Hadas, piratas y templarios

El pub de la plaza de Los Carrillos recrea la vida de un castillo de la época medieval, en la que no falta una sala de caballeros y un bosque de hadas con dos estanques

L. Chaparro

13 de mayo 2011 - 01:00

La culpa la tiene un libro sobre piratas y templarios y su pasión por la Edad Media. Emilio Martínez ha convertido un local de 400 metros cuadrados en la plaza de Los Carrillos en un pub temático de la orden templaria. Propietario del también pub La Galeona -de inspiración pirata-, el empresario encontró el local preciso para llevar a cabo este singular proyecto.

El de Templarios no es un pub al uso sino temático del mundo medieval. Buena prueba de ello es que en la entrada se encuentra guardada una réplica del Santo Grial, esa copa usada por Jesucristo en la última cena, cuya leyenda ha fascinado a numerosos personajes históricos. Divido en tres salas, la primera de ella es similar a la torre de un castillo. Un claro ejemplo son las almenas distribuidas a lo largo de la barra, así como la decoración. Estandartes, armaduras, vidrieras, espadas y lámparas integran este espacio. Todos estos objetos, según explicó ayer Martínez, "se han hecho de manera artesanal". El empresario destacó también las lámparas, de cuyo diseño se ha encargado él mismo. Para que el cliente nunca abandone la sensación de estar en un castillo, los taburetes de esta primera sala tienen como respaldo escudos heráldicos y gran parte de ellos corresponden a "amigos que han colaborado con nosotros", apuntó.

Al salón de los caballeros -la segunda sala- se llega a través de una escalera, en la que tampoco falta un caballero armado, que vigila el paso de todo aquel que se acerca. Sillones tapizados en blanco y con la cruz roja de la orden templaria pintada y mesas de manera conforman esta sala, en la que también hay un pequeño espacio reservado para actuaciones musicales, como la del grupo celta que ayer ofreció un concierto. Otra de las singularidades de esta sala tan espaciosa es su barra, que se diseñó para albergar hasta media docena de grifos de cerveza y otro para sidra.

Como buen castillo, en el pub Templarios tampoco falta una especie de pasadizo secreto para llegar al bosque de las hadas, al que se accede a través de una chimenea. Es, sin duda, la sala más relajante, puesto que no hay música y sólo se escucha el agua de las dos fuentes que hay instaladas y que acaban su ciclo en dos estanques que se han ubicado en ella. Mariposas, duendes, pequeñas hadas ardillas y alguna que otra rana decoran la estancia, repleta de hojas verdes y en la que mesas y taburetes simulan a troncos de árboles. Otra de las particularidades de este espacio es la decoración de sus baños -duende para ellos y hadas para las mujeres-, en los que el lavabo se encuentra fuera y es una fuente de piedra.

Con Templarios, apuntó Martínez, "quería recuperar la esencia del pub: un punto de encuentro para charlar con los amigos y tomar una copa". El local abre a partir de las 16:00 y no cierra hasta las 04:00. El público que acude al local -en el que trabajan 11 personas y requiere un gran trabajo de mantenimiento- es diverso y la música que se escucha "es de los 70".

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