Artes escénicas
El ‘Caudal’ del mejor flamenco se desborda en el Maestranza
BIENAL DE FLAMENCO
Aunque las cifras no garanticen la calidad de un programa cultural, lo cierto es que la Bienal de Flamenco, a diferencia de otros festivales jondos, destaca cada año por ofrecer una amplia y diversa oferta que permite a la afición y al público disfrutar de un gran número novedades, cuya deriva y giras nacionales e internacionales dependen en parte de la respuesta que reciban aquí. Así, desde este 8 de septiembre al 1 de octubre, la cita sevillana acogerá, además de las actividades paralelas, un total de 68 espectáculos de los 23 son estrenos mundiales y otros cinco estrenos en Sevilla, fruto de co-producciones de la Bienal con centros e instituciones como La Villette de París, el Thèâtre de Nimes, el Grec de Barcelona, la Bienal de Danza de Venecia o el Festival de Mont de Marsan. Junto a otros como el de Alfonso Losa, Mercedes de Córdoba o Florencia Oz e Isadora O’ Ryan que, sin ser estrenos, se ponen por primera vez sobre las tablas de los escenarios sevillanos, después de la excelente acogida y el reconocimiento recibido en el Festival de Jerez o el de Paula Comitre, una coproducción del Teatro Chaillot de París con la que la joven se presenta en solitario tras el Giraldillo Revelación en 2020 por Fandango.
De ellos, llama la atención, tanto por el papel destacado que tienen en el cartel (todos en los grandes escenarios y en el prime time), como por el ritmo de ventas de entradas o por la expectación que despierta en la crítica, que sean los protagonizados por mujeres los más esperados de esta edición. Especialmente en el caso del baile donde, acudiendo de nuevo a los datos, lideran 13 de los 16 grandes estrenos, más del 80 por ciento.
Parece evidente, por tanto, como señala a este diario el periodista, Fermín Lobatón, que en estos momentos se percibe “una potente ola de renovación y una especial motivación para crear y elaborar nuevos discursos expresivos entre las bailaoras”. En este sentido, el crítico destaca la disposición a “ser dirigidas o guiadas para mejorar su creación”, así como a establecer “nuevas alianzas musicales, más allá de las tradicionales” que les abran nuevos caminos dancísticos. “Digamos que se buscan”, manifiesta.
Al respecto, Ana Morales, que con Peculiar pisará por primera vez el Teatro Maestranza (16 de septiembre), considera que, si bien en la danza siempre ha habido una mayor representación de mujeres, es cierto que ahora son las que “toman las riendas de las compañías con más fuerza”. En este sentido, las bailaoras lideran la escena mundial con obras que construyen íntegramente, traspasando la faceta artística (la interpretación y lo coreográfico), para pasar a dirigir los equipos, elegir los elencos, tomar decisiones estratégicas sobre sus carreras, etcétera.
En cualquier caso, este periodo de efervescencia creativa no es más que el resultado de la “amplísima formación, no sólo de conservatorio, sino de la trayectoria acreditada que la mayoría de ellas tiene en compañías públicas o privadas”, apunta Lobatón. Refiriéndose a la generación de artistas, generalmente de entre treinta y cuarenta años, que cuenta con un acreditado y solvente currículo de años de experiencia junto a las mejores figuras como para afrontar ya sus propios proyectos con madurez y solvencia.
“Nosotras tuvimos la suerte de vivir una época donde había compañías en las que podías crecer y aprender, no ya de baile, sino del trabajo con los músicos, del lenguaje escénico, de cuestiones técnicas…”, confiesa Mercedes de Córdoba, consciente de que ese bagaje lo están perdiendo las más jóvenes por la falta de elencos estables, debido a la precariedad. Precisamente por eso, como parte de su compromiso artístico, la bailaora convocó audiciones abiertas -a las que se presentaron 140 candidatas- para elegir el cuerpo de baile de Sí, quiero, la obra que traerá al Lope de Vega el 22 de septiembre (20 horas) con el aval del premio en Jerez a la guitarra con alma y mejor composición, de Juan Campallo, y al de la artista revelación de Águeda Saavedra.
Ella, como el resto de sus coetáneas, ha tomado el relevo natural a las grandes maestras de las que han aprendido directamente, como Manuela Carrasco (28 de septiembre en el Maestranza) o Eva la Yerbabuena, cuyas figuras reivindica el propio cartel de este 2022. En esta línea, el director de la cita, Chema Blanco, explica que se trata de recoger la idea de “la transmisión” con la que se ha trabajado esta Bienal. “Hemos revisitado la mítica imagen de Colita en el momento actual, no como un homenaje sino como un reconocimiento al trabajo de la mujer, que son las que mandan y las que mejor representan el presente de este arte”, defiende. Sobre todo, porque para Blanco, “esa transmisión y esa admiración se produce de manera mucho más asertiva entre ellas que entre los hombres”, de ahí que haya querido destacar su presencia incluso con un pregón pronunciado por primera vez por una mujer, Laura García Lorca.
