Premios Oscar

Los Oscar cambian el ritmo con 'Todo a la vez en todas partes'

El cuarteto de mejores actores: Quan, Yeoh, Fraser y Curtis.

El cuarteto de mejores actores: Quan, Yeoh, Fraser y Curtis. / Caroline Brehman / Efe

"El mundo está cambiando muy rápido y no estamos siguiendo ese ritmo en nuestras historias". La clave la dio Daniel Kwan, codirector junto a Daniel Scheinert de Todo a la vez en todas partes, el título que ha arrasado en la última entrega de los Oscar con siete premios, incluido el de mejor película. La Academia, que el año pasado galardonó un remake pobretón como el de Coda, se ha abierto a las narrativas vertiginosas del siglo XXI y a los códigos del multiverso, una victoria que es también un homenaje a los friquis y los raritos que prefirieron el refugio de la imaginación a los dictados de la realidad. Y a las madres, las "superheroínas de verdad", como resaltó Kwan.

El entusiasmo que provocan los Daniels, que llegaban al Teatro Kodak como los favoritos tras haber vencido en casi todas las ceremonias precedentes, ha dejado el contador a cero para otros proyectos destacados del año. Ni Los Fabelman, ni Almas en pena de Inisherin, ni Elvis ni Tár lograron ninguna estatuilla. Spielberg seguirá esperando ese tercer Oscar que se le resiste desde los tiempos de Salvar al soldado Ryan.

La gala que presentó Jimmy Kimmel trajo todas las lágrimas que prometía, pero se notó también la precaución de los organizadores, que hicieron todo lo posible con un desarrollo sobrio y un tanto tedioso para que nada se descontrolara como el pasado año. El fantasma de Will Smith se apareció en varias ocasiones. "Si alguien comete una agresión durante el espectáculo le darán el Oscar a mejor actor y se le permitirá pronunciar un discurso de 19 minutos. Si ocurre lo que sucedió el año pasado o si hay un incidente violento haced lo mismo que el año pasado: nada", bromeó Kimmel.

Los Daniels, los ganadores de la noche. Los Daniels, los ganadores de la noche.

Los Daniels, los ganadores de la noche. / Etienne Laurent / Efe

Con su (cantadísimo) premio al mejor actor de reparto, Ke Huy Quan inauguró el marcador para Todo a la vez en todas partes. El niño de Indiana Jones y el templo maldito y de Los Goonies recordó nervioso y emocionado que pasó un año en un campamento de refugiados y defendió que con su Oscar, ahora, representa el sueño americano. Él había desistido de la interpretación, se había ganado la vida coreografiando escenas de acción en películas -entre ellas en la saga de X-Men- e incluso había perdido su seguro médico por falta de trabajo. Pero su mujer, contó, le decía todos los días que llegaría su momento. Y, efectivamente, el milagro se cumplió. "Seguid soñando. Mantened vuestros sueños con vida", pidió al auditorio.

No sabemos si el aviso de Jamie Lee Curtis de que no iría a la gala porque se acostaba temprano no fue más que una broma, sacada de contexto, que le soltó a un periodista, pero lo cierto es que la veterana acudió finalmente y se hizo con el triunfo en la categoría de actriz de reparto, para disgusto de Angela Bassett, que no se molestó en disimular su contrariedad. Quizás su reconocimiento por Todo a la vez en todas partes era también una compensación de la Academia, por no haberla tenido en cuenta en papeles como los de Mentiras arriesgadas o Un pez llamado Wanda, y la escena se vivió como un Oscar honorífico a su carrera. La hija de Tony Curtis y Janet Leigh se acordó de sus padres, "nominados en muchas ocasiones", pero también de los fans de las películas de género como esa serie de Halloween que ha seguido contando con ella en la madurez.

Otro miembro del reparto de Todo a la vez… subiría también al escenario: Michelle Yeoh superó finalmente a Cate Blanchett, en lo que parecía una competición muy reñida en el apartado de actriz protagonista. Yeoh, que recogió el premio de manos de Halle Berry, la última intérprete no blanca en ganar en esa categoría, se mostró muy consciente del simbolismo de su triunfo. Se dirigió a "todos los niños y niñas que se parecen a mí", dijo en referencia a sus rasgos asiáticos, y definió su Oscar como "un faro de esperanza". También infundió ánimos a las intérpretes maduras como ella, que ha regresado con fuerza a los 60 años. "Que nadie os diga que se os ha pasado el arroz".

"Que no os diga nadie que se os ha pasado el arroz", le dijo Yeoh a las actrices maduras como ella

Respondió igualmente a las expectativas Brendan Fraser, coronado como mejor actor protagonista por The Whale. Los nervios impidieron que el actor de La momia o Crash pronunciara un discurso tan bien articulado como los que había desplegado en los Critics Choice o en los SAG Awards, donde se erigió en todo un ejemplo para la gente que estaba pasando por una depresión. No pudo ser para Austin Butler, que en los Bafta y en los Globos de Oro había ganado por su transformación en Elvis. The Whale, por cierto, también le quitó el premio a la cinta de Baz Luhrmann en maquillaje y peluquería.

El triunfo de Todo a la vez en todas partes fue un respaldo a la trayectoria de A24, pero la 95 entrega de los Oscar también dio suerte a Netflix. El segundo largometraje más galardonado de la noche fue la alemana Sin novedad en el frente, que le cortó las alas a Argentina, 1985 en película internacional y se llevó otras tres distinciones: música, fotografía y diseño de producción, nueve décadas después de que otra versión del mismo libro, la de Lewis Milestone, se llevara el Oscar al mejor largometraje a principios de los años 30. Netflix se impuso también en película de animación, para el Pinocho de Guillermo del Toro, que insistió que la animación no es un género, que es cine, y puede serlo, además, para adultos.

El premio al guión adaptado fue para Sarah Polley, por el libreto de Ellas hablan, drama basado en la novela de Miriam Toews, una historia de "mujeres que defienden su futuro lejos de la violencia", como la describió la actriz y directora canadiense.

Sarah Polley, Oscar al mejor guión adaptado. Sarah Polley, Oscar al mejor guión adaptado.

Sarah Polley, Oscar al mejor guión adaptado. / Caroline Brehman / Efe

Hollywood agradeció tímidamente la inyección de espectadores y de dinero que habían aportado Avatar: El sentido del agua y Top Gun: Maverick a unas salas de cine que habían quedado tocadas por la pandemia. La épica de James Cameron se contentó con el Oscar a los mejores efectos especiales, y la secuela liderada por Tom Cruise sólo rascó la estatuilla al mejor sonido. Ni Cameron ni Cruise, por cierto, asistieron a la gala.

Black Panther: Wakanda Forever no pudo darle su anhelado Oscar a Angela Bassett, pero sí catapultó a Ruth. E. Carter como la primera afroamericana con dos Oscar por su vestuario en esta película de Marvel. Ni Rihanna ni Lady Gaga, que actuaron, pudieron hacer nada frente al encanto de Naatu Naatu, el vibrante tema de la película RRR que fue elegida la mejor canción.

La belleza y el dolor, ganadora del León de Oro y ahora en los cines, perdió en mejor documental frente a Navalny, la historia de un opositor ruso encarcelado por Putin. La esposa denunció que su marido estaba en prisión por "defender la democracia", dijo, antes de concluir: "Sueño con el día en el que volvamos a ser libres". Fue uno de los pocos mensajes claramente políticos de la gala, aunque el triunfo de Sin novedad en el frente, con su mensaje antibelicista, hiciera pensar en la invasión de Ucrania.

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