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Banco de Alimentos: Una crisis que llegó antes del decreto de estado de alarma

  • La crisis del coronavirus ha provocado que el Banco de Alimentos se haya tenido que enfrentar a la falta de suministros y de voluntarios y a problemas de reparto

Varias personas realizan labores de clasificación en el Banco de Alimentos.

Varias personas realizan labores de clasificación en el Banco de Alimentos. / Juan Ayala

“Buenos días, quisiera saber cómo se pide ayuda para que podamos acceder al Banco de Alimentos”. Este es uno de los mensajes –dejémoslo en anónimo– que familias necesitadas dejan en la web del Banco de Alimentos Medina Azahara de Córdoba en estos días inciertos, en los que la amenaza del coronavirus le ha puesto palos en las ruedas a esa gran labor que en beneficio de la sociedad realizan y que por el covid-19 no pueden llevar a cabo de la manera en la que desde hace bastantes años acostumbran a llevar.

“Nosotros, la crisis la empezamos a sufrir a primeros de marzo, porque se suspendieron las operaciones kilo; porque se estaba viendo que se iban a tomar unas medidas más serias en un momento en el que en los supermercados se formaron colas muy grandes para la adquisición de alimentos”, sentencia el presidente del Banco de Alimentos Medina Azahara, Carlos Eslava.

“Además, la mayoría de los voluntarios que participan en esa recogida son personas mayores, personas de más riesgo, por lo que de acuerdo con las cadenas suspendimos la recogida de alimentos”, puntualiza. Eran momentos en los que aún no se había decretado el estado de alarma.

El Banco de Alimentos reparte anualmente millones de kilos de productos –este año la cifra se verá reducida– dirigidos a los más necesitados y tiene en Córdoba 358 entidades beneficiarias, como, por ejemplo, el comedor social de los Trinitarios. El año pasado, sin ir más lejos, por ejemplo, distribuyó más de 1,3 millones de kilos de frutas y hortalizas.

Esa suspensión, tal y como Eslava destaca, le supuso un “terrible” golpe al Banco de Alimentos, dado que salvo las donaciones que les hacen las firmas agroalimentarias, “nuestra manera de conseguir alimentos es a través de las operaciones kilo”, que se llevan a cabo en supermercados, empresas y colegios.

“En ese momento estábamos clasificando los alimentos que ya habíamos recibido y éramos conscientes de que nos íbamos a quedar sin alimentos, por lo que hicimos una llamada de ayuda en general a la sociedad bien con donativos, bien con alimentos para suplir esa cantidad de productos que íbamos a dejar de ingresar al suspenderse las operaciones kilo”, destaca.

El presidente del Banco de Alimentos ha insistido que ese llamamiento se ha traducido en pedirle productos a las entidades agroalimentarias y donativos al resto de la ciudadanía para ser ellos mismos los que compran aquellos que más se necesiten en ese momento.

“Las entidades agroalimentarias normalmente siempre tienen alimentos con fecha de caducidad corta, por lo que sea, pues para ellos es relativamente fácil donárnoslos, al no tener entrada en el mercado, porque, por ejemplo, no les va a aceptar un supermercado una mayonesa que caduque en tres días, mientras que a nosotros nos va a venir bien para poderla repartir”, sostiene. El presidente del Banco de Alimentos apunta que el hándicap que tiene lo que donan las empresas “es que a veces lo que nos dan no tiene nada que ver con lo que la gente quiere”. No obstante, destaca que la sociedad ha respondido de cine a su llamada.

Eslava insiste en que ese problema, el de la falta de alimentos por la suspensión de la operación kilo, no ha sido el único al que se han enfrentado en estas últimas semanas. Otro de ellos, refiere, es que los voluntarios con los que cuentan son con personas mayores, “de riesgo ante la enfermedad; y dejaron de acercarse a la sede del Banco de Alimentos, por lo que todo lo que tenemos de trabajo en la misma quedó prácticamente paralizado”.

El Banco de Alimentos acabó resolviéndolo con universitarios. “Tuvimos en cuenta que no tienen ahora clases y a través de whatsapp formamos grupos que están viniendo a clasificar, supongo que esta semana acabaremos ya de clasificar para poderlo enviar a las instituciones”. Pero los dos anteriores no son los únicos problemas a los que el Banco de Alimentos se ha enfrentado por la crisis del coronavirus. El tercero, y el más serio, surge cuando llega el estado de alarma, defiende.

Eslava detalla que al darse el estado de alarma hay entidades que no van a recoger al Banco de Alimentos los productos, bien porque los voluntarios de esas entidades no están prestando su trabajo, con lo que las personas a las que atienden no están atendidas, y otras que los han retirado y no los están repartiendo. “En ambas circunstancias el efecto para las personas necesitadas es el mismo. Todo esto supone que las personas que no están atendidas nos llaman a nosotros diciéndonos que no saben lo que hacer, al igual que nos llaman las familias que en las últimas semanas se han sumado al colectivo de personas necesitadas por los cierres de empresas, ERTE...”, puntualiza. “Eso hace que llamen de forma desesperada para que nosotros les guiemos; nuestro teléfono está todos los días colapsado”.

Eslava detalla que, entre esta situación, el Banco de Alimentos ha hablado con Protección Civil Municipal para establecer un sistema para que estas personas puedan estar atendidas. “Vamos a enviar a Protección Civil la situación de las distintas asociaciones; unas están trabajando normalmente, otras han recibido alimentos, pero no reparten y otras ni han recibido ni reparten. A la vista de esto, Protección Civil se va a poner a disposición de las mismas para poder repartir”, destaca.

“Este es el gran problema ahora mismo, que hay alimentos, pero no se acaban repartiendo”, añade. Aparte de ello, el Banco de Alimentos, insiste, en que ha pedido a la ciudadanía donativos para continuar adquiriendo productos, “para afrontar esta crisis de la que aún nos quedan semanas o meses que combatir”.

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