Salud

Las clínicas dentales de Córdoba se adaptan a los nuevos protocolos de seguridad ante el coronavirus

  • Los pacientes confían en la seguridad de las consultas ante posibles contagios y no dejan de asistir

Profesionales de Dentalpro Margaritas y García Espejo Ortodoncia aplican los nuevos protocolos.

Profesionales de Dentalpro Margaritas y García Espejo Ortodoncia aplican los nuevos protocolos. / Juan Ayala

El coronavirus ha afectado a prácticamente todos los ámbitos de la vida cotidiana. La distancia de seguridad, el uso de mascarillas y la aplicación de gel hidroalcohólico para el lavado de manos se han instalado como gestos ineludibles en cualquier lugar, ya sea público o privado. Además, en la limpieza cobran un especial protagonismo los productos de desinfección, por lo que el objetivo ya no se queda solo en mantener los lugares en buenas condiciones, sino que también es imprescindible asegurar que no son foco de contagio.

No obstante, hay espacios en los que estas medidas no suponen un cambio drástico en la manera de llevar a cabo las labores diarias, pues estos protocolos ya van intrínsecos en su quehacer como es el caso de las clínicas dentales. Pese a todo, lo que sí que han requerido es reforzar ciertos aspectos en cuanto a los utensilios en las consultas y las formas de acceso de los pacientes.

El presidente del Colegio de Dentistas de Córdoba, Rafael Roldán, explica que algunos cambios “los preveíamos desde antes del estado de alarma porque teníamos claro que debemos prevenir las infecciones cruzadas”. Roldán especifica que las consultas siempre han sido lugares seguros, especialmente “después de una de las anteriores pandemias, que fue el sida”, donde los profesionales de la salud dental comenzaron a hacer uso de guantes, mascarillas y otros protocolos de seguridad para evitar el contagio del paciente.

Limpieza del material usado por los profesionales. Limpieza del material usado por los profesionales.

Limpieza del material usado por los profesionales. / Juan Ayala

Ahora, con la crisis del coronavirus en un estado crítico tras haber superado un confinamiento y cifras letales en todo el mundo, esas medidas se han reforzado para mantener a salvo a trabajadores y pacientes. Los especialistas han incrementado el uso de material de protección personal con doble mascarilla y guantes, trajes, gorros y pantallas de metacrilato.

Además, las consultas se limpian y desinfectan entre cada sesión y los materiales se cambian para atender a cada paciente. En este sentido, Roldán afirma que “muchos de estos cambios se mantendrán aunque pase esta crisis”, al tiempo que recuerda que “muchos de los métodos que ya usábamos han dado un excelente resultado”. El presidente del colegio de dentistas apunta que “siendo de los más expuestos a los contagios solo hemos tenido un caso” en la provincia, lo que refuerza esta idea.

El resto de cambios tiene que ver con las salas de espera y el acceso de los pacientes a la consulta. Las citas se han espaciado en el tiempo para que se pueda realizar el trabajo de desinfección sin generar retrasos, pero además se requiere “una exploración telefónica antes para detectar síntomas, algo que es fundamental para evitar los contagios”, a lo que se añade una toma de temperatura antes de acceder al consultorio y “la eliminación de todos los elementos de las consultas, como las revistas, y solo dejamos sillas que se puedan desinfectar fácilmente”.

Con todo ello, Roldán apunta que “los pacientes reconocen las clínicas como un lugar seguro”, por lo que no han experimentado una bajada en la demanda, pero “sigue existiendo la incertidumbre porque lo hemos pasado mal durante el estado de alarma”. Con las nuevas medidas, el número de citas diarias es menor “y el coste del equipamiento es superior al que había antes de la crisis sanitaria”, como es el caso de los guantes y las mascarillas, “y a veces es muy difícil hacerse con todo el material”.

Así ha quedado la situación para las clínicas cordobesas. Tras un estado de alarma en escasez y en el que han atendido urgencias, desde el comienzo de la desescalada han ido retomando el contacto con sus pacientes y adaptando estos nuevos protocolos. Ejemplo de ello es la Clínica Dentalpro Margaritas, donde incluso han tenido que modificar sus vacaciones para continuar con la atención.

Una sesión en Dentalpro Margaritas. Una sesión en Dentalpro Margaritas.

