Fallece a los 65 años el abogado laboralista Filomeno Aparicio Lobo

Nacido en Sevilla, llegó a Córdoba a comienzos de los años 70 y tuvo un papel destacado durante la Transición

Foto: Francis Vargas
Félix R. Cardador

23 de febrero 2011 - 01:00

El abogado Filomeno Aparicio Lobo, nacido en Sevilla en agosto de 1945 aunque radicado en Córdoba desde comienzos de los años 70, falleció ayer a los 65 años víctima de una larga enfermedad. Miembro del Partido Comunista durante los últimos años del Franquismo y en la Transición, Aparicio dedicó buena parte de sus esfuerzos como jurista a la defensa de los trabajadores y participó en casos muy conocidos como el de Santana, el del Interhorce o el llamado Caso Almería, de 1981, cuando tres jóvenes fueron torturados y murieron a manos de miembros de la Guardia Civil tras ser confundidos con etarras. En el ámbito político, el letrado de origen sevillano tuvo un papel notorio en el proceso de la consecución de la autonomía para Andalucía, ya que fue el abogado que, a instancias del Partido Comunista, interpuso el recurso que permitió que se tuviesen en cuenta cientos de votos que en Almería y Jaén venían duplicados en el mismo sobre, y que en un principio habían sido anulados. Dado que ambas papeletas expresaban una misma voluntad, se contabilizaron, y eso permitió que Andalucía se subiese en igualdad al tren de las comunidades denominadas históricas. El letrado, que no gustaba de jactarse de sus logros profesionales, siempre se sintió orgulloso sin embargo de este capítulo de su carrera profesional que resultó a la postre decisivo para el devenir de la comunidad autónoma.

Filomeno Aparicio había nacido en Sevilla y era hijo de Pascual Aparicio, licenciado en Derecho y agente de Aduanas que llegó a ser presidente del Real Betis. En la capital hispalense inició sus estudios, en el Colegio Inmaculado Corazón de María-Portacoeli, aunque con 16 años consiguió ingresar en la Escuela de Derecho y Administración de Empresas (Icade), con sede en Madrid. Aparicio, no obstante, compatibilizó estos estudios universitarios con la asistencia a algunas asignaturas de la Universidad Complutense, lo que le permitió respirar de cerca el ambiente crítico con el régimen franquista y ser testigo de casos históricos de la época como la expulsión del filósofo José Luis Aranguren. El propio Aparicio reconoció en una entrevista a la escritora Matilde Cabello, que publicó en El Día un extenso perfil sobre el abogado hace ahora justamente dos años, que fue esa etapa madrileña la que supuso "una toma de conciencia" que marcó el futuro de su carrera como abogado y de su actividad pública.

Tras pasar una etapa fuera de España, en Inglaterra e Irlanda, donde se desempeñó como camarero y profesor de español, Aparicio optó finalmente por regresar a Andalucía después de recibir una oferta del despacho de Rafael Sarazá , miembro del Consejo General del Poder Judicial, Medalla de Oro de la ciudad de Córdoba y maestro de numerosos jóvenes abogados. La llegada a la capital cordobesa supuso para Aparicio, cuya muerte lamentó ayer en un comunicado el sindicato CCOO, no sólo un reencuentro con su tierra andaluza, sino el regreso a una vocación, la abogacía, que pudo desempeñar como siempre quiso, en defensa de los más débiles.

La figura de Filomeno Aparicio, que estuvo detenido durante tres días en las postrimerías del franquismo por su actividad política, fue alcanzando con los años mayor notoriedad y, de hecho, fue la persona que leyó el discurso en defensa de la democracia que se pronunció en la capital cordobesa el 24 de febrero de 1981, pocas horas después del golpe de estado frustrado sucedido hace ahora justo 30 años.

El funeral del abogado se celebra hoy a las 12:00 en el Tanatorio de Las Quemadas.

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