Investigadores cordobeses descubren por qué la dieta mediterránea mejora la salud renal de pacientes con diabetes
Sanidad
Un estudio de cinco años de duración en el que ha participado más de medio millar de pacientes diabéticos ha comparado el efecto de dos dietas saludables en el organismo
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La dieta mediterránea vuelve a apuntarse otro tanto y añade otro logro más a su lista de beneficios para la salud. Además de prevenir accidentes cardiovasculares, favorecer al sistema inmunitario o proteger contra el estrés oxidativo, este régimen alimentario también puede ser útil para frenar el deterioro en los riñones.
Se trata de un beneficio que si bien ya era conocido por la comunidad científica, ahora, por primera vez, ha quedado demostrado en pacientes que padecen diabetes tipo 2, una afección que afecta casi al 15% de la población española, según el último informe de la Sociedad Española de Diabetes.
Esta es al menos una de las principales conclusiones de una nueva investigación publicada por la Universidad de Córdoba (UCO) y el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (Imibic). El trabajo ha conseguido descifrar una de las razones que explican esta relación entre la dieta mediterránea y la mejora del funcionamiento de los riñones, o lo que es lo mismo, uno de los mecanismos moleculares por los que se da este fenómeno.
La clave está en unos compuestos denominados Productos Finales de Glicación Avanzada, más conocidos como AGEs, por sus siglas en inglés. Tal y como destaca una de las investigadoras participantes en el estudio, Alicia Podadera, se trata de unas moléculas con capacidad inflamatoria y oxidante que pueden producirse de forma natural en el cuerpo humano y también ingerirse a través de la dieta. Si bien suelen desecharse a través de la orina, los pacientes diabéticos con problemas de riñón (una de las complicaciones más recurrentes), tienen más dificultad para eliminarlos, por ello, el nivel de estos productos en su cuerpo suele ser más elevado.
Precisamente, el estudio, realizado por el grupo de Nutrigenómica y Síndrome metabólico del Imibic, ha analizado los niveles de estos compuestos perjudiciales en más de medio millar de diabéticos, comparando, a lo largo de cinco años, cómo afectan al organismo dos tipos de dietas saludables: la dieta mediterránea y otro régimen bajo en grasas y con mayor aporte de carbohidratos.
Según los resultados del estudio, los pacientes que durante esos años habían ingerido una dieta mediterránea presentaban en sangre unos niveles más bajos de estos compuestos perjudiciales. "Hemos podido comprobar que este régimen alimentario activa mejor el proceso de detoxificación, es decir, el mecanismo por el cual el organismo elimina estas sustancias nocivas", afirma Francisco Miguel Gutiérrez, otro de los autores del estudio.
Aunque la relación entre estos compuestos y la enfermedad renal es algo ya conocido anteriormente, esta es la primera vez que se comprueba "cómo un patrón dietético definido puede amortiguar el deterioro de la función del riñón en pacientes diabéticos", afirma la investigadora Elena Yubero. La dieta mediterránea, por tanto, "podría ser una estrategia eficaz para el manejo de estas sustancias", concluye.
Las razones por las que este modo de alimentación es beneficioso para la salud son múltiples. Más allá de la capacidad antioxidante del aceite de oliva virgen extra, estudios anteriores han demostrado cómo la forma de cocinar también juega un papel importante. Por ejemplo, los alimentos que se cocinan con temperaturas elevadas por cortos periodos de tiempo "contienen una cantidad más alta de estas sustancias perjudiciales" que otras técnicas de cocinado propias de la dieta mediterránea que "requieren mayor tiempo de cocción y son más amables con los alimentos", destaca Yubero.
Este trabajo ha sido publicado en el marco del estudio Cordioprev, realizado a lo largo de siete años con más de un millar de pacientes con enfermedades cardiacas y en el que se comparan las diferencias entre una dieta saludable baja en grasa y una dieta mediterránea rica en aceite de oliva virgen.
Este ensayo clínico, dirigido por el profesor José López Miranda y llevado a cabo por el Imibic, la UCO y el Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (Ciberobn), recibió el pasado año el Premio Nacional de Gastronomía a la Investigación e Innovación.
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