Emacsa ha comenzado en esta semana los estudios geotécnicos para determinar el tipo de suelos y la profundidad del nivel freático existentes en la futura ubicación del tanque de tormentas, que se construirá en el Balcón del Guadalquivir. El objeto de estos estudios es establecer las medidas adecuadas de excavación y contención de tierra, así como el cálculo estructural del proyecto.

La empresa municipal de aguas ha informado de que estos datos serán incluidos en la redacción del proyecto técnico que, según las previsiones que maneja la entidad, estará concluido a finales de año.

Un tanque de tormentas es  un depósito que se construye para recoger el agua de lluvia transportada hasta él por los colectores, sobre todo cuando hay precipitaciones muy intensas, para disminuir la posibilidad de inundaciones en los casos en que la capacidad de escurrido del agua es menor que el volumen de lluvia.

Como ya anunciara en el mes de octubre del año pasado el alcalde de Córdoba, José María Bellido, junto al presidente de Emacsa, Ramón Díaz-Castellanos, el objetivo del tanque de tormentas es reducir la contaminación del cauce del río Guadalquivir a su paso por Córdoba, en época de lluvias. El presupuesto estimado es de ocho millones de euros y el plazo de ejecución de las obras está establecido en 20 meses.

El alcalde ya calificó entonces el tanque de tormentas como “un proyecto de ciudad”, siendo éste el primero de otros tanques de tormentas que se irán construyendo en Córdoba de forma progresiva.

El tanque de tormentas tendrá una capacidad útil de almacenamiento de aproximadamente 20.000 metros cúbicos de aguas diluidas y unas dimensiones de 4.000 metros cuadrados y 15 metros de profundidad máxima estimada. 

Su vaciado se hará mediante una estación de bombeo de aguas diluidas, integrada en el tanque y con conexión al colector marginal una vez finalice el episodio de lluvias.

El proyecto, además, incorpora un sistema para limitar y reducir los sólidos gruesos y flotantes cuando se produzcan desbordamientos al río Guadalquivir, y también instrumentación y telecontrol de todos los equipos electromecánicos. A ello se suma un edificio de control en superficie, dotado de cuadros eléctricos, control y telecontrol.