Claudio Marcelo regresa para quedarse

El artista Marco Augusto Dueñas presenta una escultura dedicada al fundador de Córdoba, esculpida en mármol de Carrera, el más apreciado del mundo, y cargada de simbología

Rafael Jaén y el autor de la obra, ayer, junto a la escultura de Claudio Marcelo.
P. Hinojosa

10 de junio 2015 - 01:00

Allá por el 170 A.C., año arriba año abajo, hubo un hombre, conocido por todo cordobés que se precie, que fundó lo que hoy es la capital cordobesa, esa ciudad que tanto gusta a sus pobladores llamarla milenaria. Razones, desde luego, no les faltan. Más de XXII siglos de historia han pasado por esta ciudad que comenzó a ser colonia romana y que, por vaivenes de la historia, llegó a ser la capital del mundo en su época de máximo esplendor, cuna de grandes culturas y lugar de origen de una multitud de artistas, científicos, escritores y filósofos que veían en Córdoba un lugar perfecto para la contemplación y el culto al pensamiento.

Todo esto, en parte, es gracias a aquel hombre con magníficas dotes de militar y político llamado Claudio Marcelo, un hombre que es merecedor de tener a su nombre una de las calles más emblemáticas de la ciudad y al que, a partir de ahora, también se le brindará pleitesía con una estatua única en el mundo. El tiempo dirá si la escultura llegará a ser tan famosa y conocida en la capital como la que rinde tributo en la Plaza de las Tendillas al emblemático Gonzalo Fernández de Córdoba -un genio militar del que este año se celebra el quinto centenario de su muerte-, pero, de momento, todo apunta a ello.

El autor de la obra es Marco Augusto Dueñas. Por casualidades de la vida, también tiene nombre de romano, pero es cordobés como el que más. Nació en tierras califales en 1971 y como no podía ser de otra forma declara sentirse "bastante emocionado" por ostentar el honor de haber realizado esta escultura, en la que sin duda alguna ha puesto todo su empeño y conocimiento. El artista, además, no es precisamente un novato: ha realizado varias obras escultóricas en la Catedral de la Almudena y es autor de San Marón y y Santa Rafaela, dos esculturas expuestas actualmente nada y nada menos que en el Vaticano.

La obra, que fue presentada ayer junto al Templo Romano por el propio autor y el delegado en funciones de Patrimonio de la Humanidad y Casco Histórico, Rafael Jaén, medirá unos seis metros de altura, de los cuales tres pertenecen a la propia escultura y el resto a un pedestal que todavía no ha sido colocado bajo la estatua con el objetivo de que el autor pueda realizar durante estos días los últimos remates y aplicar algunos contrastes.

La ubicación de la misma, según informó Jaén, quien destacó que "esta estatuta era una deuda pendiente que tenía Córdoba", aún no ha sido determinada, pero lo que sí está claro es que se expondrá en algún lugar del foro Romano de Córdoba, que abarca prácticamente desde el Palacio de Orive hasta Puerta Gallegos. Se trata de una obra tallada en mármol procedente de la cantera de Carrara -situada en los Alpes Apuanos-, uno de los mármoles más apreciados del mundo por su blancura y ausencia de vetas y que, según apuntó el delegado de Patrimonio y Casco Histórico, "hará un magnífico contraste con la piedra oscura de Córdoba que conformará el pedestal".

La escultura ha contado con una financiación de 134.000 euros, de los que el Ayuntamiento ha asumido el 50% y el montante restante será sufragado por una fundación romana. Pesa un total de 3.000 kilos y al igual que muchas de las obras de Dueñas, auna lo antiguo y lo nuevo y está cargada de simbología.

"Quería representar a un hombre fuerte y potente que estuviera andando", explicó su autor, "por que a pesar de que esta ciudad tiene dos mil años de historia quiero mostrar que Córdoba va hacia adelante y no hacia atrás". La figura, togada, tiene levantada la mano izquierda "para dar la bienvenida al pueblo de Córdoba" y reposa la mayor parte de su peso -una maniobra que requiere una gran habilidad y conocimiento del mármol- sobre una figura femenina de unos 30 centímetros que representa al pueblo cordobés. Además, la escultura tiene dibujada sobre sus pupilas dos corazones que simbolizan "el amor de Claudio Marcelo por la ciudad que él creo".

Aún no se sabe con certeza la fecha en la que la figura estará concluida y expuesta en alguno de los rincones de la ciudad. Según destacó el autor, ese día, no muy lejano en el tiempo, llegará cuando aplique los últimos conceptos y esté satisfecho con su trabajo. Posteriormente, será el pueblo de Córdoba el que dé valor a la escultura y el que decida si la misma pasará a los anales de al historia, tanto como pasó el hombre al que representa.

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