Solidaridad

De Córdoba a Costa de Marfil: Así es el trabajo como cooperante de la enfermera Dori Muñoz en el país africano

  • Esta profesional del centro de salud Huerta de la Reina ha estado este mes de julio en Korhogo y Koni por sexta vez, donde atiende sobre todo a niños con paludismo y desnutridos

  • "Se me mueren niños de cuatro años que parece que tienen un año o dos", lamenta

Dori Muñoz, con algunos de los niños que atienden las monjas.

Dori Muñoz, con algunos de los niños que atienden las monjas.

Hace siete años que la enfermera Dori Muñoz pisó por primera vez Costa de Marfil en un proyecto de cooperación con los hermanos Maristas a través de la ONG Solidaridad, Educación y Desarrollo (SED). Era 2015 y desde entonces ha ido seis veces; la última, este mes de julio y siempre con un permiso del Servicio Andaluz de Salud (SAS) y el Distrito Sanitario Córdoba-Guadalquivir, donde lleva más de 30 años trabajando. Solo ha faltado en 2020 y 2021 por la pandemia del covid. "Me cuesta olvidar aquello, vienes enganchada a África y tienes que volver al año siguiente", asegura.

Como ahora forma parte de la Junta Directiva de SED, además de hacer sus labores como enfermera, ha revisado otros proyectos que la organización tiene en el país africano y que no conocía. Hasta ahora siempre había ido a Korhogo, una ciudad con más de medio millón de habitantes, y a un poblado llamado Koni, que está situado al norte, cerca de Burkina Faso.

En Korhogo hay un colegio marista que organiza unas colonias en verano para los niños del barrio, Petit-Paris, una zona muy pobre de la ciudad, mientras que en Koni las Hermanas de la Anunciación tienen un dispensario en el que hacen consultas médicas a adultos y niños, vacunaciones, control de embarazo, partos y un centro para niños desnutridos. Al no haber médicos, todo el trabajo lo hacen las monjas, que son enfermeras. Es en este consultorio donde Dori realiza el grueso de su trabajo en Costa de Marfil. A veces, con la compañía de algún estudiante de Medicina o Enfermería. Con ellas colabora un grupo de personas autóctonas que sirven de traductoras porque, aunque en Costa de Marfil se habla francés, en Koni habita la etnia senufo, que habla un idioma propio.

Dori Muñoz, con uno de los niños atendidos en el dispensario. Dori Muñoz, con uno de los niños atendidos en el dispensario.

Dori Muñoz, con uno de los niños atendidos en el dispensario.

Este mes de julio, esta profesional -que trabaja desde hace seis años en el centro de salud Huerta de la Reina de Córdoba capital- ha estado 23 días en África y ha ido acompañada por un religioso marista. Su día a día allí se ha centrado, sobre todo, en atención a niños: "Desde que voy allí he aprendido las patologías más prevalentes, sobre todo el paludismo y tratamiento a niños que lo sufren, que tienen dermatitis e infecciones", indica. 

Muchos son niños desnutridos que se quedan en el centro para darles alimentación, otros tienen anemias severas provocadas por el paludismo. Allí "la gente es pobre, no tienen muchos medios y su alimentación se basa en el arroz y la mandioca (yuca)", así que "los niños no tienen la alimentación adecuada y a lo mejor les dan de comer una vez al día". Por otro lado, las mujeres tienen muchos hijos, "están dando el pecho a un bebé y ya están embarazadas otra vez". "Se me mueren niños de cuatro años que están desnutridos y parece que tienen un año o dos", lamenta esta profesional de Enfermería.

Además de su labor en el dispensario, Dori da charlas de educación para la salud en las que les habla de la higiene de manos, de cómo tienen que cuidar a los bebés y a los hombres intentan concienciarlos de que "tienen que cuidar bien a las mujeres y a los niños y darles de comer a las embarazadas". El problema es que la mayoría son musulmanes y tienen cuatro o cinco mujeres, todas con muchos hijos, por lo que "es complicado, pero hacemos lo que podemos". Otra de las labores que realiza es enseñar a las personas mayores cómo curar heridas.

"Me cuesta olvidar aquello, vienes engancahada a África", asegura Dori

Este trabajo de cooperación supone un "cansancio físico", pero también es importante el choque emocional. "Me cuesta desconectar de allí", confiesa Dori, que a su regreso a Córdoba se pasa las primeras semanas algo desubicada. Uno de los aspectos que más le impacta es "que se mueran los niños y allí no signifique como para nosotros; como tienen tantos, tienen asumido que viven los que son fuertes y los que Dios quiere".

Las mujeres empiezan a tener hijos muy pronto. Este año, por ejemplo, Dori se ha encontrado con niñas a las que conoció hace un par de años y ya han tenido hijos con 14 años, e incluso a alguna se le ha muerto el bebé. "El concepto de la vida para ellos es diferente", incide. La experiencia de haber ido en varias ocasiones "te hace más fuerte", pero cuando van con ella de cooperantes estudiantes de Medicina o de Enfermería "les cuesta mucho adaptarse a aquello".

Dori, junto a las Hermanas de la Anunciación que gestionan el dispensario en Koni. Dori, junto a las Hermanas de la Anunciación que gestionan el dispensario en Koni.

Dori, junto a las Hermanas de la Anunciación que gestionan el dispensario en Koni.

Allí "no puedes mandar a un niño al hospital porque, además de que es penoso, hay que pagar". Cobran incluso por los guantes, agujas y gasas que utilizan. Y si no llevan dinero, directamente no pueden entrar. Por eso, ella tiene que "resolver lo que pueda en el dispensario, que es de los mejores sitios a los que pueden acudir porque las monjas les ayudan mucho: si no tienen dinero les dan las medicinas, los dejan en el centro de nutrición para que coman...". "Eso te marca mucho y vuelves de otra manera: no gastas casi en ropa, miras mucho por el agua... Te hace tomarte la vida de otra forma", resalta.

Respecto al covid, allí no se han dado prácticamente casos y "ellos dicen que es una enfermedad de los blancos, que bastante tienen con el paludismo y Dios les ha librado del covid". En Abiyán, la capital económica de Costa de Marfil, sí ha habido más casos porque viven más hacinados y está el aeropuerto, así que hay más tránsito de viajeros.

Dori tiene que resolver "lo que pueda" en el dispensario porque el hospital es de pago

Además, este verano Dori ha estado en Bouaké, la segunda ciudad de mayor tamaño del país, con más de 700.000 habitantes, donde ha visitado el Hospital de San Camilo, en el que SED quiere ayudar a hacer una maternidad. Y también ha conocido los centros de salud mental, que la han dejado en shock. "Me ha impactado mucho porque recogen a todas las personas con problemas de salud mental, que allí no las quiere nadie y están tiradas en la calle", explica. "Duermen en el suelo, no tienen casi medios para darles de comer y viven en malísimas condiciones", destaca Dori. De esta visita también ha salido la intención de iniciar un proyecto para ayudarlos.

Dori lleva más de 30 años trabajando en el Distrito Sanitario Córdoba-Guadalquivir. Comenzó en el centro de salud Levante Norte (Carlos III), donde estuvo 12 años; más tarde ocupó el cargo de directora de Enfermería del Distrito durante nueve años; luego pasó tres años en el centro de salud del barrio del Naranjo y ahora lleva seis en Huerta de la Reina.

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