Córdoba

Córdoba despide a Julio Anguita: "Hasta siempre, camarada, maestro, alcalde"

Córdoba despide a Julio Anguita: "Hasta siempre, camarada, maestro, alcalde"

Córdoba ha dicho adiós este domingo a Julio Anguita, alcalde, ideólogo de la izquierda en España, camarada. El féretro con su corazón parado, varias veces roto, ha salido del Ayuntamiento pasadas las cinco, la hora en la que los toreros bajan a la arena. Una tarde de domingo extraña, con un cielo grave de esos que presagian cosas importantes y que se ha roto en lluvia justo en el momento en que la comitiva fúnebre salía del Ayuntamiento.

Más de un millar de personas aguardaba en Capitulares, muchos con banderas republicanas y con insignias comunistas y puños en alto. Los dos metros de distancia social poco se han respetado, pero había que despedir a Anguita, y la Policía Local lo ha permitido. Y, de pronto, un aplauso ha quebrado el silencio y se ha extendido como una ventisca hasta La Corredera, ha subido por Alfonso XIII, ha cruzado las vías del tren, se ha expandido por los barrios, más allá del Guadalquivir. Las mascarillas han servido para tapar las lágrimas y las ojeras.

La corporación municipal, con el alcalde, José María Bellido (PP), al frente y los ex regidores se han quedado a las puertas del Ayuntamiento, mientras el pueblo de Córdoba, los camaradas de Anguita, han rodeado el coche fúnebre, arropando a la familia. Una mujer se ha acercado a santificar una bandera republicana sobre el ataúd, y la multitud ha estallado en un grito: "Julio, julio, julio". El cuerpo descansará en un panteón del cementerio de La Fuensanta, en Alcolea. Y su legado, sus pensamientos, sobrevivirán. 

Porque a Julio, a Anguita, se le recordará siempre en esta ciudad que se queda un poco huérfana. Siempre ha presumido Córdoba de tener un alcalde rojo, como él mismo se definía. Era una anomalía en los años 70, cuando Santiago Carrillo empezó a visitar la ciudad, vino Dolores Ibarruri a participar en un mitin y Anguita se fue a Cuba y conoció a Fidel Castro. Y era un anacronismo en el siglo XXI, un comunista rodeado de seguidores con iphones que vestían de marca. Tal vez era la manera que tenían de actualizar aquella imagen de Julio como Califa rojo, que en el abundante material fotográfico que se conserva en el Archivo Histórico Municipal retrata a un joven presumido, traje ceñido, barba en punta bien recortada, gafas de sol y un cigarrillo casi siempre en la mano, coqueteando con la cámara. Algo de aquel plante conservaba en sus años de jubilado.

"Tiene la egocentría de un mal educado y la desarmante grosería de un niño mimado", escribió sobre él Manuel Vázquez Montalbán en su libro Mis almuerzos con gente inquietante, publicado en 1984, cuando Julio estaba en la cresta de la ola. Anguita publicaba libro y el escritor catalán vino a Córdoba a glosarlo. "Presenté el libro en un salón abarrotado de cordobeses que rendían vasallaje total a Anguita, e incluso percibí vasallaje en los representantes de la oposición, víctimas de una misteriosa fascinación ante este dirigente atípico", narró. "Su lenguaje suena a socialismo utópico, que fue el primer socialismo que hubo y probablemente el único que habrá".

Anguita llevó más tarde su fascinación a Madrid, aunque sus raíces, la simiente de su figura, sin ser cordobés, estaban en Córdoba. Porque no podía ser Califa en ningún otro lugar. El libro de condolencias virtual que el Ayuntamiento habilitó el sábado se ha llenado en pocas horas de miles de frases de cariño, cerca de 10.000. Algunas son de personas que han preferido guardar el anonimato, pero en muchas otras entradas se incluyen el nombre y los apellidos, cosa extraña en el mundo digital. 

"Jamás habrá otro político como Julio"

"Desde que era un adolescente, Julio ha sido mi referente número uno en la política. Era todo un ejemplo a seguir; era una persona honesta, alegre, culta y con incontables adjetivos calificativos más que, si tuviera que ponerlos todos, no podría publicar este mensaje por su longitud. Jamás habrá otro político como Julio. Pero, por encima de todo, era una bellísima persona. Es una pena que siempre se vayan los mejores. Siempre estarás en mi corazón, Julio, en el mío y en el de todos", ha escrito Luis Valerio Molina. "Cuando una persona es tan digna su recuerdo perdura siempre", ha rematado Beatriz Escudero.

Otra ciudadana, Ana Herreras, ha parafraseado unos versos de Miguel HernándezUn hombre aguarda dentro de un pozo sin remedio / Tenso, conmocionado, con la oreja aplicada / Porque un pueblo ha gritado ¡libertad!, vuela el cielo. "Es una referencia poética para un referente político, de gran calidad humana, un crítico sagaz y atento en una izquierda necesaria, un profesor imprescindible. Vuela alto, Julio", le ha deseado. 

"Un político que sí tenía ética, comprometido y honesto, una gran pérdida para todos. Dicen que solo mueres de verdad cuando los demás te olvidan. Creo que nadie le olvidará nunca, es imposible", ha expresado María Martínez. Julio Anguita sobrevivirá a esta generación, eso seguro. Otra ciudadana, Elisa Cánovas, ha asumido que echará de menos sus palabras y reflexiones "favor de los trabajadores y el pueblo". "Duerme, compañero. Reposa, camarada. Descansa, presidente. Sueña dulcemente, Califa rojo", ha dejado escrito.

"El 16 de mayo de 2020 siempre quedará como un día triste. Nos ha dejado un poco huérfanos, porque mi generación creció viendo tus mítines, escuchando aquel famoso programa, programa, programa e interesándose por esto de la política. En los guiñoles te ponían como Don Quijote y el tiempo ha demostrado que no te equivocabas. Ha sido todo un orgullo y un honor compartir militancia contigo, camarada. Te echaremos mucho de menos, pero siempre me quedará el orgullo de poder decir: Yo conocí a Julio Anguita, yo conocí al Califa. ¡Seguiremos luchando!", ha asegurado con emoción Manuel del Valle, otro ciudadano anónimo en una Córdoba que ahora se queda sin excusas para reinventarse.

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