Emprender mediante sonrisas

Kennedy, el que fuera presidente de los EEUU, dijo en un famoso discurso que los chinos tienen la misma palabra para definir crisis y oportunidad. Así pensaron muchos emprendedores que, en los años más difíciles de la coyuntura económica que a día de hoy se sigue padeciendo, decidieron poner en marcha sus propios negocios y aventuras empresariales. Años como el 2012 no fueron períodos especialmente buenos para la economía española, ya que registró cifras de empleo que seguían desplomándose mientras que la tasa de paro acabó por situarse en un 26%, que llegó al 55% si se observan los datos en desempleo juvenil.

Sin embargo, no para todos fueron malas noticias. Hubo casos donde el emprendimiento y la puesta en marcha de negocios desembocó en aciertos empresariales, crecimiento y creación de empleo. Una de esas empresas creadas en los tiempos de crisis es Animaciones Dálmatas, dedicada a la animación infantil de todo tipo de eventos.

La empresa, constituida en el año 2012, cuenta a día de hoy con "más de 500 animadores en toda España", según cuenta su responsable de comunicación, Jessica Pérez. Pero esta "aventura", como la llama Pérez, comenzó cuando el empresario Rubén Rodríguez, junto a ella y a la que a día de hoy responde como responsable de marketing de la empresa, Carla Núñez, decidieron fundar Animaciones Dálmatas con la perspectiva de trabajar en todo el territorio nacional, teniendo como eje el uso de sus páginas web y las redes sociales. "También es un mercado con un nicho muy amplio, a casi todas las fiestas suele ir ya un animador", afirma Pérez.

Hace cuatro años, asegura, sólo operaban en Córdoba, Sevilla y Badajoz (lugar de residencia de los tres fundadores), pero "en cuestión de meses vimos que la cosa iba bien, así que ampliamos a niveles andaluz y extremeño", hasta alcanzar toda España a día de hoy, donde, según la responsable, "queremos seguir creciendo, pero no para saltar al extranjero, que es lo que nos quedaría, sino que ya nuestro objetivo es mejorar como empresa, hacer las cosas lo mejor posible", ya que para ella "el boca a boca hace mucho, casi más que todo lo que muevas por la red, hay incluso clientes que han recurrido a nosotros hasta en cuatro ocasiones".

Con todo esto en cuenta, se busca desde la empresa "calidad y un mínimo de experiencia" en sus animadores, magos y payasos. Incluso alguno de ellos cuentan con formación avanzada en la atención a los más pequeños como Silvia, una animadora de Sevilla que estudió Educación Especial. Estos mismos animadores son controlados por la dirección "para que los espectáculos y servicios que ofrezcamos sean un poco homogéneos", según Pérez.

La otra parte fundamental de este negocio son los clientes. Estos (la mayoría padres y familiares de los niños, aunque Animaciones Dálmatas tiene también convenios con empresas, como restaurantes, locales de eventos...) contactan con la empresa por vía telefónica o bien mediante mensajes en su web o en las redes sociales, en las cuales Pérez puntúa que "tenemos mucha presencia y tenemos que cuidarlas, porque, entre otras cosas, no tenemos sede física a la que puedan acudir nuestros clientes", y añade que "aparte de eso ponemos artículos sobre consejos para fiestas, curiosidades... todo eso suma". Después de ponerse en contacto con Animaciones Dálmatas, es la empresa la que informa a los animadores que se requieran, aunque "la mayoría de las veces se demanda pintacaras, trucos de magia o globoflexia, casi todas las fiestas lo hacen", afirma la responsable de comunicación de la empresa.

A día de hoy, Pérez reconoce que estas fechas son muy buenas para el ejercicio de sus actividades. "Desde que empiezan las comuniones en el mes de mayo, hasta octubre, no paramos de recibir llamadas y peticiones para que nuestros animadores vayan a cualquier sitio, aunque hay que decir que todo el año hay trabajo debido a los cumpleaños", asegura la responsable.

A pesar de haberse creado en uno de los años más duros de la crisis económica, se puede ver que ésta (como otras empresas) ha conseguido aflorar en un terreno árido, usando como fertilizante la constancia, la dedicación y la innovación.