IU se atasca en su búsqueda de sucesor para Llamazares
Las tres principales corrientes pactan la 'Declaración de Rivas', que convierte a la coalición en "agente movilizador" de la sociedad contra la crisis económica



Santiago Carrillo, el histórico secretario general del PCE, se mostraba convencido en sus Memorias de que las gentes de izquierdas deberían "apoyar las iniciativas progresistas que hacen avanzar la Historia, aunque sus protagonistas vacilen a veces y su imagen aparezca confusa en un mundo como el de hoy en el que a veces no es fácil distinguir la luz de las sombras".
La IX Asamblea Federal de Izquierda Unida, que arrancó ayer en Rivas Vaciamadrid (Madrid) y que concluirá hoy, parecía ayer presa de esas sombras y se mostraba incapaz de buscarle ni siquiera un sucesor al último coordinador general, Gaspar Llamazares.
Inmersa en luchas intestinas de sus tres o cuatro corrientes taifa -el PCE, los llamazaristas, la N-II o Tercera Vía y los críticos de Sánchez Gordillo y José Cabrero-, que cultivan el cainismo y el sectarismo con fruición, IU transmitió poca credibilidad orgánica para convertirse en el "agente movilizador" que el documento, llamado Declaración de Rivas, consagró como nueva estrategia política de la coalición de cara al futuro, gracias al apoyo del 90% de los 673 delegados que ejercieron su derecho al voto (800 forman la Asamblea).
Entre los que lo rechazaron destacó el ex el coordinador general de IU, Julio Anguita, quien quizás no quiso respaldar un documento de coyuntura que sustituía por primera vez al de gestión tras la dimisión de Llamazares, o quizás castigaba a una organización que no era capaz de hacer un esfuerzo de consenso y de cohesión ante el pinchazo del capitalismo con la crisis financiera mundial.
La cumbre de Washington pesó ayer lo suyo sobre la IX Asamblea Federal de IU; tanto o más que la ausencia del preceptivo informe de gestión. De entrada, el documento de coyuntura, elaborado no ya por el equipo económico de IU sino por representantes de las tres corrientes principales -Willy Meyer, del PCE; Pedro Chaves, afín a Llamazares, y Ramón Luque, de N-II- sirvió para contestar al G-20 en su intento de refundar el sistema financiero mundial y para tapar la carencia de un balance final que hubiera dado pie a una sana autocrítica de la dirección saliente y de la propia organización.
Ante la recesión económica, la Gran Depresión que se avecina y "la caída del gran muro neoliberal", la Declaración de Rivas convierte a IU en artífice de "una campaña para denunciar a los responsables de la crisis" y de "movilizaciones sociales contra los despidos y expedientes de regulación de empleo". Y enfrentada al PSOE y al PP, que "han convertido en papel mojado el Título VII de la Constitución, título que permite la planificación democrática de la economía".
Si la mayoría de la organización aprobó la Declaración de Rivas, algo similar ocurrió con el documento político, tomando como base el número dos, cuyo título -Por una Izquierda Unida Anticapitalista, Republicana, Federal y Alternativa, organizada como Movimiento Político y Social. República, Estado Federal y Socialismo del siglo XXI- y contenido concitó el respaldo de una amplia mayoría.
Sin embargo, al cierre de esta edición, la elección de la Presidencia de IU, con el coordinador general al frente, sólo hacía presagiar ayer "una larga noche toledana". En la madrugada del viernes, los representantes del PCE abortaron un acuerdo al no retirar a su candidato, Cayo Lara, coordinador general de Castilla-La Mancha, cuando los llamazaristas estaban dispuestos a sacrificar a la madrileña Inés Sabanés, y los de N-II o Tercera Vía a hacer lo propio con Joan Josep Nuet. A última hora de ayer, un destacado representante comunista aseguró que "el PCE no retirará a Cayo Lara" porque es "la organización mayoritaria".
Salvo que aparezca un tapado de madrugada -se especuló con el coordinador de Murcia, José Antonio Pujante, y se autodescartó la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar-, estas mismas fuentes del PCE apuntaron que cabe la posibilidad de que se elijan finalmente tres portavoces y en 45 días, cuando se complete el Consejo Federal -las federaciones tienen que elegir al 50%-, se nombre al coordinador y más tarde se escoja al cartel electoral. Para un destacado representante del sector llamazarista, esta posibilidad forma parte de la estrategia del PCE de buscar "un periodo transitorio" para provocar la disolución de IU y quedarse con "su patrimonio electoral".
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