José Antonio Gómez Luengo: "Me encontré el Gran Teatro de Córdoba hecho una ruina"
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El idilio del arquitecto José Antonio Gómez Luengo con el edificio que le correspondió restaurar entre 1982 y 1986, el Gran Teatro de Córdoba, es el hilo argumental del documental que narra la historia del proceso de recuperación de la obra original de Amadeo Rodríguez, que en 2023 ha celebrado su siglo y medio de existencia.
"El teatro me lo encontré hecho una ruina", recuerda entre risas Gómez Luengo en un momento del documental El teatro y su arquitecto, producido por el Instituto Municipal de las Artes Escénicas Gran Teatro de Córdoba (IMAE), la actividad colofón de la conmemoración del 150 aniversario del inmueble.
De hecho, el edificio se salvó de la demolición casi por casualidad, en una anécdota que cuenta el arquitecto en la filmación. La empresa propietaria del inmueble, una constructora cordobesa, presentó la solicitud referenciando el inmueble no en la avenida del Gran Capitán, que es su fachada principal, sino en la calle José Zorrilla, que es la trasera.
Probablemente era en un intento de que el expediente pasara lo más desapercibido posible, lo que fue detectado por un funcionario municipal, que dio la voz de alarma. Así se evitó dejar un solar expedito para la construcción de pisos en pleno centro de Córdoba.
Guardar el testimonio del autor de la restauración
La jefa de Comunicación e Imagen del IMAE, Hortensia Revuelta Navarro (Córdoba, 1980), ha explicado que el origen del audiovisual estuvo la intención de "guardar el testimonio de José Antonio porque pensábamos que era muy interesante a nivel técnico".
Tras las primeras grabaciones, "descubrimos que había una intrahistoria. Y es que hay un idilio entre el arquitecto y el edificio en el momento en el que él decide presentarse al concurso". Algo así como "una historia de amor entre comillas, entre ellos dos, entre el edificio y él", ha asegurado.
Para la rehabilitación del Gran Teatro, el Ayuntamiento de Córdoba convocó un concurso de ideas, en el que en el primer momento pensó en Gómez Luengo, pero no como director de la actuación, sino como parte del jurado que debía decidir el proyecto a ejecutar, pero el arquitecto había decidido presentarse cuando recibió la propuesta y fue sustituido por un compañero.
A partir de ahí, finales de 1982, comienza la relación del arquitecto y el teatro, que se desgrana en los cuarenta minutos del documental, con guion y dirección de la propia Hortensia Revuelta y la dirección de fotografía de Rafael Alcaide Martos, un proceso complicado de plasmar porque "tiene mucha información y mucha y muy técnica y tuvimos que ordenar su paseo por el teatro, en el que también queríamos que la gente viera zonas del teatro que son inaccesibles para el público en general y ponerlo en valor".
Mirar el edificio de otra manera
Uno de estos valores es "que cuando vengan los espectadores a disfrutar de una obra, también vean el edificio de otra de otra manera, porque es una fortuna tener un edificio como este en nuestra ciudad".
Esas partes inaccesibles del edificio las ha conocido Carlos Aladro Arroyo (Madrid, 1970), nombrado gerente del IMAE el pasado septiembre, de manos del arquitecto. "Entiendes perfectamente cómo ese joven arquitecto se enfrentó a una obra que nunca había hecho y se tomó todo el trabajo y todas las molestias por entender cuál era la naturaleza arquitectónica de un edificio teatral, cómo se había construido en madera y cómo tenía que restaurarlo para que fuera duradero en el tiempo", ha recordado Aladro.
José Antonio Gómez Luengo reconoce en el trabajo audiovisual, "ni que decir tiene que cuando empecé a hacer el proyecto no tenía ni idea de todo este sistema de los teatros, tuve que ir aprendiendo poco a poco cómo funcionaba un teatro y un escenario, que tenía su complicación y su ciencia". Quien tenía una fe ciega en que iba a ser el arquitecto elegido era un portero que, cuando se convocó el concurso, vivía en el edificio en unos habitáculos no en muy buenas condiciones.
"Usted viene aquí más que nadie"
El Ayuntamiento dio la oportunidad a quienes se quisiesen presentar a la convocatoria que visitasen el inmueble cuantas veces lo considerasen necesario.
"Usted se sabe esto mejor que ninguno", le vaticinó aquel "portero muy viejecillo que vivía de muy mala manera en un rinconcillo con su mujer", como lo refiere en el documental. Hortensia Revuelta reconoce al arquitecto "la generosidad y el trabajo ingente que ha hecho, porque ha recuperado cuatro décadas después todo lo que pasó en ese tiempo y ha ordenado sus recuerdos y su archivo personal y profesional" para disponer de material para el documental.
Luego, ella y el equipo que ha trabajado en el audiovisual se han afanado para "un guion que realmente fuera atractivo para el público, que fueran cuarenta minutos en los que mantuviésemos el interés del espectador".
Tras su estreno por rigurosa invitación, al documental le queda un recorrido interno en el propio Gran Teatro hermoseando su recuperación para la ciudad hace 37 años. En unas semanas comenzará con los arquitectos cordobeses, de la mano de Gómez Luengo. Y luego, por qué no, lo mismo inicia el periplo por festivales, y quién sabe, algo se inventa la jefe de Comunicación e Imagen del IMAE con el material filmado y no editado.
"Por suerte, trabajamos en una institución que nos da casi todas las semanas ideas de cosas nuevas que hacer", sentencia Revuelta.
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