene. Debería ocupar el 80% de nuestro tiempo, pero para eso falta formar a los MIR, en las facultades y a la sociedad. A esto hay que ponerle pasión y muchas ganas y, además, tener en cuenta las redes de las que dispones, como trabajar en equipo, con la matrona, con la enfermera y con los grupos de apoyo a la lactancia materna. No son grupos de talibanas, son grupos de madres y gracias a ellas muchísimas lactancias se han salvado y siguen adelante. Falta informar, como me informaron a mí de todo lo que hay en la comunidad para trabajar en conjunto.

–¿Qué relación tiene con Almamar?

–Es una relación directa. Su presidenta, Lola Mena, es madre de mi cupo. Somos como una gran familia, nos apoyamos mutuamente. En mi consulta tengo toda la cartelería y repartimos sus pasquines con sus teléfonos de contacto. Así tiene que ser si quieres ser un centro IHAM. Luego, en la provincia hay nueve grupos de apoyo a la lactancia y he ido con ellas como de gira de pueblo en pueblo para dar charlas. He ido a Priego, Cabra, Puente Genil, Lucena, Pozoblanco…

"Los grupos de apoyo a la lactancia no son talibanas, son madres que ayudan a otras madres"

–Sabrá que es bastante conocido en los foros de madres. Tendrá el cupo completo…

–(Ríe). Nuestro centro de salud es conocido por esto. Aquí somos un equipo de dos pediatras y varias enfermeras. La labor la hacemos en conjunto. Yo soy quizás el más mediático porque tengo más contacto con las redes sociales, utilizo muchísimo mi Facebook y desde ahí publico los talleres de lactancia y fotos, he girado por toda Córdoba… Entonces, soy más conocido por eso. Desgraciadamente, hay que decir que son madres que buscan refugio ante una lactancia amenazada. Nos sentimos orgullosos de que podamos ayudarlas. Los cupos los lleva la Dirección y se abren y cierran dependiendo de la demanda.

–¿Le llegan muchas peticiones de madres que quieren que sea el pediatra de sus bebés?

–Han venido en persona, me han mandado correos, me han escrito por Facebook, me lo han dicho después de los talleres… Lo que pasa es que no depende de mí. Nosotros siempre les decimos que pregunten en Dirección y allí le dirán si se puede o no. Es algo que nos halaga y nos complace.

–La divulgación a través de las redes sociales, sobre todo Instagram, está muy de moda y hay algunos pediatras que comparten por ahí sus conocimientos. Quizás la más conocida sea Lucía mi Pediatra. ¿Se ve en algún momento haciéndolo?

–Me han comentado mucho que por qué no me hago un perfil de Instagram, pero yo no soy Lucía ni pretendo serlo. Creo que con mi trabajo como médico clínico y lo poco que hago en redes es suficiente. No somos conscientes del potencial que tienen las redes para que los padres tengan cerca al pediatra si las sabes manejar. Yo, por ejemplo, utilizo Facebook para comunicar ciertas cosas a mis pacientes, y no sé si algún día tendré Instagram. A veces paso consulta por Facebook messenger. En pandemia ha sido bestial. Yo pasé de tener 870 consultas al año vía online a 1.300. Esas consultas no hubiesen sucedido si no hubiera sido por internet. Es mucho trabajo, pero si lo sabes manejar y dosificar luego te da una repercusión enorme porque la relación que tienes con tus pacientes es otra ya que puedes educarlos, les puedes dar links, consejos… Tener al pediatra a golpe de ratón es otra historia. Tendríamos que tener más presencia en las redes sociales y decir más nuestras opiniones como médicos, aunque es un jardín que tiene que gustarte y saber manejar. Ahora, yo no creo que llegue a los niveles de Lucía mi Pediatra.

El doctor, en la entada del cenro de salud Lucano. El doctor, en la entada del cenro de salud Lucano.

El doctor, en la entada del cenro de salud Lucano. / Juan Ayala

–¿Qué características debe tener un buen pediatra?

–Tengo que decir que los pediatras que hay en Córdoba son todos muy buenos. Nos conocemos todos porque somos un gremio muy chiquitito: creo que en la capital habrá unos 30 y están todos muy bien formados, con el MIR, cosa que empieza a escasear. Por ejemplo, en Sevilla hay centros que no tienen pediatra y en las zonas rurales ni te cuento. Un buen pediatra tiene que ser un buen clínico, que creo que lo somos todos, somos excelentes médicos internistas del bebé, su labor debe estar orientada hacia la prevención y promoción de la salud porque estamos en Atención Primaria y debe conocer muy bien la biografía de cada familia. La virtud de la Atención Primaria es la longitudinalidad ; tú conoces a un niño desde que tiene cero hasta que tiene 14 años. Luego, hay que tener mucha sensibilidad y paciencia. Para mí una de las cosas más importantes de un buen pediatra es que hay que hablar siempre con el niño, pero sobre todo con las madres, tener una conexión casi espiritual con ellas. Luego, también hay que tener canales de comunicación extras a la consulta presencial. Yo, por ejemplo, uso mucho el correo electrónico para comunicarme con ellas. Es bueno que te conozcan, que confíen en ti y que tengas accesibilidad. Es muy importante que puedan consultarte cuando quieran y que haya siempre un director de orquesta que dirija la salud de ese niño porque cuantos más médicos opinen de un tema, más van a errar. Lo importante es tener a tu pediatra de referencia y eso hoy en día se está perdiendo.

–Quizás uno de los hándicap que se encuentran las madres a la hora de encontrar un buen pediatra es la falta de actualización, sobre todo en temas como la alimentación. ¿Usted percibe ese problema?

–La actualización siempre es uno de los caballos de batalla que tenemos todos los médicos. En alimentación y lactancia nos hemos puesto las pilas y formado bastante en los últimos años, pero siempre hace falta más. Las pautas de alimentación complementaria, por ejemplo, han cambiado muchísimo en los últimos años. La Asociación Americana de Pediatría ya dice que la lactancia materna debe darse de forma exclusiva hasta los seis meses. Hay gente que no está dispuesta a cambiar, que vive en el siglo pasado o que sigue dando papillas a los cuatro meses, metiéndole la cuchara al niño hasta la faringe y utilizando papillas dextrinadas que llevan mogollón de azúcar. Sobre todo en lactancia y alimentación complementaria hay que hacer una pequeña actualización, pero la gran mayoría de pediatras están cambiando sus pautas.

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