Antonio Varo se confiesa ante San Álvaro en un pregón lleno de emoción

La Agrupación de Cofradías recuerda a su patrón con una exaltación de su figura

Antonio Varo se confiesa ante San Álvaro en un pregón lleno de emoción
Antonio Varo se confiesa ante San Álvaro en un pregón lleno de emoción
R. Lopera

18 de febrero 2008 - 01:00

No fue un pregón al uso, fue una confidencia. El cofrade de la Hermandad de la Misericordia Antonio Varo abrió su corazón a San Álvaro durante la exaltación a este fraile dominico que todos los años organiza la Agrupación de Cofradías en honor a su patrón en el domingo más cercano al 19 de febrero, día de la celebración de la festividad de este santo natural de Zamora pero cordobés de adopción.

En un tono muy personal e íntimo, el también pregonero de la Semana Santa de Córdoba en el año 1986 viajó al pasado para recordar su primer encuentro con San Álvaro, cuando su padre le contó la historia de su Vía Crucis. Dice la leyenda que de camino al convento de Scala Coeli -donde cada año se pronuncia el pregón- este fraile dominico cogió a un mendigo enfermo y necesitado. Al llegar al santuario, San Álvaro dejó al moribundo en la puerta y entró a pedir ayuda. Pero cuando regresaron, el moribundo ya no estaba, y en su lugar había una imagen de un Cristo Crucificado.

Antonio Varo rememoró con nostalgia cuando su padre contó a él y a sus hermanos esta historia allá por el año 1970 de camino al convento. "Y nos hizo entrar a la pequeña iglesia, donde pude contemplar por vez primera la venerada imagen del Cristo de San Álvaro", dijo.

Durante la exaltación, Antonio Varo confesó abiertamente que nunca ha ido al santuario el día de la romería, pero no es una excepción. "Tampoco he ido nunca a la de la Purísima Concepción de Linares, ni a la de la Virgen de la Alcantarilla, ni a la del Rocío; es una costumbre que se forjó en mi de forma no premeditada, pero que prefiero mantener. Para subir a este lugar, me gusta más hacerlo cuando no hay nadie o casi nadie", apuntó.

San Álvaro también jugó un papel clave en el que, quizás, ha sido uno de los momentos más importantes de su vida como cofrade, hermano y cristiano: el pregón de la Semana Santa de 1986. El 6 de enero de ese mismo año, cuando Antonio y su familia se encontraban en el Scala Coeli, "se me encendió la bombilla de la inspiración, la última que necesitaba para terminar el pregón que después tendría que pronunciar en el Círculo de la Amistad", unas referencias que tuvieron a la Virgen de Los Dolores como protagonista.

La exaltación de Antonio Varo también tuvo un sentido reivindicativo, pues pidió ayuda para que todos los cofrades pongan menos interés en la perfección de la candelería que en la atención a los hermanos y reclamó también más dedicación a la formación cristiana y cofrade.

Su confidencia también tuvo un matiz político que no quiso dejar pasar por alto. "No permitas San Álvaro que nos quedemos impasibles cuando los que más se llenan la boca con la palabra democracia, nos roban el ejercicio de la misma si un resultado electoral no es favorable", concluyó.

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