Solidaridad

Córdoba despide a los niños saharauis tras un verano de diversión: "Dejan un vacío muy grande"

Unos niños se dan un abrazo en El Arenal.

Unos niños se dan un abrazo en El Arenal. / Juan Ayala

Como cada año por estas fechas, ha llegado la hora de decir adiós. Los 126 niños y niñas saharauis que llegaron a Córdoba el pasado 12 de julio desde los campamentos de refugiados saharauis de Tindouf (Argelia) regresan con sus familias biológicas tras pasar un mes y medio en Córdoba y provincia. 

Cientos de niños y niñas llegan cada año a la provincia cordobesa para disfrutar del verano en compañía de sus familias de acogida y alejarse de los tórridos meses estivales que se viven en el desierto del Sáhara. Esta iniciativa es una nueva edición del programa Vacaciones en Paz que cada verano pone en marcha la Asociación Cordobesa de Amistad con los Niños y Niñas Saharauis (Acansa). 

Familias como la de Mayka Bermúdez, de Cabra, llevan años compartiendo los meses del estío con estos pequeños. "Para nosotros los veranos empiezan cuando llegan ellos y terminan cuando se van". Así que ha sido un sábado de sentimientos encontrados, ya que tras unas semanas de amor y diversión, toca despedirse hasta el próximo año. 

"Es un día triste, llevo años y no me acostumbro", explica Mayka al describir las sensaciones encontradas que se viven en esta jornada de despedida. Los pequeños suben emocionados al autobús ubicado en la explanada de El Arenal de Córdoba, donde inician su viaje de vuelta: "Ellos están contentos porque regresan a casa con sus familias".

"Aquí dejan un vacío muy grande", asume Mayka mientras se despide de Kaltum, la niña saharaui de nueve años con la que ha compartido este verano. Ha sido su primera vez en España y en el programa. "Los primeros días notas ese vacío en casa", reconoce.

En estas semanas de vacaciones, la pequeña, junto ha su familia de acogida, ha disfrutado de planes de ocio como viajar a la playa, conocer algunos de los pueblos de alrededor de su municipio o acudir varias veces a la Ciudad de los Niños, uno de los sitios favoritos de Kaltum. 

La familia egabrense comenzó con la acogida en 2015, aunque llevaban inscritos en la asociación desde 2001. Mayka explica que uno de los razonamientos que le impedían dar el paso para acoger a un pequeño era porque "siempre pensábamos que se iban a ir muy tristes a sus casas después de que vieran lo que tenemos y cómo vivimos aquí", una sensación que dista de la realidad. 

"Ellos se van con sus familias, sus amigos, sus maestros, están contentos. Saben que vienen de vacaciones, en su mente no está que se van a quedar. Los adultos lo vemos como algo más materialista de que aquí tienen piscina o comen helados, y nos creemos que luego el cambio les afectará a ellos, y no es así", cuenta la madre de acogida, que explica que "hay familias que no dan el paso por eso". 

Kaltum es la quinta niña saharaui que acoge esta familia de Cabra. En la actualidad, mantienen relación con todos los que han pasado por su casa, algunos ya mayores, mediante whatsapp o videollamadas, pues el idioma o la comunicación nunca ha sido una barrera.

De los 126 niños, hay cuatro pequeños que tienen que prorrogar la estancia por cuestiones médicas, y una vez que reciban el alta volverán a los campamentos. Esta es una de las cuestiones más importantes del programa, las revisiones sanitarias que siguen los pequeños. En ellas se pueden detectar enfermedades o patologías que de otro modo no serían localizadas, ya que en su país "hay niños que apenas tienen esa asistencia médica", tal y como comenta la secretaria de Acansa, Beatriz Sánchez. 

Además de esto, durante su estancia en Córdoba los pequeños mantienen una alimentación equilibrada y acuden a distintas jornadas de convivencia para crear "lazos de unión". Al final "es lo más importante del programa", cuyo resultado ha sido más que "satisfactorio", como ha relatado Sánchez. 

El pasado año, recuerda la secretaria de la asociación, llegaron 113 niños, y está siendo difícil recuperar el programa después de la crisis sanitaria del Covid-19. "Antes de la pandemia teníamos 170 niños y desde el año pasado empezamos de cero. El objetivo es que el próximo año lleguen 140 niños", se propone como reto.

Más de un centenar de familias de acogida repiten cada año, un porcentaje elevado que se une a las familias que se incorporan por primera vez. El objetivo del programa es poder traer cada verano a un mayor número de pequeños para que puedan disfrutar de unas vacaciones de disfrute además de entablar relaciones en las que se forma un sentimiento familiar de amor y cariño. 

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