"En Córdoba se echa en falta la valentía y la apuesta por lo nuevo "

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"Aquí no se puede tener éxito", dice el responsable del equipo que fue pionero en los trasplantes de corazón que convirtieron al Reina Sofía en un referente · "La sanidad pública está burocratizada", dice

El doctor Concha, antes de la entrevista.
El doctor Concha, antes de la entrevista.
Fernando González Viñas

08 de mayo 2011 - 01:00

HACE 25 años el doctor Concha y su equipo del hospital Reina Sofía de Córdoba se atrevieron a hacer el primer trasplante de corazón en Andalucía. Fue la culminación e inicio a la vez de una serie de logros que dieron fama y nombre a la sanidad de Córdoba.

-¿Ante decisiones difíciles, le tiembla el pulso?

-Hombre, procuro mantener la serenidad, lo cual no quiere decir que no tiemble el pulso interior, aunque suelo tener bastante autocontrol.

-Fue un pionero en la cirugía del corazón, ¿le gustan los experimentos?

-Hay que estar continuamente avanzando y de hecho, si no hubiésemos pensado en avanzar, nos hubiéramos quedado en el tiempo de la cirugía que a mí me enseñaron. Por eso en Córdoba hicimos muchos avances en el trasplante en cirugía de niños, cosa al principio impensable para una ciudad donde nunca había habido cirugía del corazón. Siempre hay una cosa que nos obliga a ir avanzando, a ir aprendiendo, pero no solo en la medicina, en cualquier faceta de la vida. Si te quedas parado te lleva la ola.

-El primer trasplante de corazón en el Reina Sofía de Córdoba supone poner a la sanidad cordobesa a la cabeza del país. ¿Fue una sorpresa para los de fuera?

-Efectivamente, fue un reto muy importante porque solo había tres centros en España que hacían cirugía del corazón y fue un reto muy importante lanzarse al ruedo en esos momentos. Los trasplantes en el mundo se habían iniciado en el 67 pero se había parado por los malos resultados, por los rechazos, o sea que es a partir de los años 80 cuando empiezan los centros del mundo a trasplantar. España se incorpora en el 84 y nosotros en el 86. No fue una cosa improvisada, llevábamos un año preparándonos, tanto el doctor Montero, que era mi mejor ayudante, como el doctor Arizón. Nuestro primer donante vino de fuera, hubo que ir en helicóptero a buscarlo y todo eso añadía emoción al acto. Por mucho que hayas ensayado, la premier es la premier. Había mucha gente pendiente, aunque en Córdoba ya habíamos hecho cosas en cirugía infantil, no éramos unos aventureros. El trasplante de corazón eran palabras mayores pero ese miedo escénico no nos paró. No dejó de tener trascendencia porque si fracasábamos todo el mundo iba a decir eso es normal, que en Córdoba no se puede tener éxito. Lo sabíamos pero sabíamos que había que hacerlo y si el primero no iba bien se iba intentar de nuevo hasta que saliera. Lograrlo fue un salto cualitativo, con mucha gente del hospital implicada y fue emocionante; la inquietud interior ante un posible mal resultado también, pero sabíamos lo que teníamos que hacer y prueba de ello es que seguimos avanzando y cinco años después éramos el segundo hospital de España con mayor número de trasplantes de corazón. La problemática de los trasplantes comenzó años antes. En el 69 se hizo un trasplante de riñón en Reina Sofía, fue el primero en Córdoba, eso sirvió de efecto locomotora, porque tres años después comenzó el de hígado, luego el de pulmón.

-De pronto Córdoba se convertía un referente científico.

-Hacíamos trasplantes de cualquier tipo y a cualquier edad. En el 94, hicimos el primero de España a un recién nacido, cuando tenía 25 días y luego, unos días después, a una niña de 8 días. Entre los años 1986 a 2005, cuando yo lo dirigía, se hicieron muchas contribuciones científicas, era ciudad de encuentro, cada tres años hacíamos un simposio internacional y traíamos a los mejores para aprender de ellos. Fuimos caminando y sobre todo fuimos haciendo aportaciones científicas y publicando; fuimos conocidos a nivel europeo y mundial, paso a paso, hasta el momento actual en que en el Reina Sofía la responsabilidad la lleva el doctor Arizón.

-¿Hay suficientes donaciones?

