Fin de año, que no fin de fiesta

cruz conde 12

Balance. Cuando acaba el ejercicio, nuestros gestores de la cosa pública analizan el 2014 con distintas visiones, desde la conciliación a la que apela Nieto a las críticas de IU y PSOE.

Fin de año, que no fin de fiesta
Fin de año, que no fin de fiesta
Juan Ruz

28 de diciembre 2014 - 01:00

ACABA 2014. Fin de ejercicio. Menos mal. Termina un año duro para Córdoba por muchas razones, pero fundamentalmente por uno que casi lo engloba todo: las insoportables cifras de paro que castigan a la capital y a la provincia. A partir de ahí, todo tiene la importancia que cada uno quiera darle o le interese. Nuestros gestores de la cosas pública aprovechan estos días para hacer balance de lo que han sido estos 12 meses y, como todo el mundo sabe, cada uno arrima el ascua a su sardina y dibuja una realidad en función de sus propios intereses. Por fortuna, el ciudadano es cada vez menos lelo y sabe que lo que se diga y opine sobre el 2014 está muy condicionado -más que otros años- por la cercanía de las elecciones municipales, donde todos se juegan mucho.

Llamó la atención el tono conciliador del alcalde el otro día en su análisis del ejercicio, aunque más que profundizar en la gestión -tiempo habrá para eso- decidió colocarse en el plano institucional para alabar el trabajo de la Corporación al completo -gobierno y oposición- y la honestidad de todos los concejales en estos tiempos en los que tanto se habla de corrupción. Aunque quiso hacer partícipes a todos los partidos, el alcalde aprovechó el encuentro para recordar la situación en la que se encontró Capitulares, sobre todo a nivel económico, hasta el punto de que "podría haber saltado por los aires, pero no ha sido así". En fin, que Nieto optó por el discurso institucional y plano, dejando de lado éxito y fracasos, que también los ha habido, tal vez consciente de que en más de una, de dos y de tres ocasiones tendrá que repetir en los próximos meses qué ha realizado en los últimos cuatro años en el Ayuntamiento de Córdoba. Así que se supone que tendrá guardado y preparado qué decir del ambicioso plan del 50 obras en 50 barrios, de cuyo éxito dudaban al principio incluso algunos dirigentes populares, o el áspero asunto de la licitación del centro de convenciones y ferias del Parque Joyero, cuyas obras están ya licitadas y comenzarán seguramente en plena campaña electoral de las municipales. También es de esperar que tenga previsto presumir de los datos del turismo -único sector que parece que da alegrías a la ciudad- o las repercusiones del proyecto Halal o la situación de las empresas municipales, el Rey Heredia, entre otros.

Seguramente, hasta tendrá que hablar más veces del último lío en torno a la Mezquita-Catedral y esas prisas que muestra ahora la Junta de Andalucía por gestionar desde el punto vista turístico el monumento, una idea a la que parece que PP, PSOE e IU se quieren sumar a tenor de lo dicho esta semana. El gobierno andaluz de socialistas e IU se lo planteó directamente al Cabildo Catedralicio y el PP de Nieto se sumó de inmediato para decir que el Ayuntamiento también quiere ser partícipe de esa gestión de la Mezquita-Catedral, y de la Sinagoga, y de Medina Azahara. ¿Alguien da más?

La verdad es que es gratificante que nuestros políticos se remanguen para tratar de potenciar la Mezquita-Catedral, pero que también guarden fuerzas para otras cosas, que las colas de las desesperación ciudadana están en las oficinas de Servicio Andaluz de Empleo (SAE) y no en el Patio de los Naranjos. Que no se olviden.

Balance del año también han realizado IU y PSOE, en ambos caso para criticar lo que han sido las políticas del PP, tanto en el Gobierno central como en el Ayuntamiento de la ciudad o en la Diputación. Pedro García y Juan Pablo Durán aprovecharon la ocasión para eso, para reivindicarse (o intentarlo al menos) como alternativa, recordando los efectos de las reformas que han realizado los populares. Siguiendo el sabio refranero, que dice que en el término medio está la virtud, seguramente unos y otros habrán estado acertados en parte de sus análisis y desafortunados en otros aspectos.

Lo que parece meriadianamente claro es que el año acaba algo mejor de lo que comenzó, pero sin fuegos de artificio. Por desgracia, aún no estamos para fiestas, aunque ganas hay. Y muchas

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