Premios Oscar

Prosigue el ascenso latino y afroamericano

  • La mejor noticia de esta edición es que la impostura de 'La favorita' llegara con diez nominaciones y se fuera con un solo Oscar

Spike Lee y Mahershala Ali, con sus Oscar al mejor guión adaptado y al mejor actor de reparto respectivamente.

Spike Lee y Mahershala Ali, con sus Oscar al mejor guión adaptado y al mejor actor de reparto respectivamente. / Etienne Lauren (Efe)

Hubo un tiempo en que los Oscar señalaban tendencias. Los consecutivos a mejor película en 1953, 1954 y 1955 a De aquí a la eternidad de Zinnemann, La ley del silencio de Kazan y Marty de Mann, cuyos directores también lograron el de mejor dirección, fueron el reconocimiento al cine moderno americano. El de 1969 a Cowboy de medianoche (primera película clasificada X que lo logró) remató una década de vertiginosos cambios. El de 1972 a El Padrino representó la emergencia de la nueva generación de los Allen, Lucas, Spielberg o Scorsese y la esperanza –después frustrada– de reencontrar la fórmula de la obra maestra taquillera que había hecho la grandeza de Hollywood, cerrando esta década excepcional los logrados por Annie Hall y El cazador.

No exagero si les digo que desde entonces muy pocas películas premiadas han simbolizado nuevas tendencias creativas e innovadoras en el cine. Si acaso –dentro de los movimientos igualitarios– que en las categorías de mejor película y mejor dirección se hayan premiado en la última década películas dirigidas por mujeres (Katherine Bigelow, En tierra hostil, 2009), negros (Steve McQueen, 12 años de esclavitud, 2013) y latinos (Cuarón, Gravity, 2013), abriendo los dos últimos una senda por la que después han transitado González Iñárritu (Birdman en 2014 y El renacido en 2015), Barry Jenkins (Moonlight, 2016) y Del Toro (La forma del agua, 2017).

Pese al cabreo de Spike Lee, que se levantó de su asiento para irse cuando se anunció que Green Book –que él considera blanda y complaciente– le arrebataba el Oscar a su Infiltrado en el KkkKlan –peor película que la ganadora, por blanda y complaciente que ésta fuera y blanco su director–, los premios más importantes de este año prolongan esta única tendencia significativa observada en la última década.

Que la mejor película haya sido el alegato antirracista Green Book –una buena historia bien filmada y soberbiamente interpretada– y el mejor director, Cuarón con su Roma –quinta vez en esta década que un mexicano logra este galardón–, a la vez que Cuarón se lleva también el de fotografía (con polémica por ignorar la contribución de Galo Olivares) y el de mejor película de habla no inglesa, lo confirman. Al igual que lo hace que el afroamericano Mahersala Ali lograra por segunda vez el Oscar al mejor actor de reparto por su interpretación en Green Book y que el obtenido por Regina King por la de El blues de Beale Street prolongue los logrados en esta categoría por las actrices afroamericanas Jennifer Hudson en 2006, Mo’Nique en 2009, Octavia Spencer en 2011, Lupita Nyong’o en 2013 y Viola Davis en 2016.

Nada que decir de los Oscar al mejor actor logrado por Rami Malek (las poderosas interpretaciones de sus contendientes Bale, Dafoe y Mortensen también podrían haberlo obtenido) y a la mejor actriz otorgado a Olivia Colman por su fabulosa interpretación en La favorita (único mérito de ese sobrevalorado merengue visual que engorda sin alimentar). Sólo le hacían sombra la Melissa McCarthy de ¿Podrás perdonarme algún día? y la fastuosa y eternamente nominada –siete veces– Glenn Close.

El Oscar al mejor guión original se lo llevó Green Book cuando en mi opinión lo debió ganar Paul Schrader por El reverendo y el de mejor guión adaptado lo logró Infiltrado en el KkkKlan cuando creo superiores los de ¿Podrás perdonarme algún día? y El blues de Beale Street. En cuanto a la banda sonora, la buena noticia es que no lo ganara Marc Shaiman por el mamarracho de El regreso de Mary Poppins. Lo demás da igual.

La mejor noticia de esta edición es que la impostura de La favorita llegara con diez nominaciones –entre ellas mejor película, director y guión original– y se fuera con un solo Oscar. Hay justicia. Aunque para mí el Oscar más justo de este año lo dio la Academia el pasado: el honorífico que el genial –y escribo genial con todo el peso de la palabra– Lalo Schifrin recibió en noviembre por toda su carrera en la gala que no sé por qué puñetas separan de la gran noche.

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