CRUZ CONDE, 12

Eliminado en la fase de grupos

  • Los datos de listas de espera dados a conocer por el SAS en un contexto de protestas médicas deben obligar a la nueva Junta a mejorar un sistema de Champions League

Fachada del edificio de Consultas Externas del Hospital Reina Sofía.

Fachada del edificio de Consultas Externas del Hospital Reina Sofía. / El Día

En Andalucía llevamos ya bastantes años escuchando de boca de quienes han dirigido la Junta que tenemos una sanidad pública poco menos que de Champions League. La llaman la joya de la corona. Yo eso no lo discuto, creo que los profesionales equipados con batas blancas, azules y verdes sí que son grandes estrellas del fonendoscopio, el bisturí... o lo que haga falta, profesionales a la altura de los mejores del mundo. Doy fe de ello. Otra cosa es el sistema que, aunque, insisto, no discuto que sea de Champions League, este año se ha vuelto a quedar eliminado en la fase de grupos a tenor, por ejemplo, de los últimos datos de lista de espera publicados por el Servicio Andaluz de Salud (SAS).

Se me podrá decir que en otros sitios están peor, sí, pero esos datos hablan de que más de 18.200 cordobeses esperan una consulta con el especialista, el 12,35% respecto a los datos de 2017, cuando había en lista 16.215 pacientes. Y de que, en concreto, en el Reina Sofía esa subida en la espera con respecto al año anterior ha sido de un 22,63%. Además, los datos también hablan de que en el que es el hospital cordobés de referencia, a la vez que han aumentado los enfermos en lista, también lo ha hecho el tiempo de espera, pasando de 30 a 38 días.

Eso sí, no todos iban a ser datos más negativos que los del pasado año. El SASdestaca que en la provincia son 5.131 las personas que aguardan una operación, un 35% menos que en el mismo periodo del año anterior –un 40% menos en el caso del Reina Sofía, centro hospitalario en el que los enfermos tardan ahora una media de 50 días en entrar al quirófano por los 58 del pasado año–.

Todo ello cuando hace tan sólo unas semanas que en Andalucía hemos asistido al circo político de una campaña electoral en la que según de la boca de quien viniera estamos mejor o peor en lo que a sanidad pública se refiere, una sanidad que pagamos todos con nuestros impuestos, que no se le olvide a nuestros gobernantes, sobre todo, a los que la van a iniciar legislatura tras las elecciones del 2D. Ahora que se va a producir un relevo en el banquillo de ese equipo de Champions League que es la sanidad pública andaluza es hora de que –sin populismos ni demagogias, sino estando a la altura de lo que la ciudadanía se merece– se refuercen aún más las fortalezas del SASy se mejoren las muchas cosas que necesita el sistema para no acabar cayendo otro año en la fase de grupos.

Porque, la sanidad pública andaluza es francamente mejorable después de que los efectos que la crisis ha dejado en la misma en forma de recortes y de ataques a su calidad no se hayan subsanado del todo. No es de recibo, por ejemplo, que las citas para el médico de familia en estas épocas navideñas arrastren, en el peor de los casos, una semana de retraso en Córdoba y que algunos facultativos hayan tenido que asumir dos y hasta tres cupos de pacientes debido a la falta de contrataciones, según el Sindicato Médico de Córdoba (Simec). Todo ello en una época del año en la que empiezan a aflorar los resfriados y las primeras gripes por la llegada del frío.

Y en un contexto en el que los médicos de familia desde hace meses han dicho basta ya de atender a una media de 28 pacientes al día, basta ya de no tener ni una media de atención de diez minutos para cada uno de ellos “cuando en Cataluña han clamado por tener al menos 12 y lo han conseguido”, basta ya de no sustituir todas las ausencias de profesionales, “sea cual sea la causa, desde vacaciones a enfermedades, y desde el primer día”...en fin, infinitos basta ya, como el que denuncia que Andalucía es la comunidad autónoma de España que gasta menos en sanidad.

El último informe comparativo realizado por la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública sitúa a Andalucía a la cola en gasto sanitario por habitante. Otro dato que revelaba ese estudio comparativo es que la inversión en sanidad prevista en las cuentas de la Junta para 2018 era menor aún que la incluida en los presupuestos de 2010, ya en plena crisis económica.

A ver si es verdad y ahora que se inicia una nueva legislatura en la Junta de Andalucía se trabaja con ahínco para que el sistema público sanitario andaluz levante el vuelo y repunte, porque, señores políticos y gobernantes, con la salud no se juega.

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