"Córdoba tiene todavía un drama y es que no aprovecha oportunidades"
Tras 25 años vinculado a Bodegas Campos cerró una etapa con su marcha a Málaga Un año después ha vuelto a su ciudad para ponerse al frente de una institución centenaria



A veces detrás de una decisión difícil aparece una gran oportunidad. Es lo que le ha pasado a Javier Campos que, tras 25 años vinculado a la empresa familiar, Bodegas Campos, decidió cerrar una etapa. Reconoce que entonces no tenía ninguna oferta pero se fue a Málaga dispuesto a empezar una nueva vida. Un año después recibió una llamada para incorporarse como gerente al Círculo de la Amistad, un reto que afronta con mucha "ilusión" y "entusiasmo". Campos está encantado con su nuevo puesto y quiere dedicarse de lleno a él.
-Se incorporó al Círculo de la Amistad a principios de mes, ¿cómo van esos primeros días?
-Estoy encantado. Cuando recibí la llamada del presidente para incorporarme a este apasionante reto del Círculo de la Amistad decidimos que me incorporara en agosto porque es un mes más tranquilo y yo necesitaba hacer una inmersión en esta maravillosa institución. Quería conocer las instalaciones, dependencias internas, funcionamiento, reglamentación y, sobre todo, conocer los equipos de personas de manera que cuando llegue el socio en septiembre no haya sido un desembarco en mitad de la actividad, sino que ya voy teniendo un mayor conocimiento de la casa. Y cada día uno se va enamorando más de esta institución y de lo que significa para Córdoba.
-¿Se esperaba la llamada del presidente del Círculo?
-En absoluto. Salí de Córdoba un 29 de julio y nos fuimos a Málaga. Sabía que se abría un mundo nuevo pero en ese momento no tenía ninguna oferta de trabajo. A lo largo de este año he tenido algún ofrecimiento pero como cordobés, como hostelero, esta institución del Círculo de la Amistad es la que me ha hecho volver a Córdoba y doy gracias a Dios.
-¿Qué retos se ha marcado?
-Tenemos un reto global que es el conocimiento. Me he encontrado un grupo de personas fantástico en esta casa y quiero tratar de actualizar un poco los servicios. Hay muchísimas cosas buenas y hay que seguir manteniéndolas y en aquellos puestos y servicios que necesiten un empujón hay que actualizarlos y que el socio se sienta a gusto.
-¿Abrir más el Círculo a la sociedad?
-Esta institución tiene que tener como prioridad el socio, que en estos momentos son más de 2.000 y que contribuyen al sostenimiento de la casa y la disfrutan a diario en sus múltiples facetas. También la institución está abierta a Córdoba a través de actos que se organizan y los servicios de hostelería que se prestan. Lo que debemos es ordenar esos flujos de manera que el socio siga sintiendo la casa como suya y el ciudadano pueda también gozar de esta maravilla, tratando de conciliar los distintos intereses. También hay que tener en cuenta las distintas edades del socio y conciliar todas las actividades para diferentes gustos.
-Al final su paso por Málaga ha sido muy corto, ¿siempre pensó en volver?
-No. Uno nunca sabe qué va a pasar con su futuro. Mi hija se fue llorando de Córdoba y sin embargo se ha sentido muy a gusto en Málaga. No teníamos una decisión, la idea era abrir una nueva etapa y cada día tratar de ver y analizar las oportunidades que podían surgir. No nos esperábamos volver hasta la llamada del presidente del Círculo, que agradeceremos de por vida.
-¿Cómo se ve a Córdoba desde Málaga?
-Yo me he encontrado mucho cariño y facilidades por parte de los malagueños. El cordobés es querido en Málaga, nos tratan como hermanos, hay una sintonía muy de hermandad, muy agradable. Yo veo a Málaga como un complemento para Córdoba.
-Siempre se ha tenido a Málaga como un espejo en el que mirarse dentro del sector turístico.
