Familias españolas con lazos africanos
Cada día son más las parejas que viajan a Etiopía, uno de los países africanos más pobres, para ir en busca de un niño ansioso de sentir el calor de una familia
El sueño de Anabel y Rafael era formar una familia, aunque en un principio nunca pasó por su mente que sus hijos fuesen a tener orígenes africanos. Su historia comenzó en 2003, cuando decidieron acudir a la delegación de Bienestar Social y dijeron con determinación "queremos adoptar", aunque el camino no sería nada fácil. Y es que antes de tener en sus brazos a su hijo tuvieron que pasar duros estudios psicosociales que demostraran su "idoneidad" para ser unos buenos padres".
Para esta pareja el primer año fue todo un caos en el que tuvieron que rellenar miles de papeles y tuvieron que pasar por cientos de interrogatorios y charlas de psicólogos y trabajadores sociales. Pero finalmente les comunicaron que tenían la idoneidad para ser padres; y es que, como bien dice Anabel, "el criar y educar a un hijo es una labor muy difícil y compleja y todo este proceso te sirve para ver si estás preparado para ello".
Tras superar este paso empieza una segunda etapa en la que deben de elegir cuál será el país de origen de su hijo. Según Anabel, estuvieron estudiando varias alternativas, pero finalmente eligieron Etiopía, "básicamente porque era donde había que esperar menos para tener a nuestro hijo en casa". A día de hoy están totalmente convencidos de que ésta fue una gran elección. "Etiopía es un país que engancha y que enamora tanto por la belleza de su paisaje como por su gente, la verdad que nosotros hemos sentido la llamada de África", asegura Anabel con brillo en los ojos. En el momento de su elección, esta pareja cordobesa desconocía que en los tres últimos años este país africano se ha convertido en un exportador de niños huérfanos debido en parte a la poca transparencia de las adopciones de los países del Este, como Ucrania o Rusia, o de la dificultad que en la actualidad existe para adoptar a niños en China. Etiopía cuenta con más de 70 millones de habitantes que se encuentran cicatrizando las heridas de su guerra con la vecina Eritrea durante los 90, uno de los enfrentamientos olvidados de este planeta. El 90% de los etíopes viven gracias a la ayuda humanitaria que les llega desde el exterior, tienen una esperanza de vida de 45 años y en la actualidad están haciendo resurgir su economía con la venta de café y con las adopciones internacionales.
En ese momento Rafael y Anabel no sabían nada de eso, pero en la actualidad disfrutan y viven muy de cerca las costumbres africanas. Sobre todo, quieren que sus hijos se sientan orgullosos de su país de origen, un pueblo aristócrata, uno de los más antiguos del mundo, nunca colonizado, pero humillado por su miseria. A pesar de estos datos históricos, Etiopía cuenta con una burocracia encaminada a la seguridad legal de los niños que saldrán de sus fronteras para vivir con una familia de acogida. Para formalizar la adopción este matrimonio tuvo que contactar con una Entidad Colaboradora de Adopción Internacional (Ecai), mitad ONG, mitad empresa, con sede en Barcelona. "La Ecai fue en todo momento muy transparente y nos trató fenomenal". Y es que, según Anabel, muchas parejas llegan a experimentar un poco de miedo al consultar en algunos blog de internet de aspirantes adoptadores "a los que no les están yendo las cosas bien". Por ello estos cordobeses no aconsejan el hacer uso de estas vías "que llevan totalmente a engaño".
