Dragged across concrete | Estreno en Filmin

Feliz día del padre (americano)

Tres largos avalan ya a S. Craig Zahler como uno de los más estimulantes renovadores del cine de género norteamericano, tres películas, Bone Tomahawk, Brawl in Cell Block 99 y ésta que nos ocupa, que torsionan y estiran formatos como el western, el cine carcelario o el criminal de aires noir en nuevas y reposadas formas narrativas en las que conviven el innegable aroma del exploit y la serie B con gestos de autor que se manifiestan en una autoconciencia revisionista no exenta de cierto trasfondo político y una innegable voluntad de estilo, aquí a la luz amarillenta de las farolas nocturnas y el rojo intenso de los faros de los coches.

Dragged across concrete recupera al trasunto de aquel Mel Gibson de la saga Arma Letal en las horas más bajas y cansadas del oficio policial, como si el peso de la corrección política de los tiempos, siempre denunciada con sorna por Zahler, hubiera caído como una losa de fatalismo sobre su espalda de agente y padre de familia en vías de extinción. A su lado, el compañero que interpreta Vince Vaughn conforma una pareja-estereotipo de la buddy movie que se autorreconoce de forma explícita como un dinosaurio que no encaja en la nueva era de la comida saludable y la vídeo-vigilancia permanente.

Desde un pleno dominio de sus resortes, Zahler estira el género del robo con psicópatas y policías al otro lado de la ley, se regodea en sus tiempos muertos, saborea y dilata cada diálogo y cada réplica entre sus dos protagonistas, pero no tiene reparos en abandonarlos para la deriva caprichosa y frívola, para demostrar sus dotes de demiurgo de una función donde el exceso violento y brutal, a veces pleno estallido gore, no siempre acompaña ni colabora a pesar de su inclusión irónica en la creciente tensión sobre el vacío que maneja con una facilidad pasmosa.

Con todo, Dragged across concrete llega a nuestra cartelera online (Filmin) justo en un momento en el que su reversión de los códigos y estereotipos entre blancos y negros en Estados Unidos puede dar lugar a mayor número de lecturas erróneas y malentendidos en su ambigüedad limítrofe con la gran broma macabra. Un poco a la manera de Tarantino en Django o Los odiosos ocho, esta película de un blanco listo, cinéfilo y astuto también pone ante el espejo deformante todos esos clichés de la historia de una nación, sus miedos y su representación fílmica.