-Málaga ha conseguido, con la revolución de la Escuela de Hostelería la Cónsula, que la ciudad se desarrolle desde el punto de vista gastronómico, algo que hasta ahora no había pasado porque la gastronomía, salvo honrosas excepciones, se limitaba a los grandes chiringuitos de playa. Málaga en general ha tenido un gran proceso de transformación apostando por la cultura con la incorporación de un conjunto de museos. Yo recuerdo que fui a trabajar a Málaga en el año 82 y había cuatro hoteles de cuatro estrellas, hoy hay 32. He comprobado que el invierno en Málaga no es tal temporada baja, para colmo los cruceros ahora están llegando casi todo el año. Creo que el malagueño vivía de espaldas a su realidad pero con el liderazgo de un alcalde muy sensato con independencia de la política, ha conseguido tener un proyecto de ciudad y lo están disfrutando hoy en día los malagueños con mucho orgullo. Siempre es bueno aprender de los demás. Los unos tenemos que aprender de los otros, aquí en Córdoba también hay cosas que se hacen muy bien.
-¿Cuáles?
-Tenemos un urbanismo muy auténtico, un casco histórico muy bien conservado, mucha riqueza y autenticidad. Málaga en temas urbanísticos quizá no esté tan a la altura de Córdoba. Pasear por Córdoba es un ensimismamiento, un canto a los sentidos, cuando uno estaba en Málaga añoraba muchas veces esos paseos. Es normal que nosotros seamos autocríticos y queramos avanzar, pero tenemos muchas cosas buenas. El haber empezado a mirar al río también ha sido un acierto. Creo que en Córdoba, aunque lentamente, vamos avanzando significativamente.
-Se le considera el artífice de la modernización de Bodegas Campos, ¿imaginaba cuando llegó allí, con 26 años, que iba a llegar tan lejos?
-Desde el primer día tuve la inmensa suerte de suceder a mi padre, mis hermanos y mis tíos y luego encontré en las familias Zurera y Padillo (los accionistas de la época) una sintonía extraordinaria. Nuestro barrio estaba muy deprimido, aún no había llegado el Plan Urban, los vecinos salían a otras zonas de la ciudad y me di cuenta de que estábamos olvidando nuestra esencia. Yo entré fueron años complicados pero, con mucho trabajo y entrega, con unas ideas de respeto hacia las costumbres sanas de Córdoba, hacia el urbanismo popular, hacia la cocina tradicional, lo conseguimos. Lo que tenemos es una satisfacción de que Bodegas Campos no fuese pasto de los metros cuadrados porque cuando yo entré a trabajar había una profunda crisis y hubiera habido la tentación de que aquello se hubiera derribado. Sin embargo se consiguió salvar un conjunto de casas populares que hacen que el cordobés se sienta orgulloso de ese rincón. Estoy satisfecho por haber contribuido al desarrollo del empleo y haber trabajado con una gente maravillosa, pero eso fue una etapa y ahora estoy en una nueva. He tenido un año de paréntesis, de reflexión, de replantearme mi vida y ahora estoy muy ilusionado y muy agradecido por la oportunidad de estar en esta casa también centenaria de Córdoba. Aquí también veo muchos valores de los que yo tenía en Bodegas Campos.
-¿Cómo se consigue pasar de ser un establecimiento hostelero a un símbolo de la ciudad?
-Porque son casas que trabajan paras personas pero no solo para un momento de consumo. Mi pasión son los restaurantes, pero más allá de esto, hay que tratar a la persona como se merece, no reducirnos a un momento de consumo. Plantear los servicios enfocados a personas, no a consumidores.
-Eso va en contra de la imagen tradicional que se tiene del hostelero en Córdoba como una persona poco afable...
-Eso es la fama pero, ¿cuántos establecimientos de Córdoba han llevado el nombre de la ciudad por el mundo? ¿Cuántas tabernas hacen de su establecimiento ese rato de convivencia? Siempre hay un tópico pero creo que el hostelero profesional hace una función social de atender personas, no está solo despachando vinos.
-Quizá la manera de tratar a las personas es la clave para explicar el éxito o fracaso de los negocios.
-Afortunadamente hay muchos tipos de negocio y cada uno toma el camino que quiere. En cada momento hay un servicio pero yo me identifico donde se pueda dar un servicio más allá de una mera comida, donde se dé un servicio a la persona.
-Entre los diferentes tipos de negocios, la crisis está propiciando la apertura de pequeños bares con comida fría como salida laboral para muchos parados. ¿Qué opina?
-Hay que adaptarse a las circunstancias todos los días, analizar el mercado y cuando uno lanza una oferta tiene que estar permanentemente en acción. Creo que han acertado estos conceptos de neo restauración con precio asequible pero yo ya me plantearía las necesidades del consumidor. Analizar el pasado es muy fácil pero prever el futuro requiere de una permanente observación de los comportamientos y necesidades de las personas. Seguirán surgiendo nuevos modelos a los que no hay que oponerse, pero la oferta se tiene que ir adaptando a los cambios de la sociedad.
