El calendario avanza hacia la primavera, las temperaturas empiezan a subir poco a poco y, a medida que van desapareciendo los abrigos y las bufandas, las terrazas de los negocios de hostelería vuelven a llenarse. Córdoba es una ciudad que se vive mucho en la calle y cuando el tiempo acompaña hay pocos placeres más reconfortantes que disfrutar de una cerveza al sol acompañada de unas buenas tapas. En ese irresistible arte del tapeo, El Campero Cordobé es ya un referente en la ciudad.

Este bar ubicado en la Plaza del Zoco ha tenido una gran acogida por parte de la clientela, gracias a una idea de negocio atractiva y una atención al cliente cercana y profesional.

Después de hacerse un nombre en la hostelería cordobesa gracias a sus sabrosos camperos y a la comida a domicilio, El Campero Cordobé –negocio que dirigen Francisco Córdoba y Jessica Ordóñez, una pareja de jóvenes emprendedores cordobeses– ha dado un paso más allá al apostar por establecerse como un bar y consolidar su idea de negocio de manera definitiva.

"Llevamos poco tiempo abiertos como bar, pero la verdad es que desde el primer momento nos ha ido muy bien", cuenta Francisco, que junto a su pareja han plasmado en El Campero Cordobé la idea que más les gustaba de la hostelería cuando la veían desde la parte del cliente. "Además de los camperos, bocadillos o hamburguesas, por los que la gente ya nos conocía, ofrecemos una buena variedad de tapas para acompañar cada consumición", explica este cordobés, que ha sabido conjugar una oferta para todos los gustos con precios al alcance de todos los bolsillos.

Una muestra de las tapas que se sirven en El Campero Cordobé.

¿Su receta? Un pequeño incremento en el precio de la bebida que se compensa de manera holgada por la variedad de tapas que el cliente puede elegir para acompañarla, además de por su generosidad. Tanto es así que, como explican Francisco y Jessica, "muchos clientes saben que con apenas dos consumiciones, acompañadas por ejemplo con los montaditos que servimos, se marchan comidos de aquí".

Además de sus célebres montaditos, en la carta de El Campero Cordobé el cliente encuentra otros clásicos del tapeo como la ensaladilla rusa, la tortilla de patatas casera, las patatas bravas, o los huevos con patatas. Comida casera, sencilla y reconocible, que evita los productos precocinados y que ha enganchado con la clientela desde el primer momento, gracias también al buen trato que brinda el equipo de trabajo de este bar.

La ensaladilla rusa, una de las especialidades de la casa.

Abierto desde las 8:00 hasta el cierre por la noche, El Campero Cordobés no cierra ningún día de la semana y ofrece también desayunos y la posibilidad de disfrutar del café a media tarde. Su carta, además, incluye una buena variedad de raciones, para aquellos que quieran ir un poco más allá de sus tapas. Para los más pequeños, este bar también tiene menús infantiles, que Francisco y Jessica acompañan con una invitación para poder disfrutar de un castillo hinchable que se encuentra junto a su terraza.

Con esa propuesta atractiva y con su privilegiada ubicación en la Plaza del Zoco, no es de extrañar que la terraza de El Campero Cordobé sea un hervidero de clientes a diario. Y es que este negocio, con sello local y una apuesta muy definida y atractiva, ha logrado ganarse el favor de muchos cordobeses que lo eligen como lugar preferente a la hora de tapear.

Imagen de la amplia terraza de El Campero Cordobé.