Bonrostro Ajo Negro, el valor de la innovación

En un mundo cada vez más competitivo y globalizado las buenas oportunidades de negocio se encuentran con mayor frecuencia en mercados muy concretos. Bajo esa premisa fue cómo nació hace apenas tres años la empresa Bonrostro, una idea común de Salvador Rodríguez y José María Rodríguez, cuando estos dos antiguos compañeros de la universidad se juntaron en la terraza de un bar en busca de proyecto para embarcarse juntos en el autoempleo. En su mente, la idea de buscar un producto innovador aparecía de forma nítida y así fue como surgió la posibilidad de empezar a trabajar con el ajo negro, un producto que empezaba a ser conocido y valorado en Europa.

Tras unos meses de arduo trabajo y muchos ensayos para conseguir un producto de la mejor calidad posible, estos dos empresarios dieron el paso definitivo para lanzar su proyecto al mercado y se instalaron en el Parque Científico Tecnológico Rabanales 21, donde comenzaron su andadura empresarial desarrollando este apreciado producto de la gastronomía, que proviene de la tradición japonesa y que en España empezó a ser utilizado por el célebre chef Ferrán Adriá.

Pero, ¿qué diferencia al ajo negro del ajo fresco, el que tradicionalmente se ha venido consumiendo en los hogares? "El ajo negro no es otra cosa que ese ajo fresco sometido a un proceso de elevada temperatura y humedad durante varias semanas", explican Salvador y José María, algo que da como resultado "un exquisito ajo de color negro, con un sabor dulce entre la ciruela y el regaliz, que potencia de manera notable las ya conocidas propiedades para el organismo del ajo fresco, como su capacidad antioxidante, antibiótica y anticolesterol. Además, no produce mal aliento ni acidez en el estómago".

Para la obtención de este delicioso producto que se está abriendo de manera sólida paso en las cocinas de todos los hogares, Bonrostro lleva a cabo un proceso de fermentación oxidativa del ajo fresco, con ciclos controlados de temperaturas entre los 65 y 80 grados, y humedades que van desde el 70% al 90%, durante unas cuatro semanas. Este proceso, totalmente natural, se lleva a cabo sin añadir aditivos ni tratamientos artificiales adicionales. Además, Bonrostro recurre para su materia prima al reconocido ajo morado de Montalbán, localidad que ha convertido a este cultivo en un pilar de su economía.

La creciente demanda de este producto ha llevado a Salvador y José María a dar pasos en la consolidación de su proyecto. De esta manera, y tras sumar fuerzas con Antonio Contreras, un nuevo socio malagueño, esta empresa cordobesa ha iniciado el proceso de ampliación de sus instalaciones, para atender de manera óptima a la cada vez mayor demanda llegada desde diversos puntos de la Península Ibérica y otros de toda Europa.

Como empresa agroalimentaria joven, del siglo XXI y dedicada a un producto innovador, estos dos empresarios cordobeses dedican su I+D+I (Investigación, Desarrollo e Innovación) al descubrimiento de oportunidades en nuevos nichos de mercado, aunque el ajo negro se ha convertido de momento en su producto estrella, bajo el que han conseguido desarrollar un proyecto empresarial sólido.

Tras convertirse rápidamente en referencia tanto en el mercado nacional, como en Portugal y otros puntos de Europa como Francia y Países Bajos, donde llegan a través de varios distribuidores, Bonrostro ha hecho una fuerte apuesta por el comercio online, a través de su tienda en internet, algo que ha reforzado más si cabe el proyecto.

Ahora, inmersos en la ampliación de sus instalaciones, Salvador Rodríguez y José María Rodríguez esperan dar el impulso definitivo a su negocio para llegar a nuevos clientes, mediante un producto natural, saludable y cuya demanda está creciendo de manera exponencial, a medida que se conocen y empiezan a apreciar sus muchas propiedades para el organismo.