"Ahora si un político habla de construcción parece que toca un sector maldito"

El presidente de Construcor reconoce que la situación es complicada pero se muestra confiado en que el sector remontará con nuevas propuestas y modernización

Pedro Giménez, durante la entrevista concedida a 'El Día'.'
Pedro Giménez, durante la entrevista concedida a 'El Día'.'
Anabel Calero

10 de febrero 2013 - 01:00

LLeva desde los años 80 ligado a la construcción y ha vivido de cerca tanto el boom como el declive de un sector que ahora atraviesa sus peores momentos. Apartado de la promoción inmobiliaria, que prácticamente ya no existe en Córdoba, ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos y buscar nuevas fórmulas para mantenerse en el negocio. Esta transformación e "inventiva" es lo que Pedro Giménez quiere impulsar al frente de la Asociación de Constructores de Córdoba (Construcor), donde se abre una nueva etapa tras 16 años de mandato de Luis Carreto.

-Llega a la presidencia de Construcor en un momento muy complicado para el sector. ¿Qué le ha impulsado a dar el paso?

-Es verdad que el momento es complicado, pero esto surge desde hace ya más de un año, cuando Luis Carreto nos comentó a la junta directiva que quería dejar la presidencia de Construcor y nos propuso a los vicepresidentes la alternativa de la sucesión. Yo no estaba muy convencido, pero al final accedí porque es verdad que yo era el que disponía de más tiempo. Esto es un reto más social y de carácter personal, el de dedicar parte de mi tiempo al asociacionismo. En Construcor hay personas con mucha ilusión que pensamos que, a pesar de la crisis, el sector tendrá algún día que recuperarse y hay muchos jóvenes que han accedido a la junta directiva con ilusiones nuevas y buenos proyectos.

-Luis Carreto ha sido presidente de la asociación 16 años. ¿Qué va a cambiar con usted ahora al frente?

-Es un cambio radical desde el punto de vista de la situación del sector, que ha cambiado totalmente. Muchas de las empresas asociadas ya no están, hay menos cuotas y también hay menos colaboraciones de entidades. Ahora tenemos retos nuevos y la asociación será distinta, tendremos que buscar nuevas alternativas de ingresos, salir de la capital y convencer a las empresas de la provincia. También hay un proyecto de cambio estatutario para modificar las reglas y crear otras figuras de colaboración con la asociación con el objetivo de tener más recursos.

-¿Qué metas se propone?

-En principio el tema económico. Hay que ajustar gastos e incentivar ingresos para mantener el equilibrio, aumentar la representación de la asociación e impulsarla y la modernizarnos. El sector inmobiliario va a cambiar radicalmente en unos años y habrá que adaptarse a la situación nueva, tanto financiera como legislativa. El modelo de empresa va a ser muy distinto y necesitaremos muchas inventiva y apostar por la externalización y modernización.

-¿La salida al exterior es la única opción para las empresas en la actualidad?

-Es que aquí no hay obra. Las empresas que han adaptado su estructura ya están fuera, lo que es una apuesta importante. Hay empresas cordobesas que están muy cualificadas y que tienen volumen de obra en Perú, Panamá, Emiratos Árabes... Y están consiguiendo resultados.

-Eso no siempre repercute en la economía local.

-Lo importante es que estas empresas queden radicadas fiscalmente en Córdoba porque, aunque tengan la actividad fuera, si los servicios centrales de la empresa se siguen manteniendo aquí, algo repercutirá.

-Se ha hablado mucho del boom inmobiliario, del desmesurado ritmo de construcción de viviendas, de sobrevaloración de los inmuebles... ¿Qué parte de responsabilidad del estallido de la burbuja es del empresario?

-Hubo un boom donde fluyó el crédito de forma desmesurada y todo el mundo accedió a esos créditos, tanto empresas privadas como particulares, y eso condujo a lo que condujo. La situación ahora es muy distinta. Lo que sí es verdad es que el constructor o promotor no es el culpable de esta situación. Aquí ha habido una legislación muy laxa en todos los sentidos, tampoco ningún control por parte de las entidades financieras de buscar la profesionalización de las empresas que hacían las promociones y ahora se están viendo las consecuencias.

-Ese es el pasado, pero... ¿qué momento atraviesa ahora el sector de la construcción en Córdoba?

-La promoción inmobiliaria prácticamente no existe, ha tendido a desaparecer por parte de la empresa privada. Esperemos que vuelva, pero deberá ser de la mano de la colaboración de las entidades financieras, que son las actuales propietarias de la mayor parte del suelo de la capital. La VPO también tiende a desaparecer y sólo va a quedar en régimen de alquiler y en manos de administraciones públicas. A esto hay que sumar la caída de la licitación pública, en torno a un 70%, por lo que estamos en una situación límite. Por debajo de esto ya no podemos estar, no puede haber menos obra ni promoción privada, por lo cual lo que esperamos es que se busquen otros canales para empezar de nuevo.

