Bajo terapia | Crítica

Matrimoniadas tóxicas

Alexandra Jiménez, Fele Martínez y Antonio Pagudo en una imagen del filme.

Alexandra Jiménez, Fele Martínez y Antonio Pagudo en una imagen del filme.

Regresa a las salas Gerardo Herrero, diecinueve largos ya a sus espaldas y muchos de ellos también a las nuestras, para sumarse a la agenda político-cultural del audiovisual del momento a propósito de las masculinidades tóxicas (y violentas), los matrimonios descompensados, las paternidades inseguras y otras cuitas e hipocresías pequeño-burguesas en formato enlatado. 

Basada en la obra teatral de Matías del Federico, Bajo terapia reúne a tres parejas desconocidas entre sí en un local de teleserie para lanzarlas a una tosca y altisonante función expiatoria sobre sus defectos, anhelos y secretos, parejas que se irán dando el relevo y la réplica al toque de la corneta que marca la apertura de unas cartas dejadas por la terapeuta.

Todo aquí exuda esa sensación de artificio impostado y mecánico sin que en ningún momento se trasciendan los materiales y temas con elecciones de puesta en escena, disimuladas con la clásica steady-cam siempre en movimiento amortizada hasta el último euro. Tampoco con la dirección actores, liberados al estereotipo y el histrión, y donde Fele Martínez y Alexandra Jiménez resultan especialmente irritantes.

A los postres, la cinta se reservaba un retruécano final sacado de la manga que tampoco arregla ni justifica los excesos de tono, de la increíble familiaridad inicial entre el grupo a la no menos inverosímil apertura emocional de cada pareja y cada personaje, truco barato y efectista para dar salida al atolladero y recompensar conciencias ofendidas y denunciatorias.