Córdoba

"Ir a una exposición es aislarte y entrar en un mundo nuevo"

  • El pintor Antonio Bujalance repasa las distintas etapas de su obra y ofrece una visión sobre el mundo del arte actual así como las inquietudes con las que trabaja en la actualidad, más cercano a la abstracción

LA trayectoria de Antonio Bujalance es la del artista forjado a sí mismo frente a la adversidad. Su infancia y juventud no coincide con tiempos fáciles para el aprendizaje y a base de esfuerzo procura empaparse de lo mejor que le rodea a la vez que el tesón le va abriendo un nombre dentro del panorama artístico.

-Tiene usted una formación académica, ha realizado vidrieras, murales, utiliza el óleo y el lienzo, ¿Es usted, como diría Rouco Varela, un pintor como Dios manda?

-Hago lo que puedo. Lo que sí te puedo decir es que toda mi vida ha estado llena de un amor muy grande hacia el arte. Desde pequeño, mi primera inclinación era esto, dibujaba en el colegio y parece ser que destacaba entre los demás copiando estampas y cromos. Después conseguí una beca de la Diputación, con 14 años, y me vine a estudiar a la escuela de Artes y Oficios. Empecé de manera muy elemental, a base de carboncillo, lápiz y allí estuve bastantes años repitiendo porque entonces se podían repetir los cursos si te interesaba. Así estuve unos 7 u 8 años. Después me trasladé a Sevilla e ingresé en lo que era entonces la Escuela de Bellas Artes y estuve haciendo los estudios propios, que era mucho dibujo, mucha pintura, modelado, anatomía, historia del arte. Cuando terminé los estudios comenzó lo que debe ser empezar, porque es entonces cuando tienes que empezar a entrar en el mundo del arte; con intención y deseos de ir haciendo algo importante, como nos ocurre a todos después de los estudios académicos. Al principio hice muchos retratos para sacar un dinerillo y posteriormente me fui preocupando por una pintura más personal, más creativa, lo que me permitió hacer cada vez más exposiciones. Comencé poco a poco a decantarme por el paisaje porque tienes mayor libertad creativa. Con el retrato tienes que atenerte a unas líneas. El paisaje lo consideré desde un punto de vista académico al principio y en las temporadas de verano me iba a copiar paisajes del natural a Cazorla, a Segura de la Sierra y hacía un paisaje que calcaba la realidad más o menos expresionista hasta que me apeteció cambiar hacia un paisaje menos académico y más creativo. Con los estudios acumulados pude hacer ya una pintura de paisaje más creativa y de mayor imaginación.

-Cuando llega con 14 años desde Bujalance, aunque nace en Doña Mencía, a Córdoba, sería un encuentro impactante.

-Eso fue en 1949 ó 50. Yo nací en 1934. Imagínate estar en un pueblo en aquella época tan difícil de la posguerra... no teníamos nada. Los libros eran muy pobres, yo no conocía la pintura, sólo teníamos lápices de colores. Cuando vine a hacer los primeros ejercicios de la beca me di cuenta de que había pinceles, paletas, las cosas propias de la pintura.

-Es decir que a usted le impulsa más el emular a los maestros que el llenarse las manos de pintura, porque no tenían.

-Aquí en Córdoba sí teníamos, pero allí en el pueblo sólo había algo de pastel, pastel de aquella época. Fue una época muy difícil.

-Cuando le veo a usted entrar en una exposición siento que ha llegado la paz.

-Dices bien, porque entrar en una exposición, como ir a escuchar poesía en una conferencia, es entrar en la paz porque dejas el mundo que está fuera. Cuando entras intentas comprender lo que el artista te trata de decir, lo que ha sentido. Entrar es aislarte y entrar en un mundo nuevo.

-No se concibe que usted le pegue un bocado en la oreja a otro Van Gogh.

-No, eso no.

