Arte

El C3A de Córdoba reúne una treintena de obras de Federico Guzmán en la exposición 'Sombra verde'

Federico Guzmán y Juan Antonio Álvarez Reyes explican una de las obras.

Federico Guzmán y Juan Antonio Álvarez Reyes explican una de las obras. / Juan Ayala

El artista sevillano Federico Guzmán revisa la relación del hombre con la naturaleza en una exposición en el Centro Andaluz de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A), ubicado en Córdoba, en la que reúne más de 30 obras realizadas en los últimos 20 años.

Bajo el título Sombra verde. Federico Guzmán y la carrera de las plantas, el artista expone unas llamativas y coloridas obras en las que la naturaleza es la protagonista, aunque de fondo siempre aparece la mano del hombre.

"La relación de la fruta con la máquina, las plantas en la farmacología, plantas visionarias, algunos experimentos lúdicos como el Tomaco o el Hombre Árbol" -según explica el artista- forman parte de la "multiplicidad de miradas sobre nuestras raíces y sobre lo que realmente nos forma a nosotros como naturaleza". Además, el título de la exposición, Sombra verde, alude a un "dosel sobre el que cultivar una especie de miradas sobre la naturaleza", indica.

Guzmán es un artista multidisciplinar y trabaja desde la pintura al óleo, dibujos con bolígrafos, pintura digital, música o escultura, se vale de "cualquier herramienta para comunicar el mensaje", como se puede apreciar en la exposición del C3A, que se puede visitar hasta el 24 de septiembre de 2023.

Un bodegón en el que la fruta invide a una máquina apisonadora es el protagonista de la primera sala de la muestra, transmitiendo "exhuberancia y haciendo una dialéctica entre la tecnología y lo natural". Guzmán señala que lo creó en un contexto muy concreto: en Colombia durante las discusiones políticas sobre el Tratado de libre comercio. 

Para el autor, "es un placer ver todas las obras juntas porque han sido creadas en momentos muy diferentes, pero hay un diálogo interesante entre las propuestas de cada una".

Por su parte, el director del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) y comisario de la muestra, Juan Antonio Álvarez Reyes, ha indicado que Federico Guzmán es uno de los artistas del llamado el Grupo de Sevilla, que fue muy importante en los años 80.

La exposición ocupa dos salas (T2 y T3) en las que se aprecia una evolución. Las obras de la década del 2000 destilan "un contenido más político, partiendo de su experiencia de Colombia, cuando se estaba firmando un Tratado de Libre Comercio con EEUU", denunciando "cómo la gran industria agroalimentaria iba a acabar con la diversidad local". A partir de eso hace una serie de obras que se pueden ver en la primera de las salas.

En el segundo espacio se refleja cómo "en su trabajo ha sido muy importante el tema de lo espiritual ligado a las plantas", algo que se observa en la serie Las siete hierbas amargas, donde retrata plantas que producen efectos beneficiosos no solo físicos, sino también espirituales", señala Álvarez Reyes.

La producción de Federico Guzmán está presente en colecciones internacionales como el MoMA de Nueva York o el Museo Boijmans van Beuningen de Róterdam; y en colecciones nacionales como el MNCARS, Madrid; el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, Sevilla; el Macba, Barcelona; el IVAM, de Valencia, el Musac, León; o el CGAC de Santiago de Compostela.

Sobre la exposición

El verdor y su capacidad vital creadora, como concepto y estética, recorre toda esta exposición, desde la obra más temprana, Yagé (2000) hasta la más reciente, Himno a Gaia (2022). Los remedios naturales, las plantas medicinales, los efectos terapéuticos de la ayahuasca y de otras hierbas con propiedades mágicas y curativas están presentes mediante piezas realizadas en diferentes medios y formatos.

Así mismo, la violencia del mercado y las catástrofes ecológicas son investigadas desde una particular óptica en algunos proyectos desarrollados a lo largo de la primera década del siglo XXI. Así ocurre con El Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos, que inspira trabajos como Miss Malandra o la instalación escultórica La bella embalada; los monocultivos que todo lo unifican y agotan; la pérdida de biodiversidad; la contaminación de la industria alimentaria o el desastre de Aznalcóllar que contaminó Doñana, que resuena en obras realizadas con alpechín, el líquido residual de la industria aceitera.

La exposición también dibuja un intento de unir lo espiritual y lo carnal mediante proyectos como Tomaco, lo humano y la naturaleza en Hombre = árbol, pero también lo terrenal con lo universal mediante sus impresionantes lienzos titulados Logos, que revelan las experiencias, la curiosidad y el compromiso del artista con las enseñanzas de las plantas.

La pieza de Guzmán fechada en 2006 que da título a la muestra, Sombra verde, simboliza el aprendizaje a través de la experiencia directa de la naturaleza, y se inspira en textos del ensayista norteamericano Hakim Bey. El subtítulo profundiza en la educación botánica que reciben los jóvenes destinados a convertirse en curanderos dentro de la comunidad ingá del Putumayo (Colombia).

Sobre el artista

Federico Guzmán (Sevilla, 1964), que vive y trabaja en la capital andaluza, estudió en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla y se dio a conocer a mediados de los años 80 junto a artistas como Guillermo Paneque, Rafael Agredano o Pepe Espaliú, en una trayectoria inicialmente ligada a la galería La Máquina Española, donde realizó su primera exposición individual en 1987.

Con anterioridad participó en exposiciones colectivas tales como Dibujos radicales (Centro Negro,Sevilla, 1984), Ocho pintores juntos (Colegio de Arquitectos, Sevilla, 1984), Ciudad invadida (Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla, 1985), o Sevilla: Ohne Title (La Máquina Española, Sevilla, 1986).

Guzmán siempre ha concebido el arte como herramienta para incidir en la sociedad y en la relación con su entorno más inmediato, pero también con otras geografías a las que se siente muy ligado, como Colombia y el Sahara Occidental.

Sus intervenciones interrogan tanto el espacio donde se realizan como los materiales utilizados, la función del artista como emisor y del público como receptor. Con un trabajo en continua experimentación y en la búsqueda de nuevos caminos, ha generado durante su vida artística una obra compleja, llena de matices, en la que la energía y lo mágico están presentes con frecuencia.

En 2001 presentó en la sede sevillana del CAAC su exposición Matitas divinas. En la última década ha protagonizado individuales en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (Badajoz, 2013), el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Palacio de Cristal, Madrid, 2015), San Telmo Museoa (San Sebastián, 2016), el IVAM (Valencia, 2018), la galería Juana de Aizpuru (Madrid, 2018) o la Sala Atín Aya (Sevilla, 2022), entre otras.

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