Arte Dramático se abre camino
educación
La Escuela Superior de Arte Dramático cuenta este curso con casi 150 estudiantes, de los que la mayoría se decanta por la titulación que los convierta en actores tras su formación
La de actor es "una carrera de fondo". Quien hace esta afirmación es Chelo Ansino, profesora de Literatura Dramática de la Escuela Superior de Arte Dramático de Córdoba (ESAD) Miguel Salcedo Hierro. Ella forma parte de un claustro de 33 profesores que dan clases en el centro ubicado en el Palacio de las Quemadas y desde el que salen actores y escenógrafos cada año. La escuela cuenta este curso con 154 alumnos, de los que 142 están matriculados en Interpretación y una docena en Escenografía.
Entrar en estas aulas no tiene nada que ver a hacerlo en cualquier otro centro educativo del mismo nivel. En sus dependencias se combinan a la perfección desde clases de esgrima, interpretación o canto hasta de Historia del Arte, espacio escénico o indumentaria. Vamos, lo que vienen siendo los conocimientos y técnicas necesarias para adentrarse en el mundo de la dramaturgia.
Es la de interpretación la titulación que mayor número de alumnos acoge cada año. Unos estudios para los que hay que hacer unas pruebas "para ver si hay una base mínima", expone Ansino, que lleva casi una década dando clases en la escuela. De aquí, continua, "salen buenos actores" y como ejemplos alude a las carreras de intérpretes que se han formado en estas aulas como Inma Cuesta, Luz Valdenebro o Aníbal Soto. La docente asegura también que una de las cosas que más sorprende al alumnado "es que hay mucho trabajo porque aplican los conocimientos a las prácticas a diario".
Un argumento que comparte Francisco García, profesor de Interpretación de la ESAD desde hace 24 años y también actor. García, que formó parte de la compañía La Buhardilla durante décadas con Ansino, alude a la variedad de conocimientos que se adquieren en ambas titulaciones y considera que la de interpretación tiene más demanda "porque es más propicia para los actores", además de ser una profesión en la que "hay más oferta -de trabajo- y más atractiva". Mientras que en el caso de la escenografía, el campo laboral es más limitado.
Eso de convertir en actores o escenógrafos al alumnado es bastante complicado y Ansino reconoce que uno de los aspectos más difíciles es que gran parte del éxito de la formación "depende de las capacidades de cada uno". Sin embargo, para García el problema radica en otro punto: "la disciplina". El docente lamenta que en los últimos años parte del alumnado que llega a la ESAD "no tiene esa constancia que se necesita". A su juicio, "el actor se hace con trabajo y yo los hago de las piedras". En los dos últimos años, continua, "hay más desidia".
En el otro lado se encuentra la percepción de Ansino, quien también reconoce que eso de impartir una asignatura teórica "no es de lo más atractivo, pero al final acaban descubriendo la base". "Es una carrera de fondo y el mismo alumnado se va dando cuenta y va aprendiendo", sostiene.
Ambos sí que comparten su pasión por esta profesión. Por ejemplo, García asegura que esto de dar clases de interpretación "no es dar Matemáticas, tienes que buscar estrategias diferentes". "Para mí es creativo y satisfactorio actuar y dar clases", añade. Mientras, Ansino anota que impartir clase la enriquece "porque encuentras a grupos muy creativos y con muy buenas ideas".
Entre los 154 alumnos de la ESAD se encuentra Malena Cuervas, estudiante de segundo curso de Interpretación, quien cuenta que llegó al centro después de haber cursado el Bachillerato de Ciencias y convencida de que iba a seguir su carrera profesional, en un principio, por esta rama. Hija de una psicóloga y de un ingeniero y hermana de una alumna del grado de Medicina, la pasión por la interpretación llamó a su puerta. "Era algo que me removía y esto es diferente a la Ciencia", mantiene, al tiempo que confiesa que desconocía que hubiera unos estudios superiores para convertirse en actriz. A sus 20 años, la joven ya sabe lo que es ir cada día al centro y conocer los entresijos de este mundo. Es consciente de que se trata de una carrera "dura porque somos muchos, pero no estamos esperando a que llegue la suerte", dice. Así, no comparte el criterio que tienen algunos compañeros como es el de no participar o presentarse a cuantos castings sea posible y participa siempre que puede. Cuervas coincide con su profesor Francisco García en que eso de la disciplina "es lo más complicado porque a veces te desmotivas y acabas física y mentalmente agotada; además, hay gente que no se compromete". A pesar de ello, la joven, que es integrante del consejo escolar de la escuela, sigue adelante con sus estudios para ser actriz.
A pesar de las exigencias que imprimen estos estudios, el director de la ESAD, Rafael Torán, informa de que "no hay abandonos" en los estudios y que si se producen es "por causas laborales". Torán lleva tres años al frente de la dirección de la escuela y se jubila este curso. En este trienio, asegura que uno de los retos a los que se han enfrentado desde el equipo directivo ha sido al de "hacer notaria la escuela y aumentar la autoestima para que se sintiera orgullosa". Pero no solo la escuela, sino también "la ciudad. "Había desconocimiento de lo que aquí se hace", sostiene. Por ello, en estos años "nos hemos abierto mucho" y el espacio cuenta con el apoyo de las administraciones públicas a través de diversas iniciativas. Aún así, afirma que "siempre queda mucho por hacer". Una de esas cosas es, por ejemplo, el de cambiar "el perfil de los estudios porque ahora la realidad social es distinta y el alumnado también". "Hay que despertar cierto interés para que la escuela sea inclusiva", defiende en alusión al perfil de los estudiantes que llegan en los últimos años y la tipología de enseñanzas que se imparten. En la interpretación ya no sólo está el papel de galán o de dama y, además, "hay que adaptar, por ejemplo, el currículum para alumnos con problemas motores, algo a lo que no tenemos derecho". "No podemos seguir con los chicos perfectos", insiste, al tiempo que recuerda que "el actor crea de su experiencia y esa es su materia de trabajo". A su juicio, continua, "el teatro es un termómetro de la realidad". Subraya que en estos años desde la escuela "también hemos abierto muchos trabajos dentro del área de inclusión con problemas de género e identidad". Es más, considera que en la escuela también es un espacio en el que "autoconocerse para encontrar la paz". En este terreno de la formación, Torán explica que en la escuela enseñan una gran variedad de técnicas de trabajo. Así, detalla que hay dos: la corriente interna, que parte de la emoción, y la corriente externa, que parte de la imagen. Ambas se imparten en esta gran escuela en la que se forman los actores del futuro y también escenógrafos que mostrarán todo lo aprendido en sus, a buen seguro, futuras y exitosas carreras en el mundo de las artes escénicas.
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