-En aquello tiempos, con la guerra recién acabada y Franco en el poder, pintar una mujer desnuda no entraba en los planes de la Escuela de Bellas Artes.

-Cuando llegué a la Escuela fue la primera vez que veía estatuas clásicas; bueno, copias, reproducciones, en las que había desnudos, que había en la escuela de Artes y que se habían hecho en la época de Mateo Inurria, y eso copiábamos. De desnudo del natural nada, hasta que hago la carrera de Bellas Artes en Sevilla, ahí sí hacemos mucho desnudo del natural, tanto masculino como femenino.

-¿Esa Córdoba de 1950 tenía el mismo color que ahora?

-Qué va. Era una Córdoba de la posguerra con unos problemas económicos y de crisis tremendos. Fueron unos años muy penosos y eran tiempos muy difíciles. Yo vine con una beca de unas ocho pesetas y necesitaba para estar en una pensión, una casa particular muy humilde, diez pesetas. Mis padres me proporcionaban cuando podían las dos pesetas que faltaban, era una etapa muy difícil. Yo asistía a la Escuela de 7 a 9 de la tarde, que eran las horas lectivas. El resto del día me dedicaba a un mundo apasionante: los museos, los grandes edificios, las avenidas, algo grandioso para mí. Un día descubrí un taller de pintura de restauración en la calle de la Feria y el maestro del taller me dijo que si quería entrar de aprendiz durante el día. Así estuve unos años en este taller y me introduje también en la restauración, el dorado, el policromado; era un complemento de lo que yo sentía.

-¿Conoció a los poetas y artistas del grupo Cántico?

-Yo era más joven, pero, claro, que a mí me sonaba ya, porque iba a las salas de exposiciones de Jiménez, la Galería Estudio y veía por allí a Bernier, pero aún no había llegado a ese mundo, era un quinceañero. En Bujalance sí había conocido a Mario López, cuando yo tenía unos 12 años. Fui dándome cuenta de la gran personalidad poética que era, pero después.

-Es verdad que el fallecido Antonio Povedano sí ha sido muy reconocido y homenajeado, pero ¿esta ciudad reconoce más a sus poetas que a sus pintores?

-El grupo Cántico de poetas ha tenido y tiene una gran resonancia y reconocimiento, con Pablo García Baena y el premio Príncipe de Asturias al a cabeza. Povedano ha sido uno de los escasos pintores, entre los tres mejores de Córdoba, con una personalidad, una reciedumbre e impacto expresivo imponente. Luego están otros artistas de otra calibre, como el Equipo 57, que también tiene un reconocimiento muy grande; es decir, que también se ha reconocido a los pintores en esta ciudad.

-¿Le gustan más las exposiciones de artistas ajenos a su estilo o prefiere los cercanos?

-Si yo admirara más una pintura cercana a la mía pensaría que me estoy encerrando en mí y eso no me parece lógico. Cuando voy a una exposición me olvido de lo mío y me abro a lo que se me ofrece; cada artista tiene un mensaje, una forma expresiva, un sello, unas características y todo eso te hace aprender para enriquecerte. Luego eso queda ahí en un pozo y luego haces lo que pretendes, o lo que deseas o lo que te sale.

-Volviendo al principio, se inició con los retratos pero en su última etapa parece alejarse de la Tierra con una serie como la de Cosmos.

-Lo concreto, lo figurativo fueron mis etapas iniciales. Esto no quiere decir que no haga algo figurativo ahora de vez en cuando. Mi pintura siempre es figurativa pero a veces raya la abstracción. En Cosmos hice paisajes como vistos desde arriba, mirando la Tierra desde fuera, pero hice antes otras cosas que ya presagiaban esas ideas sobre el cosmos, porque me entusiasma todo lo que sea sobre el cosmos. Eso nos da la idea de lo pequeño que somos y de lo que debe haber a miles de años luz. Todas estas fotografías que nos proporcionan los avances científicos que nos permiten ver el cosmos me parecen fascinantes y antes lo desconocíamos. Recuerdo otra serie de cuadros que hice algún tiempo que yo lo titulé Caos primigenio. Representaba lo que se supone que se produjo al principio de la creación de la formación del universo. Los expuse en Alemania, en Colonia, y me imaginaba ese caos. Eso rayaba la abstracción, ésa es mi preocupación por este mundo que no está cerca de nosotros.