Uno de los momentos más importantes llegó dos años después de comenzar con el papeleo, en mayo de 2005, cuando reciben la notificación de que un juez etíope les ha dado el visto bueno a todos los trámites y la Ecai les comunica que pueden ir a recoger a su hijo en su casa de acogida, situada en Adiss Abeba, un lugar destinado a preparar a los niños para tenerlos limpios y sanos para su entrega. Y de esta forma está más cerca de cumplirse su sueño, tener por primera vez en sus brazos a su hijo Rafa. Anabel recuerda este momento como uno de los más emocionantes de su vida y con un hilo de voz cuenta que su bebé tenía tan sólo cinco meses cuando lo adoptaron. Al verlo por primera vez, asegura que en sus ojos y en su sonrisa se notaba que la estaba esperando. Además, a la alegría de Rafa se une la de sus compañero que entre gritos y palmas despiden a su amigo. En Etiopía mueren 90 de cada mil niños que nacen antes de cumplir un año. La causa de muerte en la mayoría de casos tiene como origen el hambre. Por ello muchas madres biológicas los entregan a los orfanatos del Estado para que puedan vivir, aunque esta acción traiga como consecuencia el dejar de verlos para siempre.
Anabel asegura que Rafa en ningún momento presentó problemas afectivos o psicosociales y que se adaptó rápidamente a su nueva vida. Pero lo que más le sorprende a esta joven profesora cordobesa es la transparencia del trabajo de la Ecai y del sistema de adopción de este país africano. "Intentamos darle un donativo pero está completamente prohibido, incluso no te permiten que colabores con ellos ni con otra asociación del país hasta que no pasen dos años de la adopción". Y de esta forma finalmente están ya con su hijo al que el color de su piel hace que sus ojos brillen aún con más fuerza en su rostro.
A los dos años de haber formado su familia con lazos africanos, decidieron ampliarla y volver a llevar a cabo el mismo proceso que con su primer hijo. De esta forma, en agosto de 2007 llega Tsion, un pequeño bebé de seis meses con unas enormes ganas de vivir. "En la adopción de nuestra hija todo el proceso volvió a ser muy claro y transparente". Incluso, desde el momento en que los niños salen del país el Estado obliga a los padres adoptivos a enviar un certificado hasta que el menor cumpla quince años en el que quede patente que los pequeños cuentan con salud, se encuentran escolarizados y que viven en un ambiente idóneo. "Con esta obligación queda patente el interés del país por el futuro de los niños que dejan salir", explican.
Otra de las parejas cordobesas que al igual que Anabel y Rafael eligieron adoptar en este país africano es la de José Manuel y Mati, que no pueden disimular todo el amor que siente por su hijo Sancho, que juega de forma animada al balón junto a su amigo Rafa mientras que Tsion se divierte con su muñeca de trapo. Ellos también tuvieron que esperar un par de años hasta tener a Sancho en casa, pero "ver su sonrisa hace que olvides por completo la larga espera". Una de las últimas parejas que acaban de finalizar una adopción en Etiopía son Rafi y Miguel, quienes a finales de agosto viajaron a Adiss Abeba para reencontrarse con su pareja de mellizos. "Nosotros llevamos 15 años casados y pensamos en la adopción por la imposibilidad de quedarme embarazada, así que tener a los pequeños en casa es todo un milagro". En su caso la edad era un aspecto secundario por lo que no les importaba que sus hijos tuviesen 6 años, a pesar de que en un principio marcaron los cinco años como límite. "Nuestros niños han sufrido mucho porque han tenido que esperar en el orfanato nueve meses antes de encontrar a una familia debido a su edad". Pero ahora los malos momentos han quedado atrás y lo importante es que, juntos, van a emprender un apasionante futuro.
A la espera de la asignación de un pequeño etíope se encuentra Carmen, una joven cordobesa a la que los días se le hacen eternos por ver la carita de su hijo. En estos momentos ocupa el número 24 en una lista creada para el control de las adopciones en este país africano. El problema es que durante el último año el flujo de adopciones en Etiopía se ha visto colapsado debido al incremento de parejas que se decantan por este país. "El proceso está siendo bastante lento debido a que la poca transparencia de adopciones en otros países ha provocado que Etiopía sea uno de los destinos más elegidos". Pero lo que está claro es que de aquí a unos pocos meses tendrá a su hijo en casa para darle todo el amor que necesita. Un pequeño llegado de una tierra de príncipes, un lugar conocido por albergar en cada uno de sus rincones enigma, encanto y magia.
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