"Córdoba está preparada para ser paradigma de la buena sanidad"
Juan Manuel Laborda. Director Médico del Hospital La Arruzafa
El oftalmólogo es socio fundador de la clínica, que en poco más de 20 años se ha convertido en un referente a nivel nacional y cuenta con una fundación dedicada a proyectos sociales
Juan Manuel Laborda (Caravaca de la Cruz, Murcia, 1957) es director médico y socio fundador del Hospital La Arruzafa, una clínica que en poco más de 20 años se ha convertido en un referente a nivel nacional en oftalmología. Este especialista comenzó en la sanidad pública y, aunque reconoce que le encantaba, había "muchas cortapisas para todo" en lo referente a procedimientos y técnicas. La Arruzafa "fue la oportunidad de poder hacer lo que queremos, ser independientes y además organizar una cosa que para nosotros es fascinante como es la fundación". Con ella devuelven "a la sociedad su confianza en nosotros a través de obras sociales". El destino de Laborda parecía escrito: nació en un sanatorio antiguo de su pueblo dedicado a la oftalmología con el que tenía vinculación familiar. Desde pequeño veía a los pacientes salir de allí con los ojos tapados y, mientras los demás niños de su edad soñaban con ser toreros o futbolistas, él ya quería ser oculista. Estudió en la Universidad Complutense de Madrid y a Córdoba llegó para hacer el MIR. En principio era sólo para cuatro años pero aquí sigue al frente de uno de los centros sanitarios con más prestigio e innovadores de la ciudad.
-¿En qué momento se encuentra el Hospital La Arruzafa?
-En uno importante por la expansión: estamos a punto de inaugurar el tercer edificio y este año, afortunadamente, ha sido complicadísimo de actividad. Hemos hecho muchas técnicas y procedimientos nuevos, además de las expediciones con la fundación. Realmente ha sido un año muy activo en todos los sentidos y estamos muy ilusionados con el proyecto del tercer edificio, al que queremos mudarnos a primeros de año. Estábamos ya muy copados de sitio y nos va a permitir más espacio.
-¿Cómo les va con el Banco de Ojos?
-Poquito a poco. La progresión es la adecuada y ahora estamos buscando el procedimiento para intentar que haya más donaciones y poder conseguir córneas. Vamos a acabar el año con 110 trasplantes realizados. Somos el centro andaluz que más hace y de los primeros de España. En ese sentido, tenemos que conseguir más donaciones para mejorar y para dar córneas a otros hospitales que las necesiten.
-En el ámbito de las donaciones, las de córnea son las más desconocidas...
-Falta comunicación. Hay un campo amplísimo de posibilidades de mejorar técnicas y procedimientos si se disponen de las córneas. No sólo para implantarlas, sino para investigar sobre los tejidos. El tema de las donaciones está claro: ¿para qué queremos los órganos si no nos sirven cuando morimos? Ahí estamos en esa lucha y hace falta mucha comunicación para conseguirlo.
-¿Qué papel juega la investigación en el trabajo que se realiza en La Arruzafa?
-Uno básico, muy importante. Tenemos varias técnicas nuevas que están investigándose, el estudio de tejido, vamos a abrir un departamento de I+D+i, que hasta ahora estaba pero no de forma perfectamente organizada; y en cualquier disciplina y subespecialidad hay procedimientos que se están investigando.
-¿Y la alianza entre medicina y tecnología?
-Por supuesto. Tenemos que estar innovando continuamente y adquiriendo equipos, nuevos láser, aparatos de exploración...
-Eso supone una buena inversión.
-Sí, pero afortunadamente podemos hacer todo eso. La verdad es que es un sacrificio muy grande pero lo vamos consiguiendo y estamos al día de todo.
-Uno de los hitos del hospital ha sido la implantación de un ojo biónico. ¿Qué ha supuesto para este centro?
-Mediáticamente ha sido muy importante. A nosotros, más que eso, lo que nos ilusiona es lo contenta que está la paciente y que tenemos varias personas que cumplen las condiciones para poder implantarles. Pero también necesitamos financiación porque es un método muy caro y los pacientes no pueden pagarlo. Fue algo muy espectacular, además con una mujer de Córdoba y con las características que tiene Josefa, porque es una persona muy especial. Ahora le vamos a mejorar la calidad de su visión, se van a cambiar cosas en el procesador que lleva para que pueda ver matices de colores.