-¿Hay futuro?

-Estoy convencido de que sí. Creo que las circunstancias en este momento son tremendamente complicadas, pero esto cambiará. A principio de año había un cierto grado de expectativa de que podía haber una recuperación. Ahora estamos en un momento malo a nivel político y social y estamos dando muy mala imagen en el exterior, lo que nos perjudica. Esto tiene que pasar, se normalizará, y las medidas tienen que empezar a dar fruto.

-Se habla de orientarse a la rehabilitación de viviendas y el desarrollo sostenible. ¿Son alternativas reales?

-La rehabilitación de viviendas no es la panacea. Se pueden hacer reformas pero los beneficios son pequeños y son programas muy reducidos que contemplan sólo 40.000 inmuebles al año. Pero sí es verdad que tiene que cambiar la mentalidad, hay que inventarse sistemas de cooperación con entidades públicas y financieras para desarrollar proyectos inmobiliarios. En Córdoba sigue habiendo demanda y hay zonas incluso en las que el precio no baja, como en la parte noroeste. Si el suelo está en manos de entidades financieras y los promotores somos los que sabemos vender, tendremos que llegar a puntos de entendimiento y colaboración. La externalización también es una realidad. Creo que habrá nuevas alternativas para buscar nuevos focos de promoción.

-¿Se ha dejado demasiado protagonismo a la construcción en el conjunto de la economía?

-Sí, es un hecho cierto. España llegó a tener un porcentaje del 25% del PIB relativo a la construcción y eso es muchísimo. Ahora estamos en niveles del 14-15% y se prevé menos. Lo que sí está claro es que diez o 12 puntos de PIB no se fabrican fácilmente y la construcción debe tener un sitio importante, pero no se debe relegar todo a este sector.

-Sin embargo ahora parece que todos los políticos reniegan de la construcción y sólo se oye hablar de la industria agroalimentaria como la gran apuesta de futuro. ¿Se sienten desprotegidos?

-Nos sentimos marginados. La imagen del promotor ha sido muy mala, se cree que ha ganado mucho dinero, que ha especulado, que ha dado pelotazos. Eso se ha cambiado y se ha visto que no era así. Ahora conocemos empresas en procesos concursales o que han desaparecido. Ha habido una imagen muy mala y ahora cualquier político que hable de construcción o promoción parece que está tocando un sector maldito. Eso no debe ser así y tiene que cambiar porque cuando la construcción creaba puestos de trabajo todos nos veía con buenos ojos y entonces se decía que todo el mundo tenía derecho a comprar una vivienda, venderla, ganar dinero... El problema es que tanto las empresas como los particulares se han visto cogidos con algún tipo de préstamo.

-Córdoba se levanta cada día con noticias de cierres de empresas, otras en concurso de acreedores. Una de las que se ha quedado en el camino es Noriega, donde usted fue director general unos años.

-Noriega, como gran empresa que era, apostó muy fuerte por el futuro pensando que seguiría habiendo un desarrollo sostenible de demanda. También ha sufrido la contracción del crédito y la falta de ayuda de la financiación, que ha llevado tanto a Noriega como a muchas empresas a esta situación. Ha habido un momento a partir de 2008 que no había posibilidad de a crédito. Noriega es el ejemplo de lo que le ha pasado a muchas empresas.

-Cada vez que se destapa un caso de corrupción política parece que hay detrás favores a promotores o constructores.

-No sólo constructores o promotores, en esos casos se habla de personas que no son honestas. Realmente el empresario tiene que conseguir que su empresa siga adelante y la cuestión está en que la gran tragedia es el desempleo. Hay una gran cantidad de empresarios que están en situación tan precaria como los desempleados, porque han perdido todo el patrimonio que tenían. El empresario sufre mucho cuando tiene que despedir y tiene una mala imagen que no se corresponde con la realidad.

-Rafael Gómez ha apuntado esta semana que hay casos de empresarios que han recibido favores del Ayuntamiento y no se les ha perseguido como a él.

-No tengo conocimiento de este asunto ni creo que hable con propiedad y en vez de hacer conjeturas lo que tiene que hacer es ponerlo en lo alto de la mesa. Él tiene un problema con el Ayuntamiento y tendrá que buscar soluciones para una alternativa. No creo que haciendo conjeturas sobre otros empresarios pueda lograr diluir la responsabilidad que tiene en este asunto.

-Como empresario, ¿qué le parece el enfrentamiento permanente que hay entre el presidente de CECO, Luis Carreto, y el alcalde, José Antonio Nieto?.

-Esto viene de mucho tiempo atrás y no entiendo por qué se produce. Ha generado mucha polémica y realmente es una pena. Nosotros hemos tenido nuestra reunión con el alcalde, que nos ha recibido con mucho cariño y con ganas de colaborar. No sé qué componente tiene tal polémica, si es por una cuestión personal o empresarial.

stats