"Deben vigilar y poner más zonas de carga y descarga"

Que limiten las condiciones de su trabajo si es necesario, pero que se preocupen también de otros aspectos: eso sostiene la mayoría de los transportistas que se han hecho eco del contenido de la ordenanza, pendiente de aprobación y cuya entrada en vigor está prevista para principios del próximo año, que regula la actividad de carga y descarga. Antonio Rubio no vacila al expresar su opinión: “no veo mal la ordenanza en sí, pero tienen que prestar atención a las zonas de carga y descarga. Hay algunos comercios grandes donde tienen que parar muchos compañeros y no hay sitio”. Esta petición la comparte el grueso de repartidores, para los que los espacios de estacionamiento reservados para carga y descarga “son pocos”, como critica Sebastián Calzada, repartidor de pan. “El Ayuntamiento debería preocuparse de controlar los aparcamientos destinados para nosotros, porque los coches aparcan sin tener en cuenta los horarios y los policías tardan mucho en retirarlos o ponerles una multa”, explica Sebastián.

Antonio Rubio surte de productos cárnicos a decenas de tiendas de la ciudad. Sigue una itinerario trazado minuciosamente en función de la mercancía que tenga que entregar: prima la carne y luego entrega los embutidos, que aguantan más tiempo sin estropearse. Para él, los horarios que marca la ordenanza resultan incómodos, ya que, según apela, se vería obligado a modificar su ruta trabajo. “Si tengo que ir a repartir algo a una tienda antes de una hora y yo suelo hacerlo después, eso me rompe el ritmo”. Sebastián considera que se está dañando a los repartidores, cuando ellos no hacen más que organizar los repartos atendiendo a los horarios de los negocios: “no depende de nosotros, sino de los clientes y si tenemos que estar entre las 14:00 y las 16:00, por ejemplo, haciendo un trabajo, pues que caiga sobre nosotros la culpa no es justo”.

Otro de los aspectos que introduce la normativa y que no cuenta con el beneplácito de los trabajadores del sector es del tiempo en que debe desarrollarse la carga y descarga, que queda fijado en treinta minutos como máximo. En algunas circunstancias, cinco minutos son suficientes, pero en otros, como es el caso de Vicente Aldés y Renán, el periodo resulta ridículo. Trabajan para una cadena de supermercados y “descargar el contenido del camión si va lleno lleva mucho más que ese tiempo. Treinta minutos es muy poco”, comenta Vicente. El caso de Sebastián es diferente, pero también le puede afectar el límite temporal: “todo depende de las visitas que tenga que hacer. Hay veces que es una y tardo nada, pero hay veces que hay que hacer mucha y sí tarda más”.

La normativa contempla sanciones que oscilan entre 60 y 120 euros, según la gravedad de la infracción, cantidades que a Calzada le resultan “excesivas”. Son conscientes de que en ocasiones estacionan indebidamente sus camiones y furgonetas, pero, como esgrime Damián Gutiérrez, repartidor de bebidas, la carencia de zonas de estacionamiento así lo impone a veces: “llegas a un sitio y encuentras que no hay plazas libres y en otros casos que hay aparcados vehículos comerciales pero sin tarjeta de transporte. Es que no tenemos más remedio que aparcar mal y subirnos en la acera o dejar el vehículo en doble fila”.