Escasez de agua

Córdoba capital entra en situación de alerta por la sequía

El embalse de San Rafael de Navallana, que abastece a la capital.

El embalse de San Rafael de Navallana, que abastece a la capital. / E. D. C.

Córdoba capital se encuentra ya en situación de alerta por la falta de agua. El municipio se había mantenido hasta ahora en un estado de prealerta a pesar de la falta de lluvias que padece todo el país y la escasez de agua que padece la Cuenca del Guadalquivir. Pero un nuevo descenso en el volumen de agua embalsada en el pantano de Guadalmellato ha causado la entrada en los parámetros de alerta por sequía, algo que provocará que la Empresa Municipal de Aguas de Córdoba (Emacsa) se vea obligada a establecer medidas restrictivas como las que ya se aplican en otros municipios de la provincia, como Lucena o Montilla.

Según el último informe de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), el embalse del Guadalmellato se sitúa el 33,9% de su capacidad, con menos de 50 hectómetros cúbicos de llenado. Es la situación de ese pantano la que marca el estado de sequía en el que se sitúa el abastecimiento a Córdoba. En noviembre del pasado año ya se posicionó en umbrales de alerta, pero desde entonces se había mantenido en prealerta pese a la situación generalizada de alerta en el conjunto de la provincia y la Cuenca.

Ahora el estado vuelve a cambiar y, aunque las perspectivas no son de mejoría, la ciudad tiene agua garantizada para dos años de consumo, según los cálculos de Emacsa. En el caso de Córdoba, hay otro elemento que permite mantener una mayor tranquilidad en la gestión del agua que en otros puntos: la ciudad cuenta con un segundo embalse, que se encuentra al 41,81% de su capacidad, con 65 hectómetros cúbicos de agua almacenada.

No obstante, el establecimiento de medidas de ahorro es obligatorio. Los planes de sequía, los protocolos que permiten gestionar la situación de escasez de agua, establecen una serie de medidas a adoptar en cada nivel de gravedad, comenzando por las medidas de vigilancia y control en todas las fases. Al entrar en alerta ya se establecen actuaciones de gestión, como acuerdos temporales, cambios puntuales en alguna concesión, elaboración de Real Decreto de sequía. Y en las fases de alerta o emergencia se pueden establecer medidas de restricción de uso (por ejemplo: reducir la dotación de riego), siempre con el objetivo de atender la prioridad, que es el consumo humano.

La comisión de sequía de Emacsa será la encargada ahora de establecer cuáles son las medidas a aplicar a partir de este momento. Se establecerá un porcentaje de ahorro a alcanzar y las actuaciones que es necesario desarrollar hasta entonces. Fuentes de la empresa municipal apuntan que no se espera que estas afecten al día a día de los ciudadanos. 

En otros municipios de la provincia, en peor situación, las restricciones sí están teniendo un impacto directo en el vecindario. En Lucena y Montilla se limita la limpieza y riego en las calles, se cortará el agua de las duchas en piscinas municipales y recintos deportivos o se prohíbe el llenado de piscinas. La empresa provincial Emproacsa mandó de hecho un escrito a los alcaldes para demandar la disminución del consumo de agua.

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