Asenjo preside la reapertura al culto de la ermita de la Salud
El templo ha sido restaurado por el Cabildo de la Catedral y será atendido por cinco frailes de la congregación de los Esclavos de la Eucaristía y de María Virgen
Casi ninguno de los asistentes ayer al acto de reapertura al culto de la ermita de la Salud eran capaces de señalar con precisión cuándo fue la última vez que se celebró misa en este recinto religioso que ayer abrió sus puertas tras un proceso de restauración que ha durado casi dos años. El administrador apostólico, Juan José Asenjo, presidió una ceremonia en la que destacó la presencia de la comunidad religiosa de los Esclavos de la Eucaristía y de María Virgen, que tendrán su convento en unas dependencias anejas y se encargarán del servicio religioso a esta parte de la ciudad que carecía de un templo pese a su densidad de población.
La titularidad municipal del templo, la desaparición de los capellanes y su progresivo abandono habían sumido este edificio en un delicado estado de conservación que hizo que el Cabildo de la Catedral, tras recuperar en 2006 la titularidad del mismo, invirtiera 838.000 euros en su restauración. La ermita de la Salud lucía ayer prácticamente inédita para los asistentes a la misa de acción de gracias. El blanco de los muros contrastaba con la piedra de las pilastras y las diversas obras de arte volvían a ocupar sus lugares tradicionales tras la restauración llevada a cabo en el taller de Miguel Arjona, como es el caso de los ángeles lampareros y los lienzos de San Acisclo y Santa Victoria.
Además de la recuperación de un nuevo espacio de culto en la ciudad, la reapertura de esta ermita, que cuenta con dos siglos de antigüedad, ha supuesto también saldar una deuda con la advocación de Nuestra Señora de la Salud, que hoy celebra su fiesta, y que da nombre a la Feria que en estos días disfruta la ciudad.
La diminuta imagen de la Virgen de la Salud ha vuelto a presidir la ermita desde el retablo principal, el mismo sitio que ya ocupó en el anterior templo desde mediados del siglo XVII. Esta talla, con su reluciente ajuar de plata de ley compuesto de ráfaga, peana y media luna, ha estado en los últimos años custodiada en dependencias municipales.
Las escasas dimensiones de la ermita no pudieron ayer contener a las personas que quisieron asistir a este acto, como feligreses de la zona y representantes de diversos colectivo de la Diócesis. La representación municipal estuvo encabezada por el primer teniente de alcalde, Rafael Blanco, acompañado de la edil de IU Alba Doblas y de la del PP Luisa María Arcas. También asistió la directora de los Museos Municipales, Mercedes Valverde, quien fue la encargada de salvaguardar el patrimonio artístico de la ermita hace diez años para evitar su saqueo.
También te puede interesar
Lo último
La tele más Real del año
La esquina
José Aguilar
Solipsismo en palacio
Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Memorias de un niño de derechas