Medio Ambiente

El arroyo Bejarano de Córdoba: De Reserva Fluvial a conflicto ambiental

  • La Acción Ecologista Guadalquivir demanda medidas consensuadas y participativas a la hora de gestionar el lugar para frenar el deterioro y la pérdida de biodiversidad en la zona

Arroyo Bejarano.

Arroyo Bejarano. / El Día

El arroyo Bejarano, junto con el del Molino, afluentes del río Guadiato y ubicados en las inmediaciones de la barriada de Trassierra, componen un espacio natural de indudable valor medioambiental. Estos parajes cuentan con una gran diversidad de flora y fauna que conviven en diferentes ecosistemas, lo que hace de esta zona una de las más interesantes, desde el punto de vista ambiental, de toda Sierra Morena.

Su seña de identidad es el bosque en galería en las riberas y el de quercíneas en las zonas adyacentes. El relieve es suave pero con algunos desniveles importantes y su sustrato litológico está formado por pizarras y esquistos que originan tierras pardas meridionales. Las tobas calizas en los cauces de los arroyos configuran sus característicos saltos de agua. 

Lugares como la Fuente del Elefante, los Baños de Popea y el arroyo Bejarano son espacios muy conocidos y frecuentados por los cordobeses, aunque no siempre respetados. Están llenos de historia con referencias visibles, como acueductos, fuentes o molinos, que indican la importancia que para la ciudad han venido desempeñando por su riqueza hídrica.

Existe un importante patrimonio histórico asociado a estos cauces, encontrándose a lo largo de su recorrido restos de notable valor arqueológico procedentes de lo que fue un interesante pasado industrial, íntimamente ligado al agua: Molinos que fueron utilizados en su tiempo para distintas tareas pero siempre usando la misma fuente de energía que los hacía mover, el agua, que desciende con fuerza a lo largo de estos arroyos para encontrarse con el río Guadiato.

El 28 de febrero de 1996 la Asociación Acción Ecologista Guadalquivir tomó la iniciativa de promover la conservación de esta zona, con el objeto de llamar la atención de la ciudad y de las autoridades sobre la necesidad de protección de estos enclaves naturales únicos por su riqueza.

Protesta de la asociación ecologista Protesta de la asociación ecologista

Protesta de la asociación ecologista / El Día

El Consejo de Ministros declaró el arroyo Bejarano como Reserva Natural Fluvial (RNF) el 20 de noviembre de 2015. Las reservas naturales fluviales constituyen una nueva figura de protección que tiene como objetivo preservar aquellos tramos de ríos con escasa o nula intervención humana y en muy buen estado ecológico. Pero ese estado ecológico peligra, según defiende el presidente de la Asociación Acción Ecologista Guadalquivir, Bartolomé Olivares.

"Recientemente denunciábamos la situación de la Reserva Natural Fluvial del arroyo Bejarano y rápidamente vimos para nuestra alegría la actuación por parte de Confederación Hidrográfica de limpieza de la maleza del lugar, lo cual agradecemos, pero sin duda hay mucho más por hacer y creemos necesario una reflexión y puntualización sobre los peligros que corren estos espacios naturales, tanto el Bejarano, como los Baños de Popea y el río Guadiato", sentencia Olivares.

El presidente de la Asociación Acción Ecologista Guadalquivir insiste en que desde su declaración como Reserva Natural Fluvial, el Bejarano ha pasado por varias etapas. Una primera "donde pensábamos" que esta nueva figura ayudaría a la protección de este lugar, "al que la Junta de Andalucía le negó durante décadas ser Monumento Natural, cuando nuestra provincia es la que menos monumentos declarados de ese tipo tiene; además de no tener intención de declarar el Parque Natural de la Sierra de Córdoba como muchos llevamos solicitando desde hace tres décadas".

Olivares insiste en que entre los conflictos ambientales que está sufriendo esta zona están un urbanismo devorador de suelo y espacios naturales con el único fin de la especulación "como la propuesta pasada de la urbanización de los Baños de Popea, solo aparcada temporalmente"; los vertidos de las aguas residuales que año tras año se producen, "con la consiguiente multa al Ayuntamiento por este delito ambiental por parte de Confederación y sin que esto motive el cumplimiento de la directiva Marco del Agua", y la conexión de Santa María de Trassierra con la depuradora de la Golondrina, "promesa incumplida desde hace décadas".

