Being the Ricardos | Estreno en Amazon Prime

El espectáculo debe continuar

Javier Bardem y Nicole Kidman son Desi Arnaz y Lucille Ball en el filme de Sorkin.

Javier Bardem y Nicole Kidman son Desi Arnaz y Lucille Ball en el filme de Sorkin.

Aaron Sorkin (The Newsroom, La red social, Molly’s game) prosigue en su empeño de contar y descifrar el alma bastarda de Estados Unidos en este nuevo retrato basado libremente en hechos y personajes reales, aquellos Desi Arnaz y Lucille Ball que convocaban cada semana a más de sesenta millones de espectadores con su popular show I Love Lucy (CBS, 1951-1960), quintaesencia de la televisión patrocinada que hizo de los valores familiares y la comedia autorizada su seña de identidad para ganarle el pulso al cine como nuevo espectáculo de masas. 

Una historia que, como suele ser ya también marca de la casa, Sorkin organiza en una férrea y vistosa estructura dramática de esas que se enseñan en los talleres de guion, narrando con distancia y contexto histórico desde el presente, viajando al pasado de la pareja en cortes transversales y pasando uno a uno los días de preparación y roce creativo de un nuevo episodio de su serie marcado por la publicación de la noticia de que ella era comunista en plena caza de brujas al tiempo en que queda embarazada y parece llegar al límite de la sospecha sobre las infidelidades de su marido. Ball es Nicole Kidman, o lo que queda de ella bajo el disfraz imitativo, los retoques y la máscara; y Arnaz es nuestro Javier Bardem, que presta porte varonil, seducción latina y acento cubano a un personaje que Sorkin convierte también en depositario de esos valores de la integración y la ciudadanía multicultural gracias al esfuerzo y la ética en un mundo de tiburones, tabloides y censura.

Being the Ricardos ha de verse así como un retrato de la pareja y el mundo de la televisión y como nuevo alegato de Sorkin por esa Norteamérica capaz de integrar sin contradicciones el sentido del espectáculo y la profesionalidad y las pequeñas batallas contra la restricción de libertades o la persecución por cuestiones ideológicas, alegato que, como en El juicio de los 7 de Chicago, sigue mirando de reojo a la actualidad.  

Siempre más pendiente de afinar los elementos dramáticos y dialogados, Sorkin se desinteresa por cuestiones formales parapetado tras el diseño de producción y la recreación escenográfica de época, para decantarse finalmente por el personaje de Ball como preferencia de foco que le permite además, en un nuevo redoble de corrección y actualización de su historia, sumarse al carro de ese neo-feminismo que hace de ella la verdadera víctima de un sistema, ya saben, aquel Hollywood clásico y sus inercias llevadas a la televisión, dictado, guiado y firmado por hombres.

A la postre, en su apuesta (vía Amazon) por entrar en la carrera final de los Oscar, Being the Ricardos deja ver sus hilos y costuras de autor tanto como cierto aroma moralizante que contradice en cierta manera el tono supuestamente liberal de su propuesta.