Son las cosas del otoño: igual permite el disfrute de un día soleado y con buena temperatura que fastidia los planes con la irrupción de la lluvia. El segundo caso se dio ayer en la que prometía ser la gran jornada de Flora, la primera tras conocerse los ganadores de esta segunda edición, que además coincidía con sábado.

Aunque hubo visitantes en los seis montajes participantes en el Festival Internacional de las Flores -y colas en algunos momentos del día-, muchos cordobeses decidieron quedarse en casa para programar su ruta otro día (teniendo en cuenta que esta cita dura hasta el próximo domingo 28 de octubre). Sobre todo fueron los turistas los que se atrevieron a salir con un tiempo desapacible en parte de la jornada a disfrutar de Flora con el otoño en todo su esplendor.

La lluvia respetó las primeras dos horas de apertura de los espacios que albergan los montajes florales (se pueden visitar de 11:00 a 20:00 ininterrumpidamente) pero, cuando se acercaba la hora del almuerzo, el cielo se oscureció más y llegaron las primeras gotas, que pillaron a Ramón y sus amigos en el patio de la Escuela de Arte Mateo Inurria. En este misterioso y encantador lugar se ubica la instalación ganadora de este año, la del belga Mark Colle. Bajo el título de Los niños del parque, las estructuras florales se sitúan en la parte central del jardín, simulando los elementos de un parque infantil, a la vez un altavoz reproduce voces de niños jugando para ambientar la escena. "Es muy bonito pero, en general, nos ha gustado más el que está en la Diputación; en mi opinión merecía más ganar", explicaba uno de los componentes de este grupo procedente de Cádiz.

Tenían programado un viaje a Córdoba y al llegar el viernes se encontraron con que este fin de semana empezaba Flora, un festival que no conocían. "Hemos visto un cartel y hemos preguntado en qué consistía porque no nos sonaba de nada", indica otro de los amigos del grupo. Sin embargo, al descubrirlo, "la sorpresa ha sido muy grata, nunca habíamos visto algo así", aseguraron.

También se toparon con Flora sin querer Laura y Juan Carlos, llegados desde Madrid. "Nos gusta viajar en esta época del año y habíamos preparado una visita a Córdoba una vez que se ha pasado el calor. En el hotel nos han contado que había un festival de flores y hemos venido a conocerlo", explicaba esta pareja.

"Pensábamos que era algo parecido a los Patios pero hemos visto que no tiene nada que ver", añadía Laura, que ha venido en varias ocasiones a la fiesta más célebre del mayo cordobés. Aún así, "es bonito, sobre todo algunos montajes tienen más encanto por el lugar en el que se encuentran, como este", señalaba haciendo referencia al patio del Reloj del Palacio de la Merced. Allí se ubica Ahí viene el sol, la instalación de Natalia Zhizhko, en la que recuerda el nacimiento de una flor gracias a la acción del astro rey.

Otro de los escenarios más concurridos de Flora en la jornada de ayer fue el Palacio de Viana que, al atractivo que supone el montaje Fluido, añade la visita gratuita al resto de sus patios y su jardín durante la celebración del festival. En la fuente central del patio de las Columnas, el chino Sherlovell Yu ha ideado una estructura metálica que forma circunferencias que encierran flores rojas, algunas de ellas introducidas en esferas de agua.

La lluvia dio una tregua por la tarde, lo que animó a más turistas y cordobeses a realizar una ruta por los seis espacios que integran esta segunda edición de Flora. A los tres ya mencionados (patio de la Escuela Mateo Inurria, patio del Reloj del Palacio de la Merced y el de las Columnas de Viana), que se han incorporado este año al festival, hay que sumar otros tres que repiten: la Posada del Potro, donde el japonés Hideyuki Niwa ha instalado El impulso de la pasión; el segundo patio del Palacio de los Páez de Castillejo (sede del Museo Arqueológico), que acoge Capricho, donde la británica Carly Rogers ha recreado un jardín tradicional inglés a modo de escultura viva; y el Palacio de Orive, donde se puede ver Perseida, el montaje en el que la española Lola Guerrera, donde refleja la acción de la caída de un meteorito vegetal sobre un patio cordobés.