En esta cadena, no hay duda de que es Manuela Carrasco -Premio Andaluz del Flamenco del Grupo Joly- la que se erige ahora como matriarca. Por un lado, porque “Manuela es Sevilla y es un referente y un icono del baile”, señala el director, y después “porque hace suya la soleá y crea una escuela que vemos reflejada en las que les siguen”. “No había visto nunca bailar a una mujer con tanta fuerza y defendiendo su cultura, su bagaje y su raza”, admite.
Especial protagonismo tiene también Eva la Yerbabuena, a la que se le entregará este jueves el recién creado Primer Giraldillo Internacional Flamenco ‘Ciudad de Sevilla’ y que repetirá, como ya hizo en 2020, dando el pistoletazo de salida a la Bienal el día 10 de septiembre en el Maestranza con Re-fracción (Desde mis ojos), una reflexión sobre la identidad que comparte con el bailarín Juan Kruz Díaz de Garaio Esnaola.
Asimismo, de ese presente que quiere reflejar la programación de este año se esperan con ganas los proyectos de María Moreno y Patricia Guerrero, dos artistas a las que se les ha visto crecer en el festival sevillano. Para Moreno es un orgullo formar parte de la imagen de esta Bienal, “de ese empoderamiento femenino que viene tan de atrás”, dice, haciendo hincapié en que “sin esas maestras que nos labraron el camino, teniéndolo mucho más difícil que nosotras, seguramente no estaríamos creando desde la libertad que lo hacemos ahora”, subraya.
En su caso, tras el Giraldillo Revelación de 2018 por De la concepción y el Giraldillo al Momento Mágico por su celebrado More (no) More, la gaditana continúa “la apuesta por mi personalidad como bailaora” en o../o../.o/o./o. (soleá), que estrena el 22 de septiembre en el Central y “en la que estoy trabajando duro, recogiendo todo el cariño recibido por More (no) More pero sin dejar que me condicione”, explica al otro lado del teléfono.
Que las mujeres en el flamenco siempre han roto barreras defiende también Patricia Guerrero, para la que se abre el Maestranza el día 14 de septiembre Deliranza, una ambiciosa producción sobre la creación artística con la que vuelve a los escenarios tras el Premio Nacional de Danza 2021. De hecho, reconoce entre sus referencias nombres como el de Belén Maya, “una pionera en cuanto a la búsqueda de otras estéticas, Rocío Molina o la misma Eva… Mujeres que rompieron lo establecido y que han querido explorar a través de la creación”, acentúa. En esta línea, opina la granadina, “lo que hacemos es seguir su estela”.
Una estela que cada una recorre desde discursos, estéticas e imaginarios completamente distintos. Ya sea desde la maestría de la bailaora y coreógrafa Rafaela Carrasco, que tras el éxito internacional de Nacida sombra (2017) y Ariadna. Al hilo del mito (2020) afronta el 26 de septiembre en el Maestranza Nocturna, arquitectura del insomnio, junto al dramaturgo y poeta Álvaro Tato; desde la firmeza de la siempre sorprendente Rocío Molina, que emprende en Carnación (30 de septiembre en el Maestranza) un itinerario abierto en torno al deseo; desde el virtuosismo de Olga Pericet, que busca esta vez el diálogo entre el animal y el instrumento en La Leona (11 de septiembre en el Central), el primer prototipo de guitarra española y flamenca, o desde la búsqueda incansable de Lucía Álvarez ‘La Piñona’ que en Insaciable (21 de septiembre en el Central) explora sus límites en un “destape emocional, corporal y artístico”.
También desde lugares más apegados a la tradición, como lo hará Pastora Galván con la guitarrista María Marín el 27 de septiembre en el Lope de Vega o desde otros más vanguardistas como los que proponen Yinka Esi Graves (18 de septiembre), Luz Arcas/La phármaco (1 de octubre), Charo Martín (25 de septiembre) o Chloé Brûlé y Marcos Vargas, cuyo Origen se podrá ver el 27 de septiembre. Todos en el Teatro Central.
Por otra parte, en el cante, una disciplina donde la oferta decae ampliamente, el programa plantea siete conciertos de mujeres entre los que se encuentran los estrenos mundiales de La Tremendita, que pisa el 18 de septiembre el Maestranza con Principio y origen; el Status quo de Marina Heredia, que presenta el 24 de septiembre también en el Maestranza; la Rúbrica que firma María Terremoto con el piano de Pedro Ricardo Miño el 13 en el Lope de Vega y el Flamenco íntimo de Mayte Martín el 29 en el mismo coliseo sevillano. A los que hay que sumar los recitales del ciclo Gratia Plena, que acoge la Iglesia de San Luis de los Franceses a la hora del ángelus los ecos jondos de las jerezanas Juana la del Pipa (día 11), Dolores Agujetas (día 18) y La Macanita (día 25). Sin duda, una oportunidad única de disfrutar de la riqueza y variedad del universo jondo, con acento de mujer.
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