-La ley de donación en España es muy progresista, dice que si no hay evidencia de que alguien se ha opuesto, está autorizado; no se suele hacer así porque eso iría contra natura si los familiares se oponen pero gracias a los coordinadores de trasplantes hay una gran capacidad de donación, es verdad que es limitado porque la mayoría son por derrames o accidentes de tráfico y estos últimos han bajado mucho. La capacidad de donación es muy alta, somos los primeros del mundo, pero a pesar de ello no son suficientes. Se ha avanzado mucho en el hígado porque se han podido hacer trasplantes parciales pero eso en el corazón no es posible.

-¿Qué tacto tiene un corazón?

-Depende de lo enfermo que esté. Si es un corazón sano son corazones enérgicos que se palpan y se toca su musculatura, se ve que están vivos, pero si es el corazón enfermo que vamos a quitar, los pacientes tienen un corazón fláccido, como cansado, dilatado, se nota ese cansancio a simple vista. Cuando estamos operando solo con ver el corazón sabemos si va a ir bien porque vemos su energía, su funcionamiento.

-Los corazones de los deportistas se agrandan, ¿y los de los enamorados?

-Creo que lo tienen más cicatrizado. El amor se ha relacionado con el corazón, es un órgano cargado de simbología, ya los egipcios lo pesaban frente a unas plumas para ver si había sido un hombre bueno. En los chinos es el símbolo de las pasiones. El corazón ha estado muy ligado al amor pero es una víscera, es un músculo, pero claro si se excita va más deprisa, se hace un nudo y por eso retransmite las emociones.

-¿Lee la prensa del corazón?

-Casi nada, solo aquellos suplementos que vienen en la prensa diaria los fines de semana, los ojeo, normalmente no cae en mis manos ese tipo de prensa.

-¿No le parece una ironía que a los barcos de guerra se les llame acorazados?

-Es que están acorazados. Lógicamente tienen que resistir los cañonazos de otros. El acorazado es aquel que está dispuesto a dar cañonazos y a aguantar los de los demás.

-¿Qué es malo para el corazón y bueno para el resto del cuerpo?

-Creo que desde el punto de vista de la psicología es buena una vida muy tranquila, que no nos excite, pero el cuerpo necesita activarse, hacer ejercicio. Hay cosas que son buenas en general para los dos; el vino por ejemplo a dosis bajas, dos copas. En general las cosas buenas para el corazón son buenas para el resto del cuerpo: la alegría, la felicidad. Se sabe que los depresivos padecen más de cáncer que los que no tienden a la depresión.

-¿Tienen menos pacientes cuando llega mayo y la Feria?

-En la feria y los fines de semana hay menos, se le olvida a la gente que está enferma. Aunque el corazón no tiene en cuenta las fiestas, precisamente hace diez años hicimos cuatro trasplantes de corazón durante la Feria. Y una Navidad hace 25 años trasplantamos en nochebuena un corazón a un paciente que todavía vive, Vicente Siles.

-¿Tiene la corazonada de que Córdoba será la elegida para el 2016?

-Sí, la tengo aunque soy de las personas que piensan que tal como está concebida la capitalidad no es tanto lo que la ciudad fue como los proyectos que tenga, pero aunque se echan en falta ciertas carencias como el palacio de congresos o el Centro de Arte Contemporáneo, creo que la ciudad se ha puesto las pilas y lo logrará. Se está haciendo buena campaña, Córdoba tiene cada vez más visitantes. Creo que la ciudad está de moda.

-Usted fue uno de los abanderados de que el ayuntamiento de la ciudad concediera el título de califa a Manuel Benítez El Cordobés ¿Qué le parece que la tauromaquia sea tema tabú a la hora de promocionar la Capitalidad?

-No lo sabía. Me parece mal porque considero que los toros son una gran parte de nuestra cultura. Creo que a veces se hacen muchas concesiones. Es lógico que Europa no tenga esa cultura pero esto influye sobre el hecho cultural y el vivencial. Creo profundamente que el toreo es una cultura, una cosa ancestral, un rito que nos transporta a héroes y antihéroes y en España es una cultura y como tal hay que mantenerla y potenciarla. Debe ser Patrimonio de la Humanidad. Se puede estar a favor o en contra pero el que no le guste que no vaya pero a los demás que nos dejen tranquilos.

-Usted está muy vinculado con Cádiz, ¿cómo ven a los cordobeses desde la tacita de plata?

-Creo que bien. Siempre he oído a hablar bien de la ciudad, los gaditanos son muy distintos, muy abiertos, con ese espíritu que da la cultura del mar, son vitalistas. Un gaditano no piensa como los cordobeses, más apegado s a la tierra, a lo que ha sido. En Cádiz se mira a lo que es, no les preocupa tanto el futuro. Admiran a los cordobeses por su seriedad y porque son ponderados y dicen que si te echas un amigo cordobés es para siempre.