-A pesar de los cambios de la sociedad y de las prisas, afortunadamente en Córdoba aún se considera el momento de la comida como un rato de disfrute, de convivencia con la familia o amigos.
-Nosotros tenemos una ventaja y es que podemos ir a casa a comer a mediodía, algo que no ocurre en otras ciudades. Creo que en Córdoba siempre va a existir esa comida de disfrute, de reposo, porque es algo consustancial a nuestro carácter y es muy bueno que haya un amplio abanico de ofertas y posibilidades.
-Supongo que en sus reuniones familiares se habrá contado muchas veces la historia del desembarco de la familia Campos en Córdoba.
-Nuestro abuelo Domingo vino a Córdoba como otros tantos sorianos porque era un complemento ideal para los inviernos duros de aquellas tierras castellanas. Nuestro abuelo Domingo se enamoró de Córdoba y de una cordobesa del barrio de Santiago, la abuela Teresa, y él, que había trabajado en una bodega, cuando se casó fundó la suya propia: Bodegas Campos. Tuvieron nueve hijos y a lo largo de esos años la bodega sufrió una gran transformación. Paco, el pequeño de los hermanos, el que está hoy en Málaga, supo captar que la bodega tenía otras posibilidades más allá de la comercialización de los vinos. Al final de la bodega había unos patios, unas casas y vio más allá de la realidad y supo conectar con el incipiente turismo que llegaba a Córdoba en los años 60 para visitar el museo de Julio Romero. Él fue el que puso la semilla y el que nos enseñó a ver más allá de las cuatro paredes y de lo material. Nosotros nos sentimos muy orgullosos del legado del tío Paco que se resume en un respeto al entorno, a las personas, a las costumbres, a los productos y a sentirse orgulloso de lo propio. Él se fue a Málaga y años más tarde nosotros continuamos la estela que nos marcó.
-¿Fue duro dejar Bodegas Campos después de tanto tiempo?
-Fue una decisión dura porque yo a Bodegas Campos la querré toda mi vida y sin embargo fue una decisión libre y la tomé plenamente convencido. Yo he estado 25 años en una etapa preciosa pero estaba convencido y, al menos, llegamos a un acuerdo civilizado. Quería abrirme a nuevas posibilidades sin saber si iba llegar a algo nuevo, pero hay que asumir la vida como nos viene y hoy por hoy me alegro de haber cerrado una etapa y haber abierto otra.
-¿Qué otras instituciones o colectivos en Córdoba necesitarían una actualización?
-Yo no soy quien para juzgar, el tiempo lo va poniendo todo en orden. Lo que considero es que en Córdoba tenemos un grandísimo potencial a nivel cultural, económico, agroalimentario, sanitario, geográfico y en la comunicación. Lo único que apelo es al compromiso que tenemos con la ciudad y la provincia y las personas que nos visitan. Tenemos que jugar todos el papel de ciudadanos que nos corresponda y mover esto, porque todavía hay un drama en esta ciudad que es el no aprovechamiento de oportunidades, el coste de oportunidades, lo que nos cuesta aprovechar las oportunidades.
-¿Por qué nos cuesta tanto?
-Creo que vamos por el buen camino. La responsabilidad es de todos: vecinos, empresarios, políticos... Todos nos tenemos que levantar sabiendo que tenemos un pequeño compromiso. Yo soy optimista, lo que pasa es que se necesita tiempo y Córdoba es una ciudad muy compleja, pero estoy convencido de que le espera un futuro mucho mejor. Además hemos hecho muy bien los deberes.
-Ha sido presidente del Consorcio de Turismo, desde su experiencia, ¿se puede mejorar la relación entre el sector público y privado para avanzar en el desarrollo de la ciudad?
-Aquello fue una etapa muy bonita para mí pero ya estoy en otra. Lo que tengo es un respeto enorme hacia todas aquellas personas que tienen que tomar decisiones y les animo a que lo hagan. Es lógico que haga colaboración. Al final lo que tenemos que hacer es ponernos el sombrero cordobés y buscar entendimiento por el bien de la ciudad y los cordobeses. Mientras más entendimiento, más oportunidades de empleo y de crecimiento.
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