Córdoba suma ya más de una veintena de casos activos de viruela del mono

Córdoba ha registrado cuatros nuevos casos de viruela del mono desde el pasado martes 26 de julio y el total de casos activos registrados por la Consejería de Salud y Familias es ya de 23, según el último parte notificado este martes.

Fue el pasado 24 de junio cuando se dio a conocer el primer contagio de viruela del mono en Córdoba, mientras que el segundo se hizo público el 28 del mismo mes y el tercero, el 1 de julio. Desde entonces, se ha producido un aumento progresivo hasta sumar los 23 confirmados este viernes.

En Andalucía hay actualmente 345 casos activos de esta enfermedad, lo que supone 25 más que el pasado martes. Málaga sigue siendo la provincia con mayor número, 143 (tres menos más que el pasado martes); seguida de Sevilla, con 94 (14 más); Cádiz, con 49 (ocho más); 22 en Granada (dos más que en el anterior parte), 23 en Córdoba (cuatro más), 10 en Huelva (dos más), tres en Jaén (uno menos) y uno en Almería (uno menos).

La Consejería de Salud también ha informado de que hay 72 casos en investigación y 196 descartados de viruela del mono que se han declarado a la Red del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Andalucía (SVEA). Asimismo, 144 casos antes confirmados ya están inactivos.

Síntomas

Según el protocolo de la viruela del mono publicado por el Ministerio de Sanidad, la infección suele ser una enfermedad autolimitada y la mayoría de las personas se recuperan en varias semanas. Sin embargo, en algunos casos puede producirse una enfermedad grave.

El período de incubación es de seis a 16 días, pero puede oscilar entre cinco y 21 días. El cuadro clínico clásico inicial descrito hasta este brote suele incluir fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, linfadenopatías y cansancio. Entre uno y cinco días después de la aparición de la fiebre, se desarrolla una erupción, que a menudo comienza en la cara y luego se extiende a otras partes del cuerpo. Tiende a concentrarse más en la cara y las extremidades que en el tronco.

Afecta a la cara (en el 95% de los casos) y las palmas de las manos y las plantas de los pies (en el 75% de los casos). También se ven afectadas las mucosas orales (en el 70% de los casos), los genitales (30%) y las conjuntivas (20%), así como la córnea.

Característicamente, las lesiones evolucionan de forma uniforme y de manera secuencial de máculas a pápulas, vesículas, pústulas y costras que se secan y se caen.

Los síntomas suelen durar entre dos y cuatro semanas. Los casos graves ocurren con mayor frecuencia entre los niños, adultos jóvenes y personas inmunocomprometidas y están relacionados con el grado de exposición al virus y la vulnerabilidad de la persona.