Jornada de visita al lugar. Jornada de visita al lugar.

Jornada de visita al lugar. / El Día

"No menos grave y una puñalada más para que estos dos arroyos se vayan muriendo y junto a ellos su rica biodiversidad es la falta de un control del uso del agua... pozos ilegales, parcelaciones que reparten agua a sus vecinos sin un control por parte de la administraciones, pozos ilegales casi en el mismo cauce que ni se clausuran y ni siquiera se les pone contador", denuncia.

Olivares sentencia que "vemos avances" en lo concerniente a la Educación Ambiental, fruto de los más de 50.000 escolares y grupos de la provincia que han recorrido esta zona dentro de la Campaña de Educación Ambiental sobre los Arroyos Molino y Bejarano impulsada por la asociación en el año 2001 para reconocer el valor de estos ecosistemas su cultura e historia viva. Otro avance para la asociación es "la importante aportación del Ministerio de Medio Ambiente: la señalización del itinerario ha ayudado a dar a poner en valor el lugar", puntualiza.

El colectivo pide consenso para la resolución "de los conflictos ambientales" que sufre esta zona, "como ya lo hemos apuntado en varias ocasiones en las Jornadas Técnicas Universitarias sobre el Arroyo Bejarano que durante años hemos celebrado". Eso se ha traducido en importantes trabajos que la Universidad de Córdoba ha venido aportando sobre la calidad ambiental de la zona, "así como la labor que desde el año 1996 hemos realizado con plantaciones, recogida de basuras y labores de mantenimiento", destaca.

Detalle de una de las jornadas universitarias sobre el Bejarano. Detalle de una de las jornadas universitarias sobre el Bejarano.

Detalle de una de las jornadas universitarias sobre el Bejarano. / El Día

Olivares insiste en que en las jornadas celebradas en noviembre de 2019 se fijó una hoja de ruta para la mejora en la gestión de las reservas naturales fluviales que deben de abrirse a la sociedad y fomentar la participación. "De estas jornadas salieron compromisos que todavía estamos esperando que se pongan en macha para dar el impulso que es fundamental para frenar el deterioro y la pérdida de biodiversidad en la zona. Faltan espacios de participación para ayudar a unir posturas y crear un marco de acción común basado en el consenso que ayude a una mejor conservación de las reservas naturales fluviales", insiste.

El presidente del colectivo ecologista destaca que el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco) anunció en agosto de 2021 un presupuesto por importe de 14 millones de euros para la mejora ambiental en las reservas naturales fluviales de los que se pretendía invertir unos 500.000 euros en la del Bejarano "sin que esta inversión se haya realizado sin saber los motivos".

"Es fundamental la mejora en la gestión de las reservas naturales fluviales que deben de abrirse a la sociedad y fomentar la participación, tanto de las comunidades locales como de otros grupos sociales interesados", ha defendido. "Con el impulso a estos espacios de participación podríamos ayudar a unir posturas y crear un marco de acción común basado en el consenso que ayude a una mejor conservación de las reservas naturales fluviales", ha añadido.

El colectivo considera que es necesario un debate para integrar la participación social en la mejora y gestión de este espacio. "En el caso del arroyo Bejarano la participación ciudadana en programas de voluntariado es todo un referente y ha sido clave para la recuperación de este lugar durante más de dos décadas", puntualiza

"Denunciamos el abandono de la reserva fluvial del arroyo Bejarano y como se está perdiendo una larga y destacada tradición en temas de investigación y mejora del conocimiento científico. Consideramos que el trabajo científico que se viene realizando por parte de varias áreas de investigación es clave a la hora de evaluar el efecto del cambio climático sobre los ríos, siendo de vital importancia que los datos obtenidos por la comunidad científica en el marco de sus proyectos de investigación reviertan en la mejora de las medidas de protección de las reservas naturales fluviales", concluye.

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