@buelos | Crítica

Emprender hasta la muerte

Ramón Barea, Carlos Iglesias y Roberto Álvarez en una imagen de 'Abuelos'.

Ramón Barea, Carlos Iglesias y Roberto Álvarez en una imagen de 'Abuelos'.

Me entero de que el hijo de Aznar y Botella anda detrás de la producción de esta amable comedia costumbrista a costa de los jubilados y sus esperanzas de vida, también que detrás de la operación hay una campaña de apoyo a emprendedores mayores de 50 años avalada por una de las grandes empresas del Ibex 35. Y no me extraña lo más mínimo, habida cuenta del panfleto sentimental y neocon que articula una película destinada a precalentar con chascarrillos de parque y mensajes positivos ese horizonte laboral con trabajo hasta los setenta y pensiones públicas recortadas.

El pretexto ficcional para esta operación ‘Jubilado Feliz’ pasa por tocar los más previsibles resortes y fibras del buenismo y convertir a los personajes en caricaturas del abuelo torpe con la vida moderna, solidario y comprensivo con los hijos y los nietos, emprendedor disciplinado, aún abierto al amor maduro o confidente con la esposa, tipos que Carlos Iglesias, Roberto Álvarez y Ramón Barea defienden a duras penas entre tics de teatro de variedades y una sobriedad de cartón piedra.

El resultado, bajo mínimos fílmicos y máximos de almíbar, no dista mucho del publirreportaje dramatizado de cualquier entidad bancaria dispuesta a reforzar la confianza de sus clientes para que sigan pidiendo préstamos e hipotecas al TAE que les venga en gana.

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