Una sesión en Dentalpro Margaritas. / Juan Ayala

Su directora médica, Johanna Orejuelas, cuenta que se ha sorprendido con la respuesta de sus pacientes, ya que “han asimilado muy bien las medidas, sobre todo porque se están acostumbrando a hacerlo en otros sitios”. Con ello, “el miedo del paciente no existe en absoluto y ha evitado, de momento, que hayan bajado las consultas porque son más conscientes de la salud en general y de la importancia de la salud oral”. "No hemos dado abasto en estas últimas semanas, no lo esperaba así, y como somos una clínica pequeña hemos tenido que hacer jornada intensiva”, sentencia.

La coordinación ha sido clave para evitar que los nuevos procedimientos provoquen retrasos, algo que se ha traducido en “trabajar más por el mismo beneficio”, pero que está manteniendo la atención a todos los pacientes según la planificación. A nivel económico se ha sumado un mayor gasto en material desinfectante y de protección, no solo por su mayor uso sino también por el cambio en los precios: “Las mascarillas son cuatro o cinco veces más caras, hay roturas de stock en los guantes y a veces sufrimos desabastecimiento en algunos materiales”.

Orejuelas explica que esto también se debe a que “los profesionales pedimos en exceso porque al principio sufrimos mucho cuando nos costaba acceder a lo que necesitábamos”. A pesar de ello, señala que “entregamos material a quienes lo necesitaron”, en su caso a la Policía, pero es algo que han hecho la mayoría de profesionales a pesar de las dificultades en el mercado.

Una paciente se desinfecta las manos antes de acceder a la consulta. Una paciente se desinfecta las manos antes de acceder a la consulta.

Una paciente se desinfecta las manos antes de acceder a la consulta.

Para ella, la clave está en el futuro y en la incertidumbre que les espera porque, “como en todas las grandes crisis, me temo que vendrá una recesión”. Por el momento, en la clínica continúan atendiendo y dando respuesta a las necesidades que los pacientes plantean a la par que manteniendo los protocolos de seguridad.

En una situación similar se encuentra la clínica García Espejo Ortodoncia. Según manifiesta su director, Rafael García Espejo, “la dinámica normal es muy costosa, pues hemos tenido que implantar una serie de medidas que conllevan un coste grande”. En este sentido, reitera que “trabajamos mucho más y tenemos capacidad para atender a menos clientes”.

Por suerte, los pacientes de la clínica “nos han sorprendido, los vemos muy tranquilos y confían mucho en todas las medidas que tenemos, en especial las que hemos incluido de prevención”, ya que muchas de las que ahora se ven ya eran apliacadas con anterioridad. García reconoce que él mismo se siente "mucho más seguro" en su consulta "trabajando a pocos centímetros del paciente que en otros lugares en los que también han implantado los protocolos de seguridad”.

Atención a una paciente en la Clínica García Espejo Ortodoncia. Atención a una paciente en la Clínica García Espejo Ortodoncia.

Atención a una paciente en la Clínica García Espejo Ortodoncia. / Juan Ayala

Esto ha supuesto un cambio conforme a lo que en un principio esperaban en la consulta, donde veían la vuelta “con cierta inseguridad”. Sin embargo, los pacientes se han adaptado a las medidas de acceso, que se conforman por el triaje de preguntas para ver si hay síntomas, desinfección de manos y el uso de cubrecalzado. La sala de espera también ha sido modificada, para dejar "sillas fáciles de desinfectar y tenemos un trabajador que indica a los pacientes cuáles pueden usar; hemos retirado todas las telas e insistimos en que la puntualidad es importante para evitar retrasos”.

En el caso de esta clínica, dedicada exclusivamente a los tratamientos de ortodoncia, el confinamiento supuso que muchas personas “estaban con aparatos en la boca y no estaban seguros de asistir a la consulta”, con lo que desde la clínica “atendimos por teléfono para que pudieran solucionar en casa los problemas, siempre que fuese posible”.

Sala de espera en García Espejo Ortodoncias ahora (izquierda) y antes (derecha) Sala de espera en García Espejo Ortodoncias ahora (izquierda) y antes (derecha)

Sala de espera en García Espejo Ortodoncias ahora (izquierda) y antes (derecha) / Juan Ayala

El seguimiento de manera telemática fue posible gracias a que cuentan con “una consulta muy informatizada, con un registro detallado de la evolución de cada paciente”, informa. A su vez, con la vuelta de las sesiones presenciales, “priorizamos las citas según los problemas; el primer mes fue angustioso hasta que conseguimos estabilizar a todos los pacientes”, lo que ha facilitado la situación actual.

Con todo ello, también tienen puesta la mirada en el futuro y en la evolución de la pandemia. Mientras, continúan trabajando día a día a favor de la salud de sus pacientes y asegurando un entorno limpio y seguro, con continuas limpiezas y desinfecciones.

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