-Eso le hace ver lo pequeños que somos, dice, pero viendo la importancia que nos damos quizá hubiese sido mejor que sobrevivieran los neandartales que eran un poco más borricos pero menos maquiavélicos que nosotros, los sapiens.

-Sí, sí. También te digo que tuve una pequeña etapa con el tema de la destrucción de la naturaleza, la degradación; dos de ellos los doné al Museo de Bellas Artes; en definitiva, otra preocupación de lo que está ocurriendo con la naturaleza, que por los intereses que sean está siendo destruida.

-¿En esa destrucción de la naturaleza para inspirarse prefiere los documentales de La 2 o los cotilleos de Telecinco?

-Eso es impensable, no aguanto nada de eso. Yo me dedico a pintura, pongo mi música clásica y me aíslo.

-¿Tienen los pintores algo que aportar a este mundo?

-Hombre, tratamos de reflejar un mundo maravilloso, estético y otros se preocupan más por una visión más social, cada uno refleja lo que siente. Algunos enfocan su pintura hacia lo más vendible y otros no tanto.

-¿No estará pasando con el arte como con los productos de los chinos, que hay demasiado barato y de mala calidad?

-Hay de todo. Hay quien lo enfoca desde un punto de vista económico, que trata de sacar dinero así, pero todo es muy respetable.

-Con los años, como en todo buen artista, hay una evolución en su obra, ¿quién realmente le ha dejado marcado?

-Pienso que igual que los poetas tienen quien les inspire, en mi caso pintores que causan gran impacto es Velázquez, un pintor muy equilibrado. El Greco es para mí la exaltación de la espiritualidad. Uno menos conocido es El Bosco, maravilloso, personalísimo, precursor del surrealismo, es impensable que en esa época hiciese eso. Se habla poco de él pero a mí me entusiasma. Ahora hay otros conceptos estéticos, como la fotografía, el vídeo, los audiovisuales. Quiero seguir pintando y disfruto y soy sincero conmigo mismo pero a la vez siento una gran preocupación por estar al tanto de lo que se hace. Sé lo que se hace, estoy al día y me interesa. No quiero estar encerrado en mi torre de marfil, hay que estar predispuesto a lo que hacen los demás.

-Con los años ¿Qué ha aprendido fuera de la pintura?

-Yo que sé, la vida te enseña cosas. Yo me casé con una mujer de Córdoba hace casi 50 años y nos llevamos muy bien, tenemos dos hijos muy buenos, muy cariñosos y hemos tratado de criarlos en un nivel normal, darle una carrera medianita. La vida... tengo amigos, procuro llevarme muy bien con todo el mundo, ser una persona sencilla, equilibrada, no molestar a nadie, respetar todo lo que hacen los demás. Hasta ahora sigo pintando con mucha ilusión, cada día más, pero me doy cuenta de que tengo 76 años y por eso procuro intentar aprovechar el tiempo.

-Cuando Inurria esculpió a Gran Capitán le puso la cabeza de Lagartijo. Cuanto más le miro más se parece la cara de la escultura de Séneca de la Puerta de Almodóvar a usted.

-No me digas. Eso quisiera yo. Tengo mucha curiosidad, me interesan los artículos de opinión, los libros de historia, de arte. Debería leer más...

-Le doy las gracias por su tiempo y por lo que le ha dado a la pintura.

-Muchas gracias, pero yo le doy lo que puedo y soy consciente de que sólo soy un pintor de Córdoba que sabe dónde está, que tiene los pies en la Tierra y que hace lo que buenamente puede de la manera mejor posible.

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