Medio Ambiente

Los embalses de Córdoba afrontan el verano tan solo al 30% de su capacidad

  • Los pantanos apenas almacenan 1.017 hectómetros cúbicos de los 3.411 posibles en una época en la que no se prevén precipitaciones en al menos un par de meses

Pantano de Iznájar.

Pantano de Iznájar. / El Día

Dice el refranero popular que "Nunca llueve a gusto de todos" y que los hombres y las mujeres del campo siempre se encuentran a disgusto: tanto si el cielo descarga con fuerza como si lo hace con poca intensidad. El problema, y ahí sí hay unanimidad, es cuando las precipitaciones se convierten en una anomalía meteorológica. Es lo que empieza a ocurrir en la cuenca del Mediterráneo, de manera que los pantanos de Córdoba afrontan el verano al 29,8% de su capacidad. Teniendo en cuenta que hay pocas posibilidades de precipitaciones en estos tres meses, la situación parece que se va a volver a repetir y que el nuevo año hidrológico, que arranca el próximo 1 de octubre van a estar muy cerca de las cifras del pasado año, cuando estaban al 25% de su capacidad, dato que era el peor de la década.

En Córdoba no llueve desde hace demasiado tiempo y todo se resiente, incluidas las reservas de agua, que no pasan por su mejor momento. Y es que, según los datos aportados por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), hay varios pantanos de la provincia que afrontan estos meses de verano en situación de alerta. Eso sí, a pesar de ello desde la CHG destacan que el “abastecimiento está asegurado para los próximos años”.

Estos 1.017 hectómetros cúbicos almacenados, sobre los 3.411 posibles, constituyen una de las cifras más bajas de la última década a estas alturas de año, de acuerdo a los datos que constan de la Confederación Hidrológica del Guadalquivir (CHG) consultados en el Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH). Hace justo un año, los 13 embalses cordobeses acumulaban 1.257 hectómetros, el equivalente al 36,85% de su capacidad, por lo que la situación no ha hecho sino empeorar a lo largo de los meses con la pérdida de 240 hectómetros en un año.

El volumen, además, nada tiene que ver con los niveles óptimos registrados en 2012, según consta en el SAIH. Entonces, la provincia de Córdoba se hallaba en una situación óptima, al 94,45%, lo que llevó al organismo regulador de cuenca, incluso, a realizar desembalses.

Volviendo al presente, Iznájar y La Breña II se encuentran al 29,36% y al 18,59% de su capacidad, respectivamente. El primero almacena 288 hectómetros cúbicos y el segundo, 153. En octubre de 2013, Iznájar, el pantano de mayor capacidad de toda Andalucía, llegó a estar al 80%, con 788 hectómetros cúbicos.

El de Iznájar, que es el de mayor capacidad de Andalucía con 981 hectómetros cúbicos, también es el más importante de la provincia de Córdoba en cuanto a abastecimiento, puesto que suministra a toda la zona Sur y a parte de la Vega, hasta sumar alrededor de 300.000 vecinos.

Mientras, La Breña II es uno de las que más agua descarga para los cultivos de regadío de la zona, pero el que recibe menos aporte de agua por parte del río Guadiato, debido a su bajo caudal.

La CHG gestiona en la provincia 13 presas. Tras las dos citadas anteriormente, las que acumulan mayor volumen son Bembézar, con 131 hectómetros –el 38,30% de su capacidad–, y Guadalmellato, con 87 hectómetros –el 59,18% del total–.

El listado lo completan Yeguas, que acumula 64 hectómetros (el 27,95%); Martín Gonzalo, con ocho hectómetros (el 44,4%); Arenoso, con 42 (el 25,15%); San Rafael de Navallana, que abastece a Córdoba capital, con 58 hectómetros, el equivalente al 36,9% de su capacidad; Vadomojón, con 68 (el 41,7%); Guadanuño, con  0 hectómetro (el 0%); Sierra Boyera, con 18 (el 43,9%); Puente Nuevo, con 73 (el 25,8%), y el Retortillo, con 27 hectómetros (el 44,2%).

Córdoba tiene el 34% de todas las reservas de la cuenca

Las reservas hídricas de Córdoba están por debajo de la media de la cuenca, que abarca las provincias de Córdoba, Jaén, Sevilla, Huelva, Granada y Ciudad Real, donde los pantanos se hallan al 49,23% de su capacidad -la media andaluza-. Por encima de la media están Huelva, al 61,41% –con 926 hectómetros cúbicos–, y Sevilla, al 56,5% y con 533 hectómetros cúbicos acumulados. Algo más cerca de Córdoba se encuentra Jaén, aunque en este caso las reservas suman 831 hectómetros cúbicos, el 35,7% de su capacidad.

Si se tienen en cuenta las cifras absolutas, sin embargo, Córdoba es la provincia que cuenta con más agua embalsada para afrontar el verano, ya que es también la que dispone de los pantanos de mayor capacidad. Así, sus 1.017 hectómetros cúbicos equivalen al 34% de toda el agua embalsada de la que dispone ahora mismo la cuenca, que son 3.014 hectómetros. Tras Córdoba, por tanto, se sitúan Jaén, Sevilla, Granada, Huelva y Ciudad Real, cuya situación es casi anecdótica con una cifra que no llega a los cien hectómetros.

¿Alerta?

Estos datos llevan a una consecuencia: Córdoba inicia el verano camino de cumplir el ciclo hidrológico el 1 de octubre, en situación general que pudiera llegar a ser de “alerta” por la sequía que arrastra. La CHG tiene cuatro indicadores para medir el riesgo, según las reservas con las que cuenten los embalses. Así, el primero de ellos es el de “normalidad”, cuando no existe ningún peligro y los pantanos cuentan con un elevado porcentaje de agua recogida tanto para el abastecimiento como para el riego. Aquí se ubica el abastecimiento de Córdoba capital, una verdadera excepción. El segundo indicador es el de prealerta. Se trata de una escala que viene determinada cuando las reservas no son suficientes para atender dos temporadas. Así está Bembézar-Retortillo.

La situación de alerta es el tercer estado determinado por la CHG en sus informes de sequía. Esto significa que no se puede llegar a cubrir el 100% de la demanda de dos años para consumo, mientras que para el riego solo puede cubrir el 60% de la campaña de un año y del 80% de otra. Así está el conjunto de la provincia de Córdoba, a excepción de los dos casos antes citados. El de emergencia es el último estado determinado por la CHG en caso de sequía. Un pantano alcanza esta categoría cuando no puede garantizar el agua por completo durante un año, mientras que en un embalse de riego la cobertura cae hasta el 60% en el mismo plazo de un año.

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