-En poco más de 20 años el hospital se ha convertido en un referente en España. ¿Cuáles son las claves?
-Hemos empezado poco a poco, creo que eso es una clave. Hemos ido despacio y progresando, creciendo, conforme se iba pudiendo. Esto nunca ha sido una aventura en el sentido de arriesgar el futuro. Empezamos 13 personas en 1993 con un primer edificio, cuando llegó el momento y necesitábamos más quirófanos se consiguió el hospital y pasamos a ser entre 45 y 60. Ahora somos 96 y con la inauguración del nuevo edificio de consultas pasaremos a ser unos 120. Las inversiones han ido creciendo con nosotros. Esa es la clave: lo importante es hacer las cosas con sentido común, procurar ser muy honrados con nuestra actividad y tener la suerte de juntar un equipo humano fantástico que tengo el privilegio de dirigir y del que soy uno más. Son gente extraordinaria; desde las auxiliares hasta las enfermeras, ópticos, oftalmólogos, las personas de administración y los voluntarios.
-¿Qué supuso para Córdoba la apertura de este centro?
-Al principio era una clínica más. Cuando empezamos era una apuesta por el futuro porque teníamos claro lo que queríamos lograr. Han pasado 23 años y creo que ahora es muy importante: aquí vienen pacientes de toda España y eso es inversión, ganancia para todos porque utilizan taxis, van a restaurantes... Tenemos a diario entre 200 y 250 pacientes que, por supuesto, no son todos de Córdoba porque aquí no hay tantas patologías para eso. Algunos llegan con enfermedades muy complicadas de otras provincias de Andalucía y de toda España. Que Córdoba tenga un centro de referencia es muy importante.
-¿Qué evolución ha visto en la medicina desde que llegó a Córdoba?
-Córdoba siempre ha sido pionera en muchos procedimientos en medicina en general. Se piensa siempre que aquí podría hacerse como en muchas ciudades americanas, que son paradigmas de la buena sanidad. Córdoba está preparada, hay muy buenos médicos, muchas especialidades, muchos procedimientos... Desde que vine, Córdoba me impactó por la excelencia de las especialidades que hay y creo que eso ha ido mejorando con los años y lo sigue haciendo.
-¿Por qué tiene que ser un centro privado el que innove en el ámbito de la oftalmología?
-La sanidad pública también hace muchos avances, depende de la especialidad que tengas, el momento que se viva, el caso que hagan a cada servicio... En Córdoba hay muchos sitios públicos que trabajan excelentemente, son muy buenos y yo no dudaría en ponerme en sus manos si alguna vez lo necesito. Es cierto que hubo una época en la que las cosas no funcionaban adecuadamente y me decidí por fundar esto. El paso de los años nos ha permitido ser muy felices aquí, ser independientes, tener iniciativa, innovación...
-En estos casos la independencia es fundamental.
-Sí, la independencia de hacer lo que quieras, invertir en lo que quieras y con la ilusión que quieras. Eso es fantástico.
-¿Cuidamos bien los cordobeses de nuestros ojos?
-Cada vez mejor pero hay de todo: hay más prevención y las personas sanas acuden más a revisarse, aunque no todo lo que debieran. Luego hay muchas enfermedades crónicas, como glaucoma, y no siempre los pacientes se cuidan adecuadamente. El cuidado ha mejorado mucho pero debe hacerlo más. Hay que darse cuenta de que tenemos dos ojos para toda la vida, que hay que cuidarlos y que cuando aparece una patología hay que tratarse y seguir las indicaciones.
-¿Cuáles son las principales aberraciones que cometemos con nuestros ojos?
-Tocarse tanto. Como decían los antiguos, los ojos hay que tocárselos con los codos. No hay que restregarse porque llevamos habitualmente las manos sucias, hay que protegerse con gafas de sol, tener mucho cuidado con la higiene y llevar las gafas adecuadas si se necesitan. Hay muchas cosas que podemos hacer para cuidarlos, y no siempre se hacen.
-¿Qué opinión tiene de que el precio de las gafas sea el de un producto de lujo?
- ¿Ah, sí? No lo sabía. Hay ópticas para todo. Es cierto que a fecha de hoy todavía hay personas que tienen dificultad para adquirir gafas, no hay que irse a África. De hecho, nosotros ayudamos a través de la fundación a personas que tienen ese problema y les conseguimos gafas gratuitamente. Hay varias ópticas que colaboran con nosotros. Evidentemente, si una persona quiere unas gafas de marca, con un diseño especial... pero las gafas son un producto de primera necesidad y deben tener precios acorde con eso.
-¿Cree que debería implicarse la Seguridad Social en facilitarlas?
-Por supuesto. Las gafas son como una medicina. A las personas que no pueden acceder a ellas debería cubrírselo la Seguridad Social.
-Uno de los puntales de La Arruzafa es la fundación. ¿Es la parte más gratificante?
-Sí, bueno, todo lo es porque también intervenimos pacientes a diario y eso también es gratificante. La fundación es muy gratificante porque adonde vamos a las expediciones no tienen posibilidad. Aquí tenemos una sanidad pública, universal y gratuita, se supone. Allí vas a un sitio en el que no van a ver un oculista en su vida ni la posibilidad de que los intervengan. Aportamos nuestro granito de arena y ya forma parte de nuestro trabajo. Este año hemos ido a cuatro expediciones; es parte de nuestra actividad.
-Usted es parte activa en esos viajes. ¿Ha ido a todos?
-A casi todos. Están los médicos jóvenes un poco inquietos porque quieren ir y que me aparte pero todavía me encuentro bien. Ya les he dicho que tendrán tiempo suficiente y, aparte, son muchas expediciones al año. Van oftalmólogos, ópticos, enfermeros, auxiliares y anestesistas; entre siete y nueve en el equipo, y hay sitio para todo el mundo. Por ahora, me gusta ir y estoy capaz para ello. Nos repartimos el trabajo entre todos y hacemos relevos porque son viajes agotadores.
-¿Qué le aportan estas expediciones?
-Vida y fuerza. Seguimos con mucha ilusión en esto. Ya nos hemos acostumbrado pero los primeros viajes fueron impactantes y muy duros, volvíamos todos medio tocados por lo que habíamos visto y sentido. Ya es fácil, a todo se acostumbra uno. Ahora cuando volvemos aquí, al día siguiente nos quitamos la mochila, venimos al hospital y seguimos haciendo la misma actividad. Para mí la fundación, los viajes y lo que hacemos forma parte de mi vida y es básico, no podría renunciar a eso.
-¿Recuerda su primer viaje?
-Sí, fue a Tanzania en 2006. Me acuerdo perfectamente quiénes íbamos, el impacto de llegar a un sitio desconocido, un medio al que no estábamos acostumbrados, las condiciones, los primeros pacientes... Cuando volví mi mujer recuerda que estuve 15 días sin hablar y a los 15 días me dijo: "¿Vas a hablar ya?". No me había dado ni cuenta pero estaba impactado. Ya he formado parte de 22 expediciones y me voy y vuelvo absolutamente normal, o eso creo.
-¿Qué ha aprendido de esto?
-Se aprende mucho de ellos y creo que también he madurado muchas cosas como persona y como profesional. Aparte de que conoces procedimientos y enfermedades que no hay aquí, aprendes mucho más de cómo son y su sencillez. Nosotros nos movemos en un mundo muy complicado, allí es todo mucho más sencillo, no se plantean la vida para mañana o pasado, sino que viven el presente, y si tienen para comer hoy, comen, y si pueden conseguir más para mañana no lo hacen. Y lo hacen con una naturalidad...
-También tienen proyectos a nivel nacional.
-En La Arruzafa atendemos a pacientes sin recursos. Si alguien, por la causa que sea, necesita nuestra ayuda, se la damos. También colaboramos con otras ONG como Cruz Roja, Emet-Arco Iris o con las adoratrices. Colaboramos en todos los sentidos porque si cualquiera de sus componentes tiene problemas en los ojos los atendemos. Ahora vamos a firmar un convenio con Mía o que hago. En ese sentido también estamos creciendo: cada vez vemos e intervenimos a más pacientes sin recursos.
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