Había sed de gasolina barata. Las estaciones de servicio de Córdoba capital y la provincia registran largas colas desde primera hora de la mañana de este viernes en el primer día de bonificaciones al consumo. El presidente de la Asociación de Empresarios de Estaciones de Servicio en Córdoba, Rafael Larrea, ha explicado que, tras el anuncio del Gobierno, los cordobeses han intentado resistir sin repostar en los últimos días, de manera que este viernes se está produciendo un verdadero acopio de combustible que, a falta de datos completos al cierre de la jornada, puede alcanzar el doble de facturación que en jornadas anteriores.

El trasiego en las estaciones empezó a partir de la medianoche del jueves, cuando empezaron a aplicarse los descuentos, y se ha hecho masivo durante la mañana, con el fin de semana en puertas y los depósitos vacíos. Tal ha sido el volumen que en algunas gasolineras el sistema informático ha colapsado y, directamente, han tenido que cerrar debido a que no podían aplicar el descuento a la hora del cobro. Es lo que ha ocurrido en algunas estaciones de la red Repsol, como la ubicada en República Argentina, donde los fallos han empezado desde las 09:00.

Otras han tenido errores "puntuales" debido a la elevada demanda, mientras que a algunas estaciones independientes, que no pertenecen a grandes cadenas, el tiempo se les ha echado encima y no han podido actualizar su sistema informático, por lo que los trabajadores se ven obligados a realizar el descuento a mano, ha explicado Larrea.

Aunque, por lo general, el sistema ha funcionado. Y muestra de ello son las largas colas que se han formado en las gasolineras. Larrea ha detallado que, tras varios días de espera, los empresarios por fin tinene acceso al formulario del Ministerio de Hacienda para solicitar los anticipios, de manera que está previsto que la próxima semana se transfiera el dinero.

Los consumidores, con dudas

"Alguna solución había que darle a esta subida desproporcionada de los precios", ha celebrado Miguel Sánchez, un vecino de Ciudad Jardín que en la mañana de este viernes repostaba en la estación de servicio del Zoco tras superar una larga cola de vehículos. Aunque, para este conductor, el descuento de 20 céntimos por litro es "insuficiente" viendo "cómo han subido los precios en los últimos días". "La excusa ha sido la guerra de Ucrania, pero está claro que se están aprovechado", ha lamentado.

Con el depósito casi a cero llegaba al mismo establecimiento Laura Ríos, una joven "llena de dudas" que ha esperado toda la semana "para ahorrarse algún euro" en la factura. "Es poco, pero a algo ayuda", ha agradecido. Su Seat León ha esperado una larga cola hasta alcanzar el surtidor, pero esos minutos con la radio encendida y consultado el móvil "han merecido la pena". Por delante, le espera un fin de semana "para arriba y para abajo": "Ha llegado el punto en que hasta te sientes mal haciendo planes con estos precios. Porque los sueldos no dan para más y a fin de mes te ves rebuscando en el monedero", ha dicho.

Para quienes no tienen la posibilidad de dejar aparcado el coche y coger la bicicleta o el transporte público para ir a trabajar, la bonificación aprobada por el Gobierno central es "escasa". Es la queja de Alberto Martínez, un comercial que se pasa el día "de polígono en polígono" y que, al final de mes y al hacer cuentas, se echa las manos a la cabeza por el bocado cada vez mayor que supone el coste del combustible en su economía familiar. El descuento es "poco", se ha quejado, molesto igualmente por cómo las empresas han subido el precio de la gasolina y el gasóil "de manera artificial" en los últimos días, desde que el Gobierno central anunció que aplicaría bonificaciones.

En contraste, otras gasolineras se han quedado sin clientes desde primera hora de la mañana por culpa de un fallo informático, como ha sido el caso de la estación de servicio de República Argentina, una de las más céntricas de la ciudad. "Desde poco más de las 09:00 no hemos podido atender a los clientes porque el sistema se ha caído", ha lamentado un trabajador que veía cómo los clientes se le escapaban.