Memorias de París | Estreno en plataformas

Renacer de la metralla

Virginie Efira y Benoït Magimel en una imagen del filme.

Virginie Efira y Benoït Magimel en una imagen del filme.

Hasta cinco películas de ficción conocemos ya sobre los atentados yihadistas de París en noviembre de 2015 y sus consecuencias. Por supuesto, la estupenda Un año, una noche, de Isaki Lacuesta, a partir del libro del superviviente español Ramón González, pero también e indirectamente la delicada Mi vida con Amanda, de Mikhaël Hers, Noviembre, de Cédric Jiménez, centrada en el dispositivo policial que dio con los terroristas, No tendréis mi odio, de Kilian Riedhof, ambas de inminente estreno en cines y plataformas, y esta Memorias de París de Alice Winocour con la que nuestra querida Virginie Efira se hizo con el premio a la mejor actriz en la pasada edición de los Cesar.

Como el filme de Lacuesta, esta última se centra en las consecuencias traumáticas del atentado a través de la experiencia de una de sus víctimas, una mujer que intenta reconstruir los recuerdos de la noche fatídica en la que fue tiroteada y herida en un restaurante y que acarrea las huellas físicas, la culpa y el aturdimiento en el regreso al lugar del crimen y el reencuentro con algunos de los que allí estuvieron.

Inspirado en el caso de su propio hermano, el filme de Winocour (Augustine, Próxima) se articula así como un relato de deriva, recomposición y sanación a partir de la confrontación con los hechos y la recuperación paulatina de la memoria, un relato que, bajo el pretexto de la pesquisa de la búsqueda de un salvador, se conforma también como el viaje de descubrimiento de otra ciudad y otras realidades (la inmigración ilegal) al tiempo que refundación de una vida de pareja.

Casi sobra decir que casi todo descansa aquí sobre el seguimiento y la mirada de Efira ante el presente y el pasado que regresa en fragmentos, en la capacidad para arrastrarnos por el dolor, la duda y la empatía y en su generosidad para abrazar otros cuerpos que, como el de Benoît Magimel, en una breve pero poderosa aparición, han quedado ya para siempre marcados por los acontecimientos.