"La Feria de Abril es para hablar de Semana Santa"

Javier Romero, natural de Sevilla, pasará la Semana de Pasión entre Córdoba, donde reside, y la capital andaluzal fervor cofrade "La familia Romero me hizo hermano del Gran Poder cuando nací y me ha faltado salir de angelito", bromea.

Ángel Robles

09 de marzo 2008 - 01:00

"Soy padre de 16 criaturas", bromea Javier Romero -un sevillano de 51 años residente en Córdoba- al referirse a su devoción como cofrade. Nacido en la provincia de Sevilla y criado en Carmona, se trasladó a Córdoba cuando sólo tenía 12 años. Romero estudió en los Maristas y siempre ha estado vinculado a la ciudad, pero su acento delata su procedencia: "Desde chico me ha gustado la Semana Santa. Mi abuela era camarera de María Auxiliadora en Carmona y salí por primera vez como nazareno con 7 años un Viernes Santo". Por aquel tiempo, también se vistió de "soldadito" y su abuelo paterno, secretario del Gran Poder, lo vinculó para siempre a esta hermandad.

Romero es empleado de banca en una compañía multinacional y vivirá la Semana de Pasión entre Córdoba y Sevilla: "La diferencia fundamental entre las dos es que aquella es mucho más antigua, las hermandades se encuentran consolidadísimas y el público sevillano está totalmente volcado". "La fiesta de Sevilla es la Semana Santa. La Feria es sólo para comentarla", bromea. Romero es, en la actualidad, hermano de cuatro hermandades: Las Penas y el Sepulcro, de Córdoba, y la Bofetá y el Gran Hermano, de Sevilla. Ésta última es la niña de sus ojos: "La familia Romero me hizo hermano cuando nací y me ha faltado salir de angelito en la procesión", se ríe.

En su amplio currículum cofrade, Romero acumula la organización, en el 81, de la cuadrilla de Las Penas, más de una década como costalero del Sepulcro y "12 años debajo del barco" de la Bofetá. Éstas son sólo algunas pinceladas de su actividad cofrade, lo que le permite hacer una comparación entre las tradiciones cordobesa y sevillana: "Lo bueno de Córdoba es que no han cogido lo malo de Sevilla y han sabido mantener sus tradiciones. En el tema de los costaleros, por ejemplo, se ha evolucionado hacia bien".

La mayor crítica va dirigida hacia el público: "No acompaña demasiado. Es triste que haya hermandades a las doce en la calle y se encierren solas", lamenta. En su experiencia como cofrade en Córdoba, Romero confiesa que le han sucedido "cosas muy curiosas". Como llevar sobre sus hombros el paso del Sepulcro y escuchar los aplausos del público al final de una levantada. "Me molestó mucho porque no es adecuado. Hay situaciones en que los aplausos son extemporáneos", dice.

También recuerda con desánimo la madrugada que algunas hermandades intentaron establecer en Córdoba, aunque finalmente tuvieron que desistir: "Recuerdo aquellos días y me da repeluco. La Hermandad de la Merced iba sola por la calle, el público no arropó nada esta iniciativa", lamenta. También se siente contrariado al ver a los cientos de penitentes del Rescatado "vestidos de civiles" detrás del paso, en lugar de llevar el atuendo de nazarenos. Eso sí, tiene dificultades para decidirse si tuviera que recomendar algún día de la Semana Santa cordobesa: "Es complicado porque todos los días hay procesiones muy buenas. Pero quizás me quedaría con el Domingo de Ramos, el Lunes y el Viernes Santo", describe.

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