-¿Qué le pone taquicárdico?

-Muchas cosas. A veces cuando estoy pendiente de actos importantes y aunque me dicen que soy muy tranquilo, por dentro estoy taquicárdico. La emoción inesperada, también, o como soy aficionado a la vela cuando me pongo en algún apuro. En general, la responsabilidad. Cuando tengo que hablar en público.

-Usted dejó la sanidad pública para dirigir un proyecto privado en el hospital Xanit. ¿Cómo fue aquella etapa?

-Me fui a Xanit en el 2005 detrás de un proyecto en el que yo creía, que era hacer una medicina muy moderna porque se creó con el equipamiento más moderno de España. Se creó un núcleo de un hospital que era privado pero tal como diseñamos el proyecto era de dedicación completa de los médicos. Como dije en la presentación, se hizo en Málaga porque había muchos extranjeros, el 40%, y se consiguieron cotas de calidad importantes, como operaciones en directo para expertos que venían de todo Europa. Mi idea era hacer una sanidad privada muy buena y hacerlo compatible con la pública porque hay que apostar por modelos mixtos. La medicina privada está muy demonizada pero yo demonizaría la medicina mal hecha. Realmente siempre he distinguido entre medicina bien hecha o mal hecha. Eso existe en toda Europa y no está en contra del sistema público, de hecho ésta concierta muchas cosas con la privada y si la privada no tiene esa calidad, no puede concertar. Al final, el hospital lo compró un fondos de inversión de Madrid y ahí sí que cambió el proyecto y ya me fui. Fue una experiencia muy positiva.

-¿Qué defectos tiene la medicina pública?

-Está demasiado burocratizada y en la promoción de las personas no siempre se elige al mejor, eso son las luces y las sombras. Hay gran calidad y hay lagunas en reconocimiento de personal. El paciente no puede elegir el médico que quiere. Vivimos una cosa muy polarizada con demasiada influencia de la política en el pensamiento. Hay que hacer las cosas que sean buenas y todo el mundo tiene derecho a la salud, pero ambas cosas son complementarias.

-¿Falta valentía en esta ciudad a los empresarios, los políticos...?

-En conjunto, en muchas cosas ha faltado la ilusión, la perspectiva de futuro. Llevo 34 años en Córdoba y se echa en falta la valentía, apostar por lo nuevo. Cuando llegamos a Córdoba, éramos un grupo de gente joven con ilusión que creíamos en una medicina novedosa. La ciudad estaba muy anquilosada, un poco el carácter cordobés imprime esa inmovilidad, también en el mundo de la empresa. Fueron años en los que se creó también la Universidad, antes la ciudad tenía pocos recursos intelectuales. Hacía falta valentía, sí, y la tuvimos. Empezamos de cero con la Ciudad Sanitaria. Podíamos haber fracasado pero teníamos mucha ilusión.

-¿Si le diese por reencarnarse, qué le gustaría ser?

-Quizá yo mismo otra vez aprendiendo de los errores que en la vida se van descubriendo. No me reencarnaría en otra persona, soy una persona normal que está contento con lo que ha hecho. Me gustaría si acaso profundizar más en mí, me hubiese gustados ser escritor o músico, los admiro. Esas carencias que tengo, la literatura, la música, eso me gustaría tenerlo, pero está claro que hay unos genes y uno nace músico o literato.

-Como lector conocerá 'El corazón de las tinieblas', de Conrad.

-Apasionante. Fue el primero que leí de él. Después he leído El duelo y ahora estoy leyendo otro de él. Hace un mes acabé El sueño del celta, de Vargas LLosa, es apasionante, parecido en cierta manera . El de Conrad me impresionó. Me gusta mucho la literatura histórica y ahora leo uno de Oriana Fallaci, El sombrero de cerezas. Soy menos lector de novela que de libros que tengan ciertas connotaciones históricas. Me gustó Hugh Thomas, El imperio español que trata sobre la conquista de América.

-¿Le sorprende que el corazón más similar al humano sea el del cerdo?

-Acabo de leer La liebre de la patagonia de Claude Lazmann, un hombre de madre judía, íntimo amigo de Sartre y que realizó una película de ocho horas sobre el holocausto judío. El libro relata la historia del exterminio judío, estuvo en la guerra de Argelia contra los franceses fue con 15 años maqui contra los alemanes. Es increíble la capacidad del ser humano para el horror. Desde ese punto de vista, en general, el corazón de los mamíferos grandes es muy parecido pero evidentemente sí, (ríe) hay corazones de cerdo que son mejores que muchos corazones humanos desde el punto de vista imaginativo.

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