42 Festival de la Guitarra

La guitarra de David Russell inunda Córdoba de paz

Un momento de la actuación de David Russell en el Teatro Góngora.

Un momento de la actuación de David Russell en el Teatro Góngora. / IMAE. Gran Teatro

Paz. Ese es el sentimiento que transmite David Russell en sus conciertos. Los críticos defienden que hay un antes y un después en la historia de la guitarra tras la aparición de este escocés clásico de renombre mundial por su gran musicalidad y grandes dotes artísticas. Cuenta su biografía que, nacido en Glasgow, emigró a los cinco años a Menorca, donde rápidamente se interesó por la guitarra, imitando el estilo de grandes como el maestro Andrés Segovia y el británico Julian Bream.  "Mis felicitaciones por tu musicalidad y técnica guitarrística", le llegó a escribir Andrés Segovia después de verlo tocar la guitarra en Londres, guitarra a la que trata con un amor exquisito, como demuestra cada vez que ofrece un recital en Córdoba.

En cada concierto de los que ha despachado en el Festival de la Guitarra  de Córdoba no esconde el cariño que le tiene a la ciudad, y el mimo y la devoción con la que responde ésta hacia quien se sabe que es ya una leyenda: la emoción, los comentarios, las diferencias de edades entre los asistentes...Russell comienza su concierto de la 42 edición del Festival de la Guitarra en el Teatro Góngora, su casa, como ya es un clásico en él, con la elegancia y el saber estar que ya le caracterizan, su ipad a punto, su micrófono a distancia prudencial -más tarde se lo acercaría un poco más-, gafas y a deleitar.

La primera parte de concierto se abre con Campanas del Alba, de Regino Sainz de la Maza y Ruiz, un autor que quiso ampliar el repertorio guitarrístico con las aportaciones del jazz y el impresionismo. Ese bello ejercicio de amor por las seis cuerdas continúa con una sonata de Benedetto Marcelo, con sus adagio y allegro. "Benedetto era un autor italiano de la zona de Venecia, que era contemporáneo de Vivaldi y que escribió muchas sonatas, para mí, esta que voy a interpretar es la más bonita de las que compuso", relata Russelll al público. Tras ella, llega la Suite Valenciana de Vicente Asencio. "A Vicente Asencio lo conocí en los años 70, era un personaje muy divertido al que le tuve mucho cariño; es muy conocido en España, pero fuera de España no se conoce tanto y esta es una de mis obras favoritas", detaca antes de puntear gloriosamente su guitarra.

La primera parte del recital concluye con  Variations Brillantes de Bernhard Lackenbacher. Y la segunda parte se abre con The Blue Madeleine, de Giacomo Susani, "inspirada en un libro de Marcel Proust", novelista y crítico francés cuya obra maestra fue En busca del tiempo perdido. "Hace años,  Giacomo Susani estaba estudiando conmigo en la Royal Academy of Music de Londres y tocó una obrita pequeña que me encantó y que con el paso del tiempo fue engrandeciendo en cuatro tiempos y dos áreas y que se convirtió en  The Blue Madeleine, que me dedicó", detalla.

David Russell continúa su recital con unas sonatas de Carlos García Tolsa, "un compositor para muchos desconocido; su música tiene un aire muy romántico. He escogido dos sonatas suyas, la primera se llama Al fin solos y la segunda, Pienso en ti", comenta. Las raíces son las raíces y el magistral intérprete no puede abandonar el Teatro Góngora sin volver la vista atrás hasta los primeros años de su niñez para continuar deleitando al respetable, en esta ocasión con música celta. "Aunque he pasado media vida o más en España, nací en Escocia, de familia escocesa, así que voy a tocar piezas celtas", destaca. Esas piezas son Bolt the door, Morag, "que es el nombre de una chica", y Gurty’s Frolic.

El show ha concluido y este ganador de un Grammy, Doctor Honoris Causa en Música por la Universidad de Arizona, y reconocido guitarrista por su maestría y arte inspirador ha vuelto a demostrar que hubo un antes y un después en la historia de la guitarra desde que él es uno de sus más grandes apóstoles.

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