Educación

Arte contra la violencia y el absentismo escolar

  • El método Semillas de Paz nació en Denia y se ha implantado en Cataluña y México

El escultor y pedagogo Teo San José, creador de Semillas de Paz.

El escultor y pedagogo Teo San José, creador de Semillas de Paz. / Rafa Alcaide / Efe

El método educativo Semillas de Paz, ideado por el escultor y pedagogo Teo San José hace ya una década en un colegio de Denia (Alicante), logró reducir en apenas dos años los episodios de violencia, acoso y absentismo, así como que las calificaciones finales subieran entre un 10 y un 15 % cuando terminó el programa. Teo San José (Valladolid, 1958), que está de visita en Córdoba explicando su método en dos charlas distintas, tiene que frenarse y aclarar que los datos no son "una fanfarronada", sino el reflejo de la "práctica pura", pues tras llevar a cabo su método en Denia, lo ha exportado a otros centros de Cataluña y México, donde trabaja con la Secretaría de Estado de Educación.

San José explica que, en su método y en su propia vida, "el arte es la piedra filosofal" sobre la que construir la identidad, al ser la disciplina que más distintos resultados ofrece a problemas concretos. Y es, además, perfecta para desarrollar la "confianza consciente", que define como "una evolución del concepto de autoestima" que evita en todo momento "caer en la valoración constante de los logros de los alumnos para que la aprobación externa no se convierta en una adicción".

Así es cómo ha construido un método que cuenta con el respaldo del psicólogo estadounidense Stanley Krippner, que lo ha difundido a través de la Universidad Saybrook de San Francisco, y que se basa en impartir una hora de arteterapia a los menores en la que éstos tengan libertad absoluta para pintar, escribir, dibujar, componer o esculpir. "Lo que ocurre con la valoración es que, cuando estos niños son mayores y tienen que resolver un problema, no son capaces porque necesitan que alguien de fuera les diga si lo están haciendo bien o no", detalla el ideólogo, miembro de la Real Sociedad Británica de Escultores, que defiende que "la identidad surge de la libertad de hacer lo que uno quiere".

Precisamente, en su tránsito educativo, tras toda una vida dedicada a la escultura, que lo ha llevado por todo el mundo, él ha acabado encontrándose a sí mismo también. "Esto ha cambiado mi vida. Entrar en el mundo del niño y ver con hechos que la visión infantil de la violencia como algo natural puede desaparecer, me ha impactado mucho y me ha hecho bajar del pedestal de artista", reconoce el escultor, que considera que el problema de la violencia infantil va más allá de "un niño que agrede y otro que es agredido", pues es consecuencia de "todo un entorno interrelacional".

Y desde esa perspectiva, en la que ya no se puede reducir el problema al mundo escolar, aboga por plantearse que "es toda la sociedad la que educa al niño", de ahí que su método trabaje tanto con profesores como con padres, lo que también hace complejo "extenderlo", dados los problemas de presupuesto habituales en los entornos educativos. "Esto no es una revolución, sino algo que suma y enriquece. No se trata de destruir lo que ya se ha hecho", dice sobre los problemas actuales que